El candidato presiden­cial de la Concerta­ción, Efraín Alegre, publicó en sus redes socia­les que todos los medios, sin excepción, finalmente esta­rán acreditados para seguir a la dupla concertacionista desde su PC; esto luego de haber justificado el intento de censura de su propia repre­sentante de prensa, Liza Pare­des, quien negó a una pro­ductora de Nación Media la acreditación a los periodistas del medio por no coincidir con la línea del sector.

“Creo que la aclaración no aclaró nada y que el virus de la censura sigue presente.

La ‘rectificación’ me parece que terminó siendo una rati­ficación”, expresó en sus redes sociales el periodista y docente universitario José “Pepe” Costa, teniendo en cuenta que el comunicado del presidenciable liberal se con­tradice de su propia postura que justificaba las actitudes de censura que buscaba apli­car su propio equipo de prensa contra Nación Media.

“La libertad de expresión y la libertad de prensa son esenciales para la democra­cia y particularmente en los procesos electorales. Quien las agravia, agravia a la ciu­dadanía”, reiteró el comunicador, quien en una nota a la 680 AM catalogó la acti­tud de Alegre como lamen­table, al develar por todos lados un tufo autoritario de censura, aparte de constituir una estupidez política.

“Me parece que esta actitud es contraria a esta candidatura, fue determinada sin pensarlo mucho por una cuestión fana­tizada. En la alta política no es admisible; no importa si favo­rece a tal o cual candidato, todos los medios deben poder acceder”, enfatizó Costa sobre el manejo de Alegre, quien pareciera haber intentado “aclarar” la situación al ver el repudio generalizado que se posicionó en su contra.

Por otra parte, el periodista Luis Bareiro también se hizo eco del intento de censura, puntualizando que cualquier prohibición a los periodistas es inadmisible, agregando que “Efraín se está pegando un tiro en el pie a días de las eleccio­nes”. El comunicador Óscar Acosta también habló al res­pecto, sentenciando que nunca se debió justificar la arbitrarie­dad de una vocera, como lo hizo Alegre con Paredes.