Desde que asumie­ron sus respectivas administraciones, los hermanos Estigarribia no hicieron un solo llamado a lici­tación y optaron por adjudi­car todo por la vía de la excep­ción, explicó Rossana Escobar, quien llevó adelante la inves­tigación periodística del clan.

Cospel (obras, toldos) y Asis­par (almuerzo escolar), empresas en las que los Esti­garribia tienen distribuidos a sus familiares, son las benefi­ciadas con las adjudicaciones. En el caso de Cospel, no reci­bió adjudicaciones en ningún otro caso, es decir, esta fue su primera experiencia.

Asispar recibió adjudicacio­nes directas por G. 1.872 millo­nes durante la intendencia de Ricardo Estigarribia para proveer almuerzos escolares. Esta misma firma, más tarde, amplió sus rubros e incursionó en moteles.

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En otro orden, uno de los aspectos más llamativos, resaltó Escobar, es el aporte de Edith Rosa Medina Verón, madre de los Estiga­rribia, quien, pese a ser una humilde costurera de barrio, tuvo la capacidad financiera para poner 5.000 millones de guaraníes en efectivo junto con Gladys Zunilda “Nuni” Medina Galeano, una de las hermanas de los Estigarribia a la empresa RM8 Desarrollo SA.

“La oposición no puede ofre­cer cambiar a seis por media docena. Un requisito ele­mental es que quienes sean sus referentes carezcan de prontuario”, opinó el abo­gado Ezequiel Santagada, en alusión a esta investigación.

Tecno Capital SA es otra de las empresas ligadas al clan. Su integración fue con capital en efectivo: G. 2.500 millones. Como accionista Víctor Manuel Núñez Samaniego, un fun­cionario del Ministerio de Educación, junto con RM8 Desarrollo SA.

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