A la imagen de Naomi Osaka, cada vez más deportistas hablan públicamente de su depresión, una palabra que era un tabú en un mundo en el que los problemas mentales son a menudo percibidos como una debilidad. Incluso si todavía cuesta mucho tratar el tema, la palabra empieza a liberarse.
La japonesa Osaka no es la primera en mencionar la depresión, pero su estatus de estrella del tenis con cuatro Grand Slams en su palmarés le ha permitido tener una resonancia especial a este problema bastante común entre los deportistas.
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La antigua número 1 mundial explicó que ha tenido largos periodos de depresión tras su victoria en el US Open de 2018 y que esta ha sido una de las razones para no acudir a las conferencias de prensa durante Roland Garros, sin que fuera escuchada por la organización del torneo.
La japonesa engrosa una lista de nombres prestigiosos que han hablado de sus depresiones: los nadadores Michael Phelps e Ian Thorpe, el ciclista Tom Dumoulin o el tenista Nick Kyrgios. Otros muchos menos conocidos también lo han sufrido.
‘Suicidas’
“La depresión es una palabra que tiene una connotación peyorativa y que está mal entendida por la población”, explica el profesor Philippe Godin, psicólogo del deporte en la Universidad de Lovaina (Bélgica).
“En el deporte hay que estar fuerte, mostrar que eres duro, casi invencible. Por lo que no es compatible con tener una debilidad”, aseguró para explicar el silencio que ha marcado la pauta durante décadas. Crisis de ansiedad o problemas de comportamiento pueden ir hasta episodios depresivos más graves.
“Incluso hay suicidios”, como el de Kelly Catlin, ciclista triple campeona del mundo de persecución y plata en Rio-2016, fallecida en marzo de 2019 a los 23 años, recuerda Yannick Boulanghien, terapeuta del deporte. “Hay muchos factores exteriores, como la exposición o los desafíos, que meten presión”, explica.
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Lo que ha cambiado en los últimos años, gracias a algunos pioneros como Andre Agassi, es que sean capaces de explicarlo. “¡Ya era hora! Hace treinta años que estoy en el medio e insisto en que los deportistas tienen emociones como todo el mundo”, dice Meriem Salvi, psicólogo que se ocupa entre otros de la estrella del judo francés Teddy Rinner.
“Pero sigue siendo complicado un diagnóstico de depresión en un campeón. Tienen una capacidad de esconderlo bastante impresionante”, añade. Las entidades que tratan con los deportistas de alto nivel a veces no tienen la capacidad para detectar el problema o para responder al mismo.
Cambios en las dos últimas décadas
Pero tratar la salud mental de los deportistas ha cambiado en los últimos 20 años. En Francia, por ejemplo, el Insep (Instituto Nacional del Deporte) cuenta con un equipo de psicólogos. “Cada vez tenemos más solicitudes con los deportistas en dos dimensiones: mejorar el rendimiento y la psicología”, explicó en diciembre Anaelle Malberbe, una de las cinco psicólogas del Insep. Este seguimiento no está generalizado. Algunos países están más atrasados.
“Hace 20 años, cuando hablaba de eso en los congresos, nadie me escuchaba. Esto ha cambiado. Hoy diría que el 10% de la población deportiva tiene un seguimiento psicológico, es interesante”, añade Godin. “Hace falta un acompañamiento psicológico para los campeones, no solo en la preparación mental, que no tiene nada que ver”, insiste Meriem Salvi. Un camino todavía largo...
Fuente: AFP.