El calificado como “jefe de escritorio de la Itaipú” y denunciado por acoso sexual Gerardo Soria lidera la movilización por la desvinculación de quienes ingresaron a la entidad mediante un concurso amañado, impulsado a tambor batiente durante el gobierno de Mario Abdo Benítez para favorecer, en su mayoría, a sus operadores políticos, amigos, recomendados y hasta parientes de altos funcionarios.
Las manifestaciones encaradas en el transcurso de la mañana de ayer lunes se desarrollaron frente a la hidroeléctrica, en la ciudad de Hernandarias, departamento de Alto Paraná. Desde un inicio, el nombre del seccionalero abdista se vio fuertemente salpicado en el marco del Proceso Selectivo Externo (PSE) 2023, que sufrió diversas modificaciones en plena etapa de ejecución para favorecer a sus allegados, según denuncias.
Entre las anomalías más significativas detectadas en el PSE 2023 figuran por ejemplo las modificaciones realizadas al reglamento antes y durante el desarrollo del proceso; requisitos inadecuados para ciertos cargos, que limitó injustamente la participación ciudadana; el incumplimiento, tanto del reglamento general como del específico, que resultó en admisiones que transgreden las normativas vigentes.
De acuerdo con las imágenes compartidas a través de las diferentes redes sociales se puede observar a Soria liderar activamente las protestas en contra de la decisión comunicada el pasado 11 de octubre de dar por terminados los contratos de 185 seleccionados en el viciado concurso, pese a que desde la hidroeléctrica se informó que se prevé, para el primer trimestre de 2024, una nueva convocatoria que garantice la igualdad entre todos los interesados, sin afinidad política.
De acuerdo con una publicación periodística realizada por la Unidad de Investigación de Nación Media, se pudo corroborar que Soria no operaba solo, sino que contaba con una rosca que estuvo fuertemente involucrada en el proceso de selección, con lo cual aumentan las sospechas de que el concurso en realidad fue un plan de blanqueamiento de cupos políticos antes de la asunción de Santiago Peña como jefe de Estado.
La rosca estuvo conformada en ese entonces por Juan Manuel Azuaga, quien se desempeñaba como superintendente de Turismo, y Claudio Garcete, quien ocupaba el cargo de superintendente de Recursos Humanos, ambos amigos del simpatizante abdista cuyos vínculos pueden apreciarse mediante fotografías, donde aparece Soria compartiendo con ambos en almuerzos y eventos partidarios.