Hoy es un día muy especial en el que recordamos la noble profesión de la enfermería, que es sinónimo de vocación de servicio y amor al prójimo. La mano que sostiene al paciente, sollozando o gritando de dolor, al llegar al hospital es de una enfermera o enfermero, ellos son los valientes combatientes que se encuentran en primera línea del sistema de salud, que se exponen a todo y más aún en estos tiempos de pandemia del COVID-19, por ello: ¡salud enfermeros en su día!

Graciela Ortiz de Noguera tiene 54 años y 29 años de servicio en el Hospital de Clínicas, donde es jefa del departamento de Enfermería y es una de las más antiguas enfermeras con las que cuenta el hospital escuela. Para ella, ser enfermera representa un compromiso que va mucho más allá de la institución porque cree que es un don que le fue encomendado por Dios para atender al prójimo.

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“Ser enfermera no solamente es un trabajo, es vocación, servicio, es entrega. La enfermería es un don de Dios abocado al servicio y al elegir ser enfermera o enfermero, uno debe saber que se dedicará a servir a los demás, al enfermo, al prójimo en el ejercicio de esta noble profesión”, señaló la licenciada en enfermería Graciela Ortiz de Noguera en comunicación con La Nación, al conmemorarse el Día Internacional de la Enfermería, este 12 de mayo, en homenaje a la fecha de nacimiento de la precursora de la enfermería profesional moderna, la británica Florence Nightingale (1820-1910).

Relató que tiene muchas anécdotas, tanto buenas como las no tan buenas, pero que pese a ello, ama su profesión, que a veces se torna hasta injusta por la poca paga que deriva al multiempleo de sus colegas para llevar un poquito más de dinero a su casa, poniendo en primer lugar el trabajo y dejando de lado su propia vida y el cuidado de su familia.

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Graciela Ortiz de Noguera, licenciada en enfermería con 29 años de servicio y jefa del departamento de Enfermería de Clínicas. Foto: Gentileza.

Duele la precariedad

Desde sus inicios en la noble profesión, Graciela fue destinada a urgencias de Clínicas, donde ve llegar a heridos, a personas con mucho dolor, a familiares desesperados y hasta quienes llegan muertos, y lo que más le duele es no contar con la infraestructura adecuada para asistirlos debidamente y con la situación de pandemia, el personal de enfermería, así como los médicos de guardia, se ven rebasados por la cantidad de pacientes que llegan, pero pese a ello asisten a los enfermos con las armas con las que cuentan.

“Yo siempre trabajé en urgencias, desde que empecé en el Hospital de Clínicas, y lo que más duele a las enfermeras y a mí en particular siempre me tocó muy fuerte, es la cantidad de pacientes que ingresan al servicio y que muchas veces deben amanecer en los sillones, en las sillas y más aún en este tiempo de pandemia que sobrepasa la capacidad del personal la cantidad de pacientes. Es muy triste para nosotros que nuestros pacientes amanezcan sentados”, lamentó Ortiz.

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La precariedad del sistema de salud del país es un problema que el personal de blanco intenta subsanar con malabares para atender a todos aquellos pacientes que llegan a las urgencias. Lamentan atenderlos en sillas, sillones o sentados, pero de igual forma los asisten con lo que hay porque peor sería dejarlos morir a su suerte sin ningún tipo de atención y justificar la omisión de auxilio por las precariedades.

“Uno se siente impotente al no poder solucionar esas precariedades porque va más allá y no está en manos de nosotros los enfermeros o personal de salud. Hacemos lo que podemos y lo que está a nuestro alcance, pero es muy triste ver esto y se ve a diario lastimosamente en urgencias. Además, a causa de las precariedades, muchas veces recibimos maltratos por parte de los familiares al ver que ya no hay lugar, esa es la parte más triste de nuestra profesión”, remarcó.

Víctimas del COVID-19

En Paraguay, un total de 60 enfermeros ya han perdido la vida a consecuencia del COVID-19, quienes se infectaron en el ejercicio de sus funciones, mientras que 17 se encuentran luchando por sus vidas, intubados en la unidad de terapia intensiva (UTI), según la Asociación Paraguaya de Enfermería (APE). En el Hospital de Clínicas de San Lorenzo, siete enfermeros suman a la lista de víctimas fatales.

“Nosotros en Clínicas despedimos a siete compañeros que fueron víctimas del COVID-19 y eso nos golpea muy fuerte. Ver que los propios compañeros entran a terapia y que algunos perdieron la vida en el campo de batalla es muy triste”, lamentó Ortiz.

En todo el país existen al menos unos 20.000 enfermeros para toda la población del territorio nacional, el salario promedio de un personal de enfermería permanente es de G. 4.320.000, mientras que el personal contratado percibe en promedio G. 3.600.000, es decir, ganan G. 33.000 por hora.

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En Clínicas hay cerca de 1.500 enfermeros, entre licenciados y auxiliares o técnicos. Los licenciados en enfermería tienen un sueldo de G. 4.000.000, mientras que los técnicos ganan G. 3.200.000. La función del enfermero en esta institución es la asistencia al paciente, registrar su estado, mientras que el técnico se encuentra bajo el cargo del licenciado enfermero.

En el Hospital Escuela, un total de 227 personales de enfermería se encuentran efectuados, es decir, se encuentran fuera de servicio debido a reposos por aislamiento, embarazos, por formar parte de la población de riesgo, mayores de 60 años con enfermedades de base. Por lo que aseguran que se necesita contratar a más personales de blanco.

Las 60 sillas simbolizan a cada personal de enfermería que ha sido víctima fatal del COVID-19. Foto: Gentileza.

Reivindicaciones del sector

La recategorización salarial para el sector de enfermería es una lucha de larga data y en esta situación de pandemia, la APE exige la valoración del trabajo de este sector con compensación monetaria digna por parte del Ministerio de Salud Pública. Uno de los principales pedidos es el cobro del 30% más del salario por los trabajos realizados en horario nocturno.

Igualmente, desde la APE piden el cumplimiento de la Ley Nº 6.625, que regula la carrera profesional de enfermería del sector público. La normativa regula y establece la carrera profesional, la cual se funda en un sistema de clasificación del personal de enfermería con carácter permanente, de acuerdo con su formación académica, experiencia, responsabilidad, desempeño y competencias alcanzadas.

Entre las reivindicaciones exigen el cumplimiento de la Ley Nº 3.206 o Ley del Ejercicio de la Enfermería, que establece entre otras cosas los requisitos básicos indispensables de personal, infraestructura física, dotación, transporte, comunicaciones y medidas de seguridad, que le permitan al profesional de enfermería actuar con autonomía profesional, calidad e independencia y sin los cuales no podrá dar garantía del acto de cuidado de enfermería.

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