El economista estuvo acompañado por el segundo del Poder Ejecutivo, Pedro Alliana, y la primera dama Leticia Ocampos, entre otras auto­ridades.

Peña decidió partici­par ayer de la misa en el marco del octavo día del novenario de la Virgen de Caacupé que estuvo presidida por el carde­nal Adalberto Martínez, arzobispo metropolitano de Asunción.

La presencia del manda­tario obedece a que no podrá participar de la misa central prevista para el domingo 8 de diciem­bre, teniendo en cuenta que realizará un viaje ofi­cial a la ciudad de Mon­tevideo, Uruguay, donde se celebrará la 65.ª Cum­bre del Mercado Común del Sur (Mercosur). En la ocasión se estaría con­cretando un anuncio his­tórico, la finalización del Acuerdo de Libre Comer­cio con la Unión Europea (UE) tras 25 años de nego­ciaciones.

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ENCUENTRO CON CIUDADANOS

Tras su participación en la misa, el presidente de la Repú­blica, Santiago Peña, recibió el afecto de los devotos, quie­nes aprovecharon la ocasión para saludarlo mediante cálidos abrazos y apretones de manos que expusieron la validación hacia su primer año de gestión.

El economista estuvo acompañado por el segundo del Poder Ejecutivo, Pedro Alliana, la primera dama Leticia Ocampos, entre otras autoridades como el ministro del Inte­rior, Enrique Riera, y el gobernador de Cordillera, Denis Lichi, quienes fue­ron testigos del cariño y la gran aceptación ciu­dadana.

Sin la necesidad de ser cus­todiado, el mandatario caminó sonriente entre los feligreses, quienes no dudaron en tomarse fotos y motivarlo a seguir impul­sando políticas públicas y destinar mayores inver­siones a los programas sociales, para el beneficio de todos los paraguayos, principalmente de los sec­tores vulnerables.

SEPA MÁS

“La corrupción pública y privada es inadmisible”

Durante su homilía Martínez instó a las autoridades a ser “bue­nos y celosos” administradores de los recursos públicos para su inversión en políticas públicas y programas sociales para mejo­rar la vida digna de los ciudadanos paraguayos.

“Las necesidades son muchas y los recursos son escasos”, afirmó el cardenal tras requerir especial atención hacia las comunida­des indígenas y otros sectores vulnerables. A la vez indicó que tanto la corrupción pública y privada son “inadmisibles” consti­tuyéndose en un grave pecado personal.

“No se puede decir, señor, señor y robar los recursos públi­cos que condena a cientos de miles a una vida desmejorada e indigna de su condición humana”, indicó el cardenal durante la homilía.

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