Por Carlos Giménez
carlos.gimenez@gruponacion.com.py
Generaciones crecieron escuchando la voz de Hugo Vigray en la televisión paraguaya, muchas veces sin asociar su voz con su persona. Investigaciones periodísticas, informativos radiales y materiales institucionales de las tres últimas décadas tienen el emblemático sello auditivo de esa voz grave.
Sin embargo, entre las auténticas pasiones de Hugo Vigray aparecen opciones que hacen invisible esa sonora voz, para permitir el espacio a otras voces: la escritura de canciones y a lo que se debe sumar su gran afición literaria.
“Yo soy letrista y trabajo con un compositor argentino llamado Hugo Figueroa, que lleva 30 años en Paraguay y está preparando un disco, que se va llamar ‘Con el Paraguay en el corazón’”, explica Vigray. “Soy el autor de varias de las canciones que él compuso. Nosotros componemos juntos desde principios de los años 90 y nuestro primer tema fue grabado por Marco de Brix en 1992, que obtuvo una mención especial en un concurso nacional llamado ‘José Asunción Flores’, que organizó en el Ministerio de Educación y Culto (como se llamaba en esa época)”, mencionó.
Canciones que trascendieron fronteras
El inolvidable Marco de Brix (1963-2009) le puso voz a la lírica de Vigray, con la música de Figueroa, que lleva por título “Mi Asunción de ayer”. La canción resultó inspiradora, que también fue grabada por la cantante argentina Paola Hascher.
“También nos grabó el Grupo Generación, que tituló uno de sus discos con una de nuestras canciones, que se llama ‘Siempre el sol volverá’ y ahí cantaron también otro tema nuestro, que se llama ‘Desliz del corazón’”, mencionó el comunicador.
Hugo Figueroa ya tiene varios discos y sus canciones han trascendido fronteras, como es el caso de “Primera soledad”, con letra del notable poeta argentino Armando Tejada Gómez (1929-1992), que fue grabado por Suna Rocha, así como por la conocida Teresa Parodi.
Historias detrás de las composiciones
Con respecto al proyecto “Con el Paraguay en el corazón”, de próximo lanzamiento en plataformas digitales, Vigray explicó: “Es una selección de los temas que él (Hugo Figueroa) considera que lo identifica más con el Paraguay, que hizo con autores paraguayos y son distintos intérpretes”. Agregó: “En esta ocasión, él va a poner en su disco algunos de los temas que aún no han sido versionados, o sea que eran cantados pero nunca llegaron a un disco, entre ellas, estas tres que vamos a meter ahora, que son: ‘Pretérito’, ‘La espina del mar’ y ‘Canción al Jejuí’”. Habrá una cuarta canción que llevará el mismo título del disco, pero todavía están trabajando en su creación.
La primera obra es un bolero: ‘Pretérito’ se me ocurrió cuando una ex entró a mi oficina hace muchos años y me dijo: ‘¿Sabés qué, amor? Eh, digo, ¿sabés qué, Hugo?’. Y de ahí armé la historia del ‘tiempo pasado’. Pretérito es el modo que ha llegado a nuestro diccionario de la suerte”, contó el autor.
En tanto, “‘La espina del amor’ es una rumba flamenca; cuando compusimos ese tema estaba de moda el grupo Gipsy Kings, entonces los temas tenían que tener mucha fuerza, poder ser bailables”, refirió.
Con respecto a “Canción al Jejuí”, Vigray se explayó: “Jejuí es un río de la zona de San Pedro, de donde yo soy oriundo, yo soy de Villa del Rosario, que es del departamento de San Pedro, pero los mejores recuerdos de mi niñez los tengo de San Pedro, de donde eran mi mamá, mis abuelos, todos los familiares maternos y Jejuí, durante muchos años y hasta hace poco tiempo, era uno de los pocos ríos cuidados, es un río hermoso y que me pareció que necesitaba un tributo de esa naturaleza y además que San Pedro en sí es la cuna del libertador Iturbe. Iturbe vino de San Pedro para ser uno de los libertadores de la República”.
Una respuesta a la pandemia
“¿Por qué estamos presentando ahora, antes de lanzar el disco? Porque entendemos que la pandemia que le ha privado a la gran mayoría de los artistas su sustento diario, porque no pueden trabajar, no tiene escenario, entonces nosotros queremos demostrar con esto que igual estamos trabajando”, señaló Vigray. “Hoy existe la posibilidad de subir estas canciones en las plataformas de YouTube, de Spotify y otras y generan regalías y también su difusión por las radios y la televisión del país, generan regalías que nosotros más tarde podemos cobrar”, explicó.
En ese sentido, Vigray es socio de Autores Paraguayos Asociados (APA) y Figueroa está asociado en Sadaic de Argentina. Las nuevas versiones de dos de las canciones, “Pretérito”, en que canta Vivi Talavera y “La espina del mar”, con la voz de Lidia González, ya se encuentran dentro de la plataforma de monitoreo de APA. Mientras que el Grupo Generación es el intérprete de “Canción al Jejuí”, que actualmente está en la etapa de mezcla final a manos del productor Willy Suchar.
A través de YouTube está exclusivamente disponible “Pretérito”, como anticipo de este proyecto. En el caso de la pegadiza canción “La espina del mar” habrá un futuro videoclip.
La cuarta voz
Naturalmente, uno se pregunta: teniendo esa voz, ¿por qué Hugo Vigray no canta? Su respuesta fue: “Tuve mi grupo musical, hace muchos años. Hasta el ’89, casualmente cuando viene la democracia, dejamos de cantar, no sé si porque sentíamos que ya no hacía falta, porque yo integré muchos grupos como cuarta voz, teniendo en cuenta que yo era bajo por mi registro de voz, integraba cuartetos o quintetos y en el último tramo de la dictadura, tuve un grupo profesional que se llamaba Ñandeva y cantábamos canciones latinoamericanas, estuvimos por festivales Manduará y todo eso. Pero yo le hice un favor al público y a la música y dejé de cantar, para disfrutar de los que saben cantar”.
En paralelo a esa faceta artística, Vigray desarrolla su vocación profesional, que prácticamente termina eclipsando lo anterior al ámbito más privado. Hacia 1985 se une al plantel de arte y espectáculos, en el diario Hoy, que entonces estaba dirigido por Tony Carmona y la sala de redacción era compartida junto a luminarias como Marcos Álvarez, Teresa Goossen, José Antonio Gómez Perasso, Luis Carmona y Juanita Carracela.
De sueños y pesadillas
“Antes de ser profesional tuve una relación amateur con los medios y fue como locutor”, describió Vigray, sobre el antecedente al periodismo escrito que lo conectó con la locución. “Yo empecé a los 14 años en una radio que se llamaba Radio Guaraní, que estaba en la frecuencia de 730 AM, que hoy es Cardinal. En Radio Guaraní empecé en un programa deportivo, que dirigía un señor de nombre Ricardo Rubén Reichert Mernes. Allí teníamos una joven promesa del periodismo deportivo, era mayor que yo, un par de años, que venía recién de Pilar y se le presentaba como ‘el relator más joven de América’, ese señor se llama Rubén Darío Da Rosa”.
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No obstante, la locución tuvo un paréntesis en aquel momento: “Por diversas cuestiones, yo era muy joven, tenía que estudiar, pero me puse a estudiar también teatro, terminé la carrera de la Escuela Municipal de Arte Escénica a los 18 años y después estudié en la Escuela Municipal de Locución. Después, a fines del ’84 me metí como redactor en el diario Hoy. Justamente por mi trabajo como redactor, durante muchos años estuve divorciado de la locución, porque me metí de lleno en la escritura. Pero, en el ’94 por ahí fue que Augusto Barreto empezó a dirigir ‘El ojo’ y desde ahí me puse a hacer locución. En la primera época no tanto, porque Menchi era al mismo tiempo la voz en off, pero en la siguiente temporada sí, hacíamos con Menchi. Y a partir de ahí no paré más con la locución”.
“Hice un programa que se llamaba ‘Menchi’, que dirigía Menchi Barriocanal y ahí contaba historias muy sensibles. Entonces, con ‘Menchi’ contábamos sueños y con ‘El ojo’, ‘El informante’ y ‘La mano en el fuego’ contábamos pesadillas, porque ahí pasamos a hacer locución de la pesada, de temas de corrupción, de narcotráfico, y ese tipo de cosas”, rememoró.
Un rubro totalmente diferente
A la par, Vigray estuvo en el diario Hoy, fue jefe de espectáculos en La Opinión y ascendió hasta director del grupo La Opinión, dirigió la Revista Cartelera y el Semanario La Opinión y, con la locución estuvo “en todos los medios, prácticamente”, como en Radio Ñandutí, fue director de Chaco Boreal AM, así como en Telefuturo, Canal 13, SNT, y Unicanal. “Algo Anda Mal (AAM)” fue su último programa de investigación periodística, al mismo tiempo que hacía comunicación estratégica, siendo gerente general de News Comunicación Corporativa, parte de Mass Publicidad, durante 10 años.
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Aunque sigue vinculado a la comunicación como locutor, el 30 de abril pasado se retiró del ámbito empresarial de medios, para dedicarse con su esposa a un negocio familiar, en un rubro totalmente diferente: los cosméticos.
“Compramos un negocio que tiene 48 años en el mercado, se llama Dialco. Mi señora es alemana y esta es una empresa que se llama Distribuidora Alemana de Cosméticos, así ya se llamaba hace 48 años. Es un negocio que tu señora, tu hermana seguro van a conocer, las mujeres conocen mucho. Yo me estoy entrenando acá, hay miles de cosas que no entiendo todavía, pero decidí dedicarme a un negocio familiar”, contó Vigray.
La verdadera pasión
En este retiro, el locutor apunta a retomar con mayor dedicación a su pasión por la literatura: “Ahora, en este momento estoy con la decisión de dedicarle más tiempo a mi verdadera pasión. Si yo pudiera dedicarme exclusivamente a hacer lo que yo quiero hacer, me metería directamente a escribir, digamos narrativa y poesía. Yo tengo mucho temor de llamarle poesía a lo que yo hago, porque le tengo un gran respeto a la poesía. Siempre le recuerdo a Augusto Roa Bastos que solía decir que él también empezó como poeta, pero después, ‘por el respeto que le tengo a la poesía me dediqué a artes menores como el cuento’, decía él. La poesía es una obra completa y, en contrapartida, cuando vos decís ‘yo hago letras de canciones’, una letra no está enteramente lista mientras no tenga una canción. En cambio, la poesía es una obra en sí misma. Y si yo pudiera me dedicaría exclusivamente a eso”.
Como cuentista, Vigray ganó premios, como el primer lugar del concurso Elena Ammatuna en el 2009, con su obra “La kombi” y con “Amanecer bajo el naranjo”, el segundo premio en el mismo concurso, en el 2012. Es el coordinador del Taller Cuento Contigo, con el que ha publicado el libro “De la dictadura y otros tiempos”. Con “El patrullero perdido” participó como guionista del libro “Epopeya Binacional”, con historias sobre la Guerra del Chaco, junto a artistas (guionistas, dibujantes y coloristas) tanto del Paraguay como de Bolivia. Aparte, desarrolló labores de guionista para los programas “Menchi”, “El informante”, “El ojo”, “La mano en el fuego”.
García Márquez, venerado
Como demostración de que lo literario se encuentra en el podio prioritario de sus intereses actuales, Vigray se explaya con entusiasmo sobre sus lecturas y autores preferidos: “Yo tengo mucha afición por la literatura latinoamericana. Sin embargo, también me gusta mucho la literatura inglesa, yo no leo en inglés, pero hay autores anglosajones que me gustan mucho. Truman Capote, por ejemplo, es un escritor norteamericano que me encanta”.
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“En la literatura latinoamericana, obviamente, que venero, venero a Gabriel García Márquez, admiro su gran capacidad de contar historias, ya sean historias largas o los cuentos, porque tiene una gran técnica. Y para mí García Márquez es como mi biblia. Y él también tuvo sus inicios en la poesía”, destacó, incluyendo a Jorge Luis Borges y Osvaldo Soriano entre sus principales elegidos desde la literatura argentina.
También recordó al autor de “Adiós muñeca” o “El sueño eterno”: “Raymond Chandler me fascina. Yo no sé si hay un escritor que tenga el pulso, el ritmo, el talento para contar historias policiales como él, es el verdadero patrón del policial, pero con un nivel literario fantástico”.
Un penal y un candidato a presidente
“Osvaldo Soriano tiene un ritmo vertiginoso en su narrativa y él solía contar que se inspiró en Chandler por una obra que se llama ‘El largo adiós’, para sacar una de sus obras que se llama ‘Triste, solitario y final’, en donde él se mete como personaje dentro de la obra y va y se pelea con John Wayne, con Chaplin, es un espectáculo”, comentó.
“Soriano, después tiene muchísimos cuentos; por ejemplo, yo soy muy amante del fútbol y él tiene un cuento que se llama ‘El penal más largo del mundo’, que es una delicia, un partido que se interrumpe, faltando segundos para que termine, cuando se comete un penal y viene un jugador, le mete un zoco al árbitro y se suspende y se tiene que chutar otro día el penal para que termine el partido. ¡Fantástico es!”, alabó.
Ofreció su opinión sobre un afamado escritor peruano: “Me gustaba mucho, en la primera época, Mario Vargas Llosa, pero después dejó de gustarme, sinceramente. Le pasó a muchos. Yo creo que Perú se salvó de tenerlo a él como presidente, porque una vez se candidató y perdió como en la guerra. Pero ‘La tía Julia y el escribidor’ es una obra encantadora de Vargas Llosa. Además tiene un estilo tan particular de armar su novela, que va contando dos historias paralelas y al final se confunden todas las historias, se mezclan todas en una. Después se hizo muy político, el tipo dejó de gustarme”.
La biografía de Nadal
Finalmente, Hugo Vigray compartió acerca de su lectura actual: “Yo tengo una afición que nunca me pude quitar, que es leer al menos dos o tres libros al mismo tiempo. Dejo uno y continúo después. Pero en este momento, por un interés muy particular estoy leyendo la biografía de Rafael Nadal, escrita por un periodista británico llamado John Carlin. Cuando Rafa hizo ese libro tenía 25 años recién, pero está tan bien contada la historia de su vida, que estoy metido ahora en su biografía. Tiene un capítulo narrado por Nadal y un capítulo narrado por Carlin, se va intercalando y me encantó la arquitectura de la obra”.
“De paso sigo leyendo narrativas que encuentro a mano. Ahí está por ejemplo, en mi escritorio, ‘Rayuela’, que siempre le doy un vistazo, o cualquier obra de García Márquez. Pero con la que me estoy entreteniendo ahora es la obra de Carlin sobre la vida de Nadal”, concluyó.