PEPA KOSTIANOVSKY
De repente, y cuando ya estábamos por empezar a entender los riesgos catastróficos que implican la emisión descontrolada de carbono y esencialmente la destrucción sistemática de los elementos naturales de limpieza del aire que respiramos, es decir: cuando comenzamos a valorar que la verdadera riqueza natural del planeta es esencialmente VERDE, nos atacan con un aluvión mediático de que TODO ESO ES MENTIRA.
Había sido, dicen estos nuevos Investigadores de la Verdad más Verdadera de todas las Verdades, que lo que nos hace mal, y que los agentes que acaban con nuestros cuerpos, no son ni los humos de las chimeneas, ni los escapes de los vehículos, ni el maldito petróleo, ni todo eso que considerábamos energía sucia. No, no y no.
La NeoVerdad es que “lo que nos mata” son las ventosidades de las vacas, cerdos, ovejas y otras manadas (lo cual se arreglaría perfectamente en nuestros pagos, con solo plantar un poco de jaguarete ka’a entre el pasto). Y las no sé que cosa que emiten las plantaciones de granos, tomates, sésamos, ere erea.
No puedo dejar de recordar que por los años 60 tuvimos en Asunción a un intendente que arrancaba de gajo todos los naranjitos del área céntrica, porque a su criterio, “le daban a la capital un aspecto pueblerino”. Ha opáma el aroma de azahares. Ni hablar de los que cortan mangos y chivatos, porque les ensucian las piscinas. Pero, en fin.
En resumen, la nueva onda sería dejarnos de jorobar con las proteínas y las vitaminas. Todo eso que consumimos habitualmente y para nuestra supervivencia creíamos que era necesario los seres vivos. No solamente los humanos, hasta los bichos saben lo que les es comestible.
Pues bien, ahora nos vienen a decir que NO. Que la salvación de la humanidad está en acabar con los campos, la agricultura y la ganadería. Que el secreto de LA VIDA vendrá envasado, coloreado, conservado, en pastillas, cápsulas y supositorios.
Con ello, acabaremos con las úlceras, las hemorroides, la obesidad, la diabetes, el colesterol, el py’a hái, el sarro dental, las diarreas y el estreñimiento.
¡Santo remedio¡