- Por Lourdes Torres
- lourdes.torres@nacionmedia.com
Con la elección de Diego Moreno, Paraguay alcanzó un logro histórico: integrar por primera vez la Corte IDH, uno de los organismos de mayor prestigio.
El electo juez paraguayo Diego Moreno indicó que su prioridad será proteger a las víctimas y fortalecer el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos. Aseguró que siente una enorme responsabilidad de hacer un buen papel, ya que para esto se ha preparado.
–¿Esperaba este resultado de la votación, logrando incluso el primer lugar entre los electos?
–La verdad fue increíble, pero trabajamos muchísimo para este resultado. Imagínense un país chico, en puja con algunas de las más grandes potencias diplomáticas de la región. En ese sentido, quiero reconocer el trabajo enorme del presidente de la República, Santiago Peña, y del canciller nacional, Rubén Ramírez Lezcano. Armaron un equipo extraordinario, con el viceministro Víctor Verdún, junto con Raúl Martínez y Fabián Ybarra, además de varios otros funcionarios y funcionarias del ministerio, que son excelentes y muy comprometidos con su trabajo y que no siempre son reconocidos. Lo que conseguimos es histórico.
–¿Qué le motivó a aceptar la propuesta y cómo se siente con este cargo?
–Me siento muy feliz y estoy disfrutando con mi familia y amigos. Pero aquí lo importante es proteger a las víctimas y a las personas más vulnerables de la región y fortalecer el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos. Eso no hay que perder de vista. Y eso fue justamente lo que motivó a aceptar la propuesta que recibí de Cancillería. Pero más allá de eso, creo que era una excelente oportunidad para demostrar al mundo que una persona de Paraguay podía perfectamente integrar la Corte, así como históricamente lo han hecho nacionales de otros Estados.
–¿Cómo fue la campaña para que se concretara esta elección?
–Fue una campaña hecha a base de garra y corazón, creo que eso nos caracteriza a los paraguayos y paraguayas. No teníamos los recursos de otros países que presentaron candidatos. Afronté todos mis gastos de campaña (viajes, brochures) a título personal y con mucho sacrificio. Pero el compromiso del presidente de la República y de Cancillería fue enorme. Y el apoyo de la gente de Paraguay y de amigos y amigas del extranjero fue extraordinario.
Aparte de eso, creo que a los Estados les gustó el perfil del candidato presentado por Paraguay, alguien que conocía el sistema desde adentro, por haber trabajado 6 años temas de derechos humanos de la OEA, que tenía un perfil muy equilibrado, que era independiente, que tenía experiencia y formación y que se mostraba sensible ante el pluralismo jurídico existente en la región.
–Recibió apoyo de varios sectores, político y del Gobierno, ¿cómo se sintió usted en este proceso?
–Me sentí muy conmovido al recibir el apoyo, los consejos y/o la orientación de personas de las más diversas extracciones políticas e ideológicas, actores relevantes de la sociedad civil, académicos, universidades, especialistas, activistas, etc. Fue algo increíble. Este es un país maravilloso con demasiada gente talentosa y en cierta forma quería que esto se reflejara en la campaña, sin perder de vista que aquí lo importante es la protección de las víctimas, cuyos derechos han sido vulnerados. Pero estamos preparados para tratar de hacer un buen papel. Me dediqué a formarme durante 28 años para este cargo.
–A pesar del apoyo de mucha gente, también hubo posturas contrarias, ¿qué opina sobre esta situación?
–Yo respeto todas las posiciones y las críticas. Trato de aprender de ellas si son justas y merecidas y en estos casos trato de corregir, enmendar y mejorar. Pero si son injustas o mal intencionadas, las ignoro, como decía Séneca. Así es que valoro mucho todas las críticas constructivas. Trataré de mejorar siempre y de escuchar a todas las personas. Ahora bien, hay que decir que hubo algunas personas que solo criticaban al candidato paraguayo, pero no decían absolutamente nada de los otros cuatro candidatos de otras nacionalidades. Eso me llamó mucho la atención. Pero lo cierto es que el apoyo mayoritario de la gente fue impresionante.
–¿Qué significado tiene que Paraguay integre por primera vez esta instancia jurídica internacional?
–Es muy importante. No hay que olvidar que fuimos los más votados. Un juez de Paraguay puede aportar una visión propia, nueva, diferente y enriquecer el sistema con su propia perspectiva, aportando diversidad y pluralismo jurídico. La Asamblea General de la OEA desde hace años viene pidiendo representatividad geográfica equitativa en la composición de los órganos del sistema y eso es muy importante.
Recordemos que estamos hablando de un órgano colegiado integrado por 7 jueces y juezas, donde el intercambio de opiniones puede tener un valor epistémico enorme para mejorar las decisiones de la Corte. El sistema no tiene que ser autorreferencial. Hay que escuchar las voces jurídicas de todos los países, sean chicos o grandes.
Cada uno de ellos tiene sus propios problemas en materia de protección de derechos y debemos trabajar juntos para resolverlos. Tampoco debemos olvidar que un juez paraguayo puede contribuir a generar mayor conciencia a nivel local sobre la importancia de la implementación eficaz de todos los tratados en materia de derechos humanos del sistema.
–¿Cuándo estará integrando la Corte IDH?
–El juramento será en enero de 2025.
–¿En qué consistirán las responsabilidades de su cargo?
–La Corte Interamericana no es un órgano permanente, de modo que tendré que viajar a Costa Rica para los periodos de sesiones de la Corte y probablemente también a otros países. La Corte tiene competencia contenciosa y consultiva y también emite medidas provisionales y supervisa el cumplimiento de sentencias. Es mucho trabajo, pero lo vamos a encarar con sentido de compromiso y responsabilidad. Deseo mencionar que, como juez paraguayo, no puedo entender en ningún caso en contra del Estado paraguayo, eso es muy importante de aclarar, el Sistema Interamericano funciona así, a diferencia del europeo.
–¿Cuáles son los puntos de su interés en lo que le gustaría trabajar como juez de la Corte?
–Hay muchos desafíos por delante en materia de protección de derechos. Por citar algunos, la protección de los derechos de las mujeres, que continúan víctimas de violencia y discriminación; la pobreza, la exclusión, la desigualdad; la discriminación; el cuidado del medioambiente, etc.
Todo ello en un contexto de erosión democrática y degradación institucional. Pero más allá de estas y otras cuestiones sustantivas, hay muchos otros asuntos en los cuales me gustaría trabajar para fortalecer el sistema, por ejemplo, en materia de financiamiento de la Corte, transparencia, eficiencia en la gestión, trabajar coordinadamente con la Comisión, sociedad civil, Estados y otros actores, siempre teniendo presente la centralidad de las víctimas que han sufrido violaciones a sus derechos. También es importante tratar de lograr un acercamiento con la mayor cantidad de países, así como integrar al Sistema a los Estados que aún no son partes de la Convención Americana (y otros tratados del Sistema).
–¿Cuál es su opinión sobre lo que fue la Asamblea General de la OEA en Asunción?
–Estuve presente en toda la Asamblea y conversé con muchísimas delegaciones. La organización fue extraordinaria y solamente escuché comentarios positivos. Debo felicitar a la Cancillería por el trabajo enorme que ha realizado. Además, como los paraguayos y paraguayas somos hospitalarios por naturaleza, eso siempre ayuda a que la gente se sienta bien aquí.
–En el plano personal, ¿cómo empezó su pasión por la justicia y qué obstáculos tuvo durante su formación?
–Siempre me sentí atraído hacia el derecho, creo que era algo me nació naturalmente, habrá sido quizá la tradición familiar (por vía materna y paterna). Los obstáculos fueron enormes, porque uno se desmotiva mucho en un país en el que no se reconocen los méritos. Pero a mis alumnos y alumnas les digo siempre que nunca dejen de soñar con un país mejor. Se lo debemos a nuestros hijos. Y el derecho, como decía el historiador inglés E.P. Thompson ante las críticas marxistas, es un valor humano incondicional. Bien utilizado, se puede hacer mucho bien a través del derecho.
–¿Cuáles considera como principales experiencias profesionales que lo capacitaron para asumir este objetivo de la CIDH?
–Trabajé durante 6 años en el Departamento de Derecho Internacional de la Secretaría de Asuntos Jurídicos de la OEA. Ahí llevábamos todos los temas que hacen a la agenda de derechos humanos de la Organización. Trabajé como asesor en las dos convenciones interamericanas contra al racismo y la discriminación, así como en una parte de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y apoyamos la labor del Comité para la Eliminación de Todas las formas de Discriminación en contra de las Personas con Discapacidad. También trabajé en temas de refugiados, desplazados internos, apátridas y varios otros. Conozco distintos sistemas y tradiciones jurídicas. Me gradué con honores de la Universidad Católica de Asunción, hice una maestría en Derecho en la Universidad Columbia de Nueva York, y me doctoré en derecho constitucional y derechos fundamentales por la Universidad de Salamanca. Volví a Paraguay para tratar de aportar algo a mi país. Desde hace 10 años ejerzo la docencia y la profesión de abogado en Paraguay. Además, he trabajado en la formación de futuros jueces y juezas en la Escuela Judicial del Paraguay durante varios años.
–¿Qué sabe de sus colegas electos para integrar la misma Corte?
–Tengo la mejor opinión de todos los jueces y juezas que integran la Corte. Sé que son personas sumamente solventes intelectualmente y muy comprometidas. Ya estuve en contacto con casi todos los jueces y juezas (algunos estuvieron en la asamblea), así como el secretario de la Corte, el Dr. Pablo Saavedra, una persona extraordinaria que es la memoria institucional de la Corte IDH. También he hablado con exjueces y excomisionados y comisionadas. Una de ellas es la Sra. Rosa María Ortiz, una gran mujer paraguaya que dejó una vara muy alta en la Comisión.
–¿A quiénes considera como sus principales influencias o mentores en su carrera profesional?
–He tenido muchas influencias, a nivel local y a nivel internacional. Por fortuna, he tenido grandes maestros en Paraguay, en Estados Unidos y en Europa; así como en distintos ámbitos académicos en los que me muevo. Nombrar a unos y no a otros sería injusto, pero ciertamente, Augusto Martín de la Vega fue mi director de tesis, un gran jurista español. Además, debo mencionar que hubo grandes jueces y juezas de la Corte Interamericana que han hecho historia. La responsabilidad de hacer un buen papel es enorme, pero me he preparado para eso.
–¿Alguna evaluación sobre la Justicia paraguaya, la situación regional que le tocará abarcar a través de esta Corte, en el ámbito de los DD. HH.?
–Es importante recordar que yo no podré entender en casos contra el Estado paraguayo. Dicho esto, no sería correcto que yo emita opiniones sobre la Justicia paraguaya, pero suelo hablar mucho del tema en mis clases. Sí deseo rescatar que, más allá de los problemas que tenemos y que son obvios, hay jueces y juezas muy comprometidos con el derecho y la justicia. He hablado con muchas de estas personas durante la campaña. Les he dicho a todos que ellos son más importantes que cualquier juez interamericano, porque tienen justamente la función de hacer justicia a nivel local y evitar que los casos lleguen al Sistema Interamericano. Los derechos se tienen que proteger y respetar, ante todo, a nivel local, es decir, aquí en Paraguay. Hacia eso tenemos que apuntar.