Para Sherri Tenpenny, Dios está del lado de quienes rechazan las vacunas antiCOVID. Ganar dinero, dicen sus críticos, es la mayor vocación de esta osteópata de Ohio.

Desde una membresía premium anual a un podcast de 240 dólares hasta seminarios web de 165 dólares sobre por qué las personas “no deberían vacunarse” y suplementos de salud, así como conferencias con costo de ingreso, Tenpenny dirige un emprendimiento sustentado en un activismo basado en la negación del COVID, el rechazo a los inmunizantes y el desdén por las mascarillas y los testeos.

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Una investigación de la AFP reveló que esta viuda de 63 años desarrolló un negocio en torno al escepticismo por el coronavirus, al tiempo que debe al fisco estadounidense al menos medio millón de dólares.

A principios de año, fue nombrada como una de las peores propagadoras de falsedades, mitos y declaraciones engañosas sobre las vacunas. El grupo contra el odio digital Center for Countering Digital Hate (CCDH) apodó “Docena de la desinformación” a la organización de Tenpenny.

Un estudio la ubicó entre los mayores especuladores antivacunas de Estados Unidos. Pero en comentarios a la AFP, Tenpenny defendió sus puntos de vista al asegurar que no está diseminando desinformación y que simplemente se está “ganando la vida”.

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Su negocio se alimenta de las redes sociales y la desconfianza en los funcionarios de salud pública, dos factores responsables de que más del 25% de los adultos estadounidenses elegibles para vacunarse se nieguen a hacerlo. Mientras que la administración del presidente Joe Biden les ruega a los escépticos que se vacunen, Tenpenny califica al COVID-19 como una crisis fabricada y una forma de control gubernamental.

En un discurso ante legisladores de Ohio en junio, mostró imágenes en línea de personas supuestamente “magnetizadas” tras vacunarse contra el COVID. “Se ponen una llave en la frente y se pega. Pueden ponerse cucharas y tenedores en todo el cuerpo y se pegan”, dijo en declaraciones que fueron rápidamente desacreditadas pero que resonaron en todo el país.

YouTube eliminó esas filmaciones de Tenpenny por considerar que transgredían las normas de la plataforma sobre información dañina. Muchos otros videos de Tenpenny fueron verificados y resultaron falsos o engañosos y numerosas cuentas de redes sociales fueron suspendidas o canceladas. Pero gran parte de su prolífica producción sigue siendo accesible, lo que ilustra el problema de eliminar el contenido peligroso de la web, algo que las grandes tecnológicas aún deben resolver.

“Madriguera”

Rachelle Eaton, quien vive a media hora en auto de Tenpenny en el área de Cleveland, se horrorizó con las palabras de la médica ante los legisladores. “Nadie quiere esta vida”, señaló Eaton, que padece problemas cardíacos y pulmonares, debe inhalar oxígeno a menudo, y es incapaz de recordar cosas sencillas debido al COVID-19.

“Esta doctora sacó a mucha gente por esta madriguera de información errónea”, dice esta mujer de 52 años que padece el llamado “COVID largo” tras contraer la enfermedad a pesar de haber hecho “todo lo correcto”, como usar mascarilla y salir de casa solo para trabajar.

Eaton, que dejó su empleo de contadora debido a la enfermedad, se distanció de vecinos y compañeros de trabajo que no se tomaron en serio la pandemia. Vio a gente de su comunidad sucumbir a la “locura” de las ideas de Tenpenny sobre las vacunas.

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“Ella es peligrosa y lo que la hace tan peligrosa es que creo que su audiencia son esas madres jóvenes que solo quieren hacer lo que es mejor para sus hijos”, dijo sobre Tenpenny. Para sustentar que las vacunas antiCOVID matan gente, Tenpenny cita datos del Sistema de Información de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS, en inglés), un banco de datos del gobierno federal.

Pero el VAERS no es más que una recopilación de informes no verificados de efectos secundarios de las vacunas, que no prueban causalidad. La AFP ha verificado repetidamente afirmaciones erróneas sobre el sistema. Después de ver el testimonio de Tenpenny ante los legisladores, Eaton se preguntó, perpleja, “por qué la junta (médica) no le quitó su licencia en el momento”.

Un grupo que representa a los reguladores médicos advirtió en julio que aquellos profesionales que difunden información inexacta sobre la vacuna contra el COVID-19 se exponen a medidas disciplinarias, incluida la suspensión o revocación de sus licencias. Hasta ahora, Tenpenny no ha enfrentado esa sanción.

“Campo de entrenamiento”

Aunque no está formada en epidemiología, el estatus médico de Tenpenny -su graduación como osteópata en 1984 fue confirmada- le otorga credibilidad ante sus seguidores. Pero sus críticos la describen como una charlatana cuyo negocio en línea contribuye a la pérdida innecesaria de vidas al socavar la confianza en las vacunas, especialmente las que son contra el COVID-19, a las que define como “mortales”.

Tenpenny vendió un “taller” de una semana sobre vacunas por varios cientos de dólares en el otoño boreal de 2020 y luego otro a principios de este año. Más recientemente, el 5 de agosto, promovió una “Cruzada por la Libertad” en California a 57 dólares la entrada.

Dos empresas -Choonadi LLC y Requeza LLC- registradas en Ohio en 2015 y 2018, respectivamente, comercializan los productos de Tenpenny. La osteópata, que pasó años batallando en los tribunales contra la agencia impositiva de Estados Unidos (IRS), se negó a comentar si existe una conexión entre sus actividades comerciales y sus deudas fiscales.

Batalla fiscal

Los registros públicos registran desde hace más de dos décadas la dirección de Tenpenny como una propiedad cerca del aeropuerto internacional de Cleveland. Imágenes satelitales de Google muestran una casa suburbana a la sombra de los árboles con un amplio jardín.

Es la dirección que figura en los embargos fiscales de los que ha sido objeto repetidamente. Una de las deudas registradas supera los 1,5 millones de dólares, pero los documentos del IRS muestran actualmente cuotas impagas de más de 500.000 dólares.

En 2013, un juez citó un precedente sobre desestimar afirmaciones “irracionales o totalmente increíbles” para rechazar el argumento de que ella es una “no contribuyente”. Tenpenny había solicitado una orden judicial para que el IRS cerrara sus libros sobre ella, y que “todos los montos pendientes se pusieran a cero”.

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“La cantidad que el IRS afirmó originalmente que debía se ha disparado año tras año por intereses compuestos y multas hasta la cantidad actual, que parece exorbitante”, dijo Tenpenny. Al ser consultada por detalles adicionales sobre sus finanzas, respondió: “No es asunto suyo”.

Con base en datos públicos y de patentes, el proveedor de información comercial Dun & Bradstreet informó que la clínica de la osteópata, conocida como Tenpenny Integrative Medical Center, ostenta un estimado de 4,04 millones de dólares en ventas anuales.

Además de integrar la “Docena de la desinformación”, fue incluida en la lista del CCDH de “especuladores de la pandemia”, que reúne a figuras antivacunas que operan empresas u organizaciones con ingresos significativos. Una página de Facebook creada hace una década para burlarse de la osteópata lo dice de manera más directa. Su título: “‘Doctora’ Tenpenny: Cómo hacerse rico con la estupidez”. Cuando se le preguntó sobre la acusación de lucrar en forma indebida, Tenpenny escribió: “No nos disculpamos por ganarnos la vida”.

Mensaje cristiano

Conocida en el movimiento antivacunas por más de 20 años, Tenpenny publicó un libro en 2008 titulado “Saying No To Vaccines” (Decir no a las vacunas), que impulsó la desacreditada teoría de que éstas causan autismo. Ella apoya su postura con un mensaje cristiano, en sintonía con muchos de los conservadores estadounidenses que criticaron el confinamiento, las mascarillas y otras medidas para contener la pandemia.

Tenpenny mostró claramente estas opiniones en una transmisión de video del 15 de junio titulada “La meta satánica detrás de la Plandemia COVID”. Allí relacionó a “gobernantes, autoridades, poderes cósmicos en la oscuridad que nos rodea y fuerzas espirituales malignas en el reino celestial” con la enfermedad que deja más de 4,5 millones de muertos en el mundo, 630.000 de ellos en Estados Unidos.

Aquellos que sucumbieron y fueron inoculados “necesitan acercarse al Señor con un corazón realmente apesadumbrado y el mayor profundo pesar que puedan reunir. Necesitan arrepentirse del pecado del miedo”, dijo durante un evento de julio llamado “Estados Unidos, despierta.” Por más descabelladas que sean, sus ideas se han ganado una audiencia masiva.

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Más temprano este año, el CCDH informó que Tenpenny y otros activistas antivacunas reunían en conjunto unos 59 millones de seguidores en las redes sociales. Según la investigación, fueron responsables del 65% de la desinformación contra las vacunas y las teorías conspirativas que circularon en Facebook y Twitter entre febrero y marzo de 2021.

Biden se refirió en julio a la “Docena de la desinformación” cuando instó a los gigantes tecnológicos a tomar medidas enérgicas contra los difusores de información falsa que, dijo, están “matando gente”.

Cuando se le pidió una respuesta a las críticas de Biden, Tenpenny dijo: “No son solo 12. Hay millones que han hecho nuestra investigación y están publicando en Internet. Esto no es desinformación”. En cuanto a si su consejo podría ser dañino, incluso fatal, para sus seguidores, respondió: “¿Cuán responsable se sentiría si millones mueren por esta inyección?”.

La difusión sigue

Pamela Glasner, escritora y cineasta que vive en Connecticut, presentó una queja ante Facebook tras la difusión de las declaraciones falsas de Tenpenny sobre el magnetismo, y ver que otros las reproducían. “Es irresponsable y dañino”, aseveró.

Para Imran Ahmed, director ejecutivo de CCDH, “Tenpenny ofrece una mezcla letal de desinformación y conspiración loca”. En su viralizado discurso ante los legisladores de Ohio, Tenpenny se refirió a la desacreditada teoría conspirativa de que existe una “interfaz” entre las vacunas antiCOVID y las torres 5G. Los comentarios llamaron la atención de los gigantes de las redes sociales, con consecuencias para Tenpenny.

Su cuenta de Twitter fue suspendida permanentemente el 1 de julio por violar las reglas sobre información falsa relativa al COVID-19. Facebook afirma haber eliminado tres decenas de páginas, grupos y cuentas vinculadas a integrantes de la “Docena de la desinformación”.

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Específicamente, dijo haber “tomado medidas contra muchas de las páginas asociadas con la Dra. Tenpenny” en Facebook e Instagram, y eliminado una cuenta asociada con otro de sus negocios, Vaxxter. Pero el mensaje de Tenpenny continúa difundiéndose a través de otros medios en línea, incluido el sitio web Vaxxter.com, donde solicita donaciones desde 25 dólares, dos canales de Instagram y una cuenta personal de Facebook.

Es particularmente activa en Telegram, una aplicación de mensajería prohibida en algunos países por sus métodos de encriptación. Sus seguidores aumentaron de 100.000 a más de 120.000 en las últimas semanas. Otros miles se dirigen a ella en Gab, un foro que dice defender la libertad de expresión.

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Tenpenny también coquetea con la política, al hablar en el evento “Estados Unidos, despierta” junto a Mike Lindell, director ejecutivo de la compañía My Pillow que respalda las infundadas afirmaciones de fraude electoral del expresidente Donald Trump en 2020. Los productos de Lindell se comercializan en el sitio web personal de Tenpenny. Pero las ventas siguen siendo el núcleo de sus actividades.

Quienes llaman a la clínica de Tenpenny en el área de Cleveland reciben el mensaje “marque tres” si desean solicitar un suplemento. Otras opciones ofrecen una “consulta paga sobre vacunas” o agendar una charla. “Si llama por la ivermectina o la hidroxicloroquina, marque cuatro”, agrega el mensaje, en alusión a tratamientos antiCOVID no probados. Para Eaton, tal negocio es irreconciliable con la atención médica legítima. “Es una estafadora con bata y esas son las más peligrosas”, dijo sobre Tenpenny.

Fuente: AFP.

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