Josías Enciso Romero

“Good bye, Lenin” es una película situada en Alemania Oriental, en octubre de 1989. Una madre, Christiane, decididamente socialista pierde el conocimiento durante una manifestación que involucra a su hijo Alex y entra en coma profundo durante ocho meses. Cuando despierta, el muro había caído (9 de noviembre) y ya no existían dos Alemania, sino una. Para que el radical cambio de pasar de un régimen ideológico a otro no sea tan impactante, todos los integrantes de su familia se confabulan para recrear lo que era Berlín del este antes de aquel histórico suceso que representó el punto de partida para otorgarle certificado de defunción a la guerra fría. La mujer, todavía en cama, pero no ya en coma, vive mirando videos antiguos, como si fuera la televisión en directo. Y no pocas veces, complicando a otros amigos y olvidados héroes, inventaban programas y presentadores de telediarios en una comedia que, aparte de divertida, es altamente ilustrativa sobre la invasión del capitalismo y sus productos de mayor consumo en una sociedad de vida austera hasta hacía poco. Finalmente, la protagonista descubre la verdad, pero no la evidencia para no desilusionar a su hijo.

Cuando Fernando Lugo sufrió el accidente cerebrovascular el 10 de agosto del 2022, sometido posteriormente a un coma inducido, lo que pronosticaba una lenta recuperación, Camilo Soares (no recuerdo si en un programa de radio o televisión, o en una ronda de amigos y que luego me retransmitieron) hizo un paralelismo, sin ninguna mala fe, entre la situación del ex obispo de San Pedro y la película alemana dirigida por Wolfgang Becker. Fue cuando ya había sido trasladado a Buenos Aires (7 de setiembre del año pasado) y su médico de cabecera, el doctor Jorge Querey, actual candidato a vicepresidente de Euclides Acevedo, reportaba diariamente la constante mejoría del que también fuera presidente de la República (2008-2012).

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Cuando los médicos consideren pertinente, seguramente, le irán poniendo al día de acuerdo con la dosis recomendada. Ahí podrá enterarse de que su precandidata presidencial por el Frente Guasu Ñemongeta por una Patria Nueva, Esperanza Martínez, había desistido de su propósito original para presentarse nuevamente como postulante a la Cámara de Senadores. También tendrá conocimiento de que Soledad Núñez fue la elegida para acompañar a Efraín Alegre. Que algunos de sus mejores amigos y compañeros de lucha, como Sixto Pereira, Hugo Richer y Miguel Fulgencio “Kencho” Rodríguez, dejaron las carpas de la Concertación Nacional para sumarse al proyecto Nueva República de Euclides Acevedo. Nuestras deducciones no son antojadizas. Tienen el sustento de las declaraciones del propio doctor Querey, quien afirmó pocas horas atrás que Lugo no sabe que él es candidato a la vicepresidencia. “Yo, cuando tengamos un momento de estabilidad, la primera persona con la que voy a conversar de este tema será con él. Nosotros aún no habíamos conformado la dupla cuando él tuvo su enfermedad. Hoy, no está en conocimiento de que yo estoy en esta carrera electoral”.

Cuando Fernando Lugo vuelva al país ya totalmente restablecido podrá saber, además, que el inefable Efraín Alegre quiso hacer proselitismo a costilla suya y de Lula, con quien se comparó sin pestañear. Se le revelará que este individuo sin escrúpulos publicó en las redes sociales lo siguiente: “Hoy visité al querido presidente Fernando Lugo. Muy contento con los avances en su tratamiento. Le comenté de los desafíos de la Concertación y me expresó su deseo de volver al Paraguay a fin de mes. Con él, contigo y con toda la gente decente, el cambio ya llega. Fuerza Lugo”. Ya se olvidó convenientemente el actual titular del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) que el 17 de junio del 2012 había amenazado al entonces mandatario con el juicio político, que luego se concretó, y con su voto de senador a favor Lugo fue defenestrado el 22 de junio de ese mismo año. Efraín Alegre, entonces, se tomó la revancha: doce meses atrás había sido destituido de su cargo de ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) por no “dedicarse exclusivamente a las tareas propias de su cartera”. Ese mismo día, 17 de junio, también fue obligado a dejar sus funciones, y por las mismas razones Rafael Filizzola, ministro del Interior. Según el “diario con fe en la plata”, ambos fueron “destituidos por oponerse a la reelección de Lugo”.

La reacción de los amigos de Fernando Lugo se disparó de inmediato. El primero de ellos fue Hugo Richer: “Sé perfectamente lo que piensa Lugo, pero no lo voy a decir. Pido prudencia, hay mucha gente que lo visitó, pero sin comentar ninguna palabra, no hicieron fotos y videos”. Sixto Pereira fue más duro, incluso: “Cuando fui a visitarlo ni hablé de política, solo hablamos de anécdotas. Que dejen de usar eso en la campaña (por Alegre), eso es señal de debilidad y desesperación”.

Fernando Lugo, después de retirarse por un tiempo de la Concertación, volvió para competir no para compartir con Efraín Alegre. Estaba convencido de que Esperanza Martínez podría ganarle en las internas del pasado 18 de diciembre. Pero sucedió lo imprevisto: su enfermedad. Por eso, cuando los médicos concedan la autorización para que pueda recibir la información completa, sin que eso perturbe su salud, y ojalá sea pronto, ¡de las cosas que se va a enterar! Porque no podrán ocultarle todo por mucho tiempo. Como ocurrió en “Good bye, Lenin”.

“Cuando fui a visitarlo ni hablé de política, solo hablamos de anécdotas. Que dejen de usar eso en la campaña (por Alegre), eso es señal de debilidad y desesperación”.

“Sé perfectamente lo que piensa Lugo, pero no lo voy a decir. Pido prudencia, hay mucha gente que lo visitó, pero sin comentar ninguna palabra, no hicieron fotos y videos”.

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