El gobierno de Mario Abdo cierra este año con más promesas vacías en educación y una grave falencia de infraestructura. A nivel nacional se reportan 9.298 aulas de 2.619 instituciones con diversos problemas, incluyendo la falta de provisiones básicas como baño, agua y electricidad para los estudiantes. Además, se contabilizan 2.500 salas de 853 escuelas y colegios con peligro de derrumbe, tras el paso de tres ministros durante la presente gestión.
En marzo de este año, Juan Manuel Brunetti renunció al cargo de ministro de Educación para convertirse en precandidato del oficialismo, en medio de una fuerte crisis educativa, tras el impacto de casi dos años de pandemia, en que el Gobierno prometió durante el encierro, mientras los chicos desarrollaban clases virtuales, la construcción de aulas nuevas y refaccionar las que se encontraban en mal estado. Sin embargo, Abdo priorizó la inversión en obras de asfaltado, siendo principal accionista de la proveedora de asfalto del Estado.
En marzo del 2021, Brunetti había reemplazo a Eduardo Petta, destituido tras la presión de estudiantes y docentes por su cuestionada gestión en pandemia, que mereció el voto censura del Congreso Nacional; pese a esto, el ex ministro vuelve a postularse por el abdismo para un cargo público. Ahora, con el tercer ministro de la cartera educativa, Ricardo Nicolás Zárate Rojas, la situación de las escuelas y colegios públicos del país continúa sumamente alarmante.
De acuerdo a un reporte de la Dirección General de Planificación Educativa del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), de las 10.160 instituciones educativas en todo el país, 8.640 son del sector público, de las cuales cerraron el año escolar con 2.619 instituciones que registran aulas en mal estado, que sumando todas las aulas que presentan un pésimo estado en su infraestructura, se contabilizan 9.298 salas, mientras que 823 instituciones educativas están bajo peligro de derrumbe.
Esta problemática se agrava en Caaguazú donde se cuenta con más de mil instituciones en mal estado, otro número similar en Central y San Pedro, que son consideradas zonas críticas, pero que el resto de los departamentos no escapan de esta triste realidad.
LETRINAS EN LAS ESCUELAS
Para muestra vale un botón, dice un famoso refrán; para ver lo empobrecida que está la educación paraguaya, basta con analizar la situación sanitaria dentro de las instituciones educativas públicas, donde un total de 382 escuelas y colegios aún tienen una letrina común para que los estudiantes hagan sus necesidades básicas en pleno siglo XXI.
El reporte de la Dirección General de Planificación Educativa del MEC señala que 50 instituciones poseen letrina con un pozo ciego, 74 ni siquiera cuentan con un baño y 19 deben utilizar un excusado municipal. Esta precariedad se evidencia especialmente en zonas como Presidente Hayes, Caazapá, Boquerón y Canindeyú, que son departamentos donde el Gobierno sigue sin dar una respuesta a las apremiantes necesidades de mejoras.
SIN AGUA NI LUZ
Mientras que la provisión de agua potable se torna una realidad aún más lejana, teniendo en cuenta que en Paraguay existen un total de 159 escuelas y colegios que ni siquiera cuentan con suministro de agua potable, otras 168 cuentan con un aljibe, mientras que 436 escuelas se abastecen de un pozo común, 29 se abastecen del río de forma directa y otras 45 deben abastecerse del tajamar, compartiendo el líquido que usan para tomar con animales de la zona.
Pero si el suministro de agua potable es un chiste para algunas escuelas y colegios, lo más lamentable es que existan 154 instituciones educativas públicas en el Paraguay que no cuentan con energía eléctrica, en un país que tiene tres hidroeléctricas, y una de ellas es la más grande del mundo, que año tras año rompe récord en producción de energía eléctrica.