El metrobús no fracasó por fallas técnicas, sino por una decisión política irresponsable. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), bajo la gestión de Arnoldo Wiens, no solo detuvo la obra, sino que en abril de 2020 anunció con orgullo su demolición. Un hecho sin precedentes en la historia del país: el propio Estado destruyendo una infraestructura que debía modernizar el transporte público y aliviar el calvario diario de 300 mil usuarios del Área Metropolitana.

Desde su llegada al cargo, Wiens se mostró más preocupado por la puesta en escena que por resolver el problema. Lloró con los frentistas, paralizó las obras y ordenó una intervención que duró casi un año. Pero el informe de los expertos era claro: había modificaciones necesarias, pero la obra debía continuar. Sin embargo, el gobierno de Mario Abdo Benítez prefirió la salida más absurda y perjudicial: destruir lo que ya estaba construido, enterrando millones de dólares junto con el proyecto.

Una publicación en todas las redes sociales oficiales de la cartera de obras, del 1 de abril de 2020, en el inicio de la pandemia del covid-19, divulgaba que el MOPC que dirigía Wiens había iniciado la demolición de las paradas que habían sido erigidas y que formaban parte del 18,5 % de los trabajos que habían sido ejecutado por la compañía Mota Engil.

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El MOPC sabía que estaba cometiendo un acto irresponsable. Su propio informe técnico señalaba que la única opción que no podía tomar era cancelar la obra. Y, sin embargo, lo hicieron. No hubo justificación técnica, solo una decisión política que dejó a miles de paraguayos condenados a un sistema de transporte caótico, inseguro y obsoleto. La alternativa al metrobús fue nada más que más colectivos destartalados, más tráfico y más sufrimiento para los ciudadanos.

Arnoldo Wiens, ministro de entonces que ordenó la demolición

DAÑO INNEGABLE

El daño patrimonial es innegable. Se invirtieron millones en una infraestructura que nunca se utilizó y que fue destruida con absoluta impunidad. Pero lo más grave es el daño social: 300 mil usuarios que podrían haber tenido un sistema de transporte moderno y eficiente, hoy siguen atrapados en ómnibus destrozados, esperando milagros en paradas improvisadas.

Mientras tanto, ni Wiens ni Mario Abdo han rendido cuentas. No hay responsables, no hay culpables, no hay justicia para ellos. La demolición del metrobús no solo es un símbolo del fracaso de un gobierno, sino también de la impunidad con la que se manejan los recursos públicos en Paraguay. Destruir una obra en ejecución, con informes técnicos en contra y con pleno conocimiento del perjuicio, debería ser motivo suficiente para procesar a los responsables.

El metrobús pudo ser la mayor revolución en el transporte público de Paraguay, pero terminó siendo el monumento a la mediocridad y la desidia. La gestión de Wiens y Abdo no solo entró en un proyecto clave, sino que condenó a miles de paraguayos a seguir padeciendo un servicio inhumano.

En otra captura se observa la publicación del tuit, lanzado en abril de 2020

GOBIERNO DE ABDO TENÍA CONDICIONES PARA SEGUIR LA OBRA

El senador Derlis Maidana responsabilizó al gobierno de Mario Abdo Benítez por dejar un perjuicio más a la ciudadanía, en este caso con la decisión de parar las obras del metrobús, que debió ser una gran opción de transporte público para la capital y el Área Metropolitana. Esto también tuvo un importante efecto en el Estado, pagar por una sanción ante el incumplimiento del contrato.

“Considero que realmente la ciudadanía se vio nuevamente afectada por malas decisiones. Si el gobierno anterior hubiera buscado alternativas viables para continuar el proyecto, el Paraguay no se hubiera visto con la responsabilidad de pagar la sanción impuesta por el laudo arbitral y hoy hubiéramos tenido una alternativa eficiente para el transporte público”, señaló en entrevista para La Nación/Nación Media.

El parlamentario cuestionó que el gobierno anterior tuvo dictámenes y condiciones de seguir con la obra; sin embargo, hizo caso omiso a todos estos elementos y decidió parar la obra, afectando a millones de compatriotas.

El senador apuntó a un revanchismo político, y no una decisión tomada en bases sólidas.


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