El expresidente de la República y exdirec­tor de Yacyretá Nica­nor Duarte Frutos emitió su opinión respecto a la actua­lidad política y cuestionó la ausencia de liderazgos, de debates en torno a temas de interés ciudadano y sobre la prevalencia de los enfrenta­mientos y descalificaciones personales entre políticos.

“Para mí la política está totalmente anémica en el sentido de espacios de con­troversias, de construc­ción de grandes liderazgos, de contestación a un orden establecido que nos parece injusto, de recuperación de banderas históricas. Yo creo que el discurso está exiliado y la gente piensa que el dis­curso es la simple retórica, pero son las ideas redento­ras que se articulan en un lenguaje que promueven la participación, la adhesión y la esperanza en un pueblo y eso no veo”, aseveró.

Duarte Frutos manifestó que muchos políticos de larga trayectoria han per­dido su vocación y respecto a los jóvenes que incursio­nan en este campo, indicó que tampoco ve que ingre­sen con gran fortaleza. Es típico que todos los partidos atraviesen por momentos de oscuridad y de lucidez, refi­rió, pero no ve a una genera­ción que sea capaz de revi­talizar la política, sostuvo.

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Nuevamente, volvió a advertir que no se debe caer en el “anticartismo emocio­nal” como mecanismo para plantear una alternativa al movimiento o al partido, puesto que esta vertiente carece de un verdadero programa alternativo. “No propone una política fiscal o una política económica que sea distinta, el anticartismo emocional se funda sobre desafectos emocio­nales, sobre algún tipo de rencor, de ira, de desagrado personal entonces estamos en el campo de las emocio­nes y no en el campo de la política”, expuso ante la 1020 AM.

El exmandatario colo­rado indicó que en polí­tica siempre hay contro­versias, heterogeneidad y pensamientos distintos, pero las soluciones deben ser racionales y no se pue­den caer en cuestiones emocionales. Para Duarte Frutos actualmente lo que se ve en la escena política son discusiones y agresio­nes personales y no deba­tes. “Eso es lo que ha gene­rado cierto hartazgo en la sociedad, la falta de una discusión serena, la ausen­cia de racionalidad y el pre­dominio de las emociones”, concluyó.

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