Que el Ministerio Público es la obsesión del presidente de la República, no es una novedad. Arrinconado por la infinidad de causas abiertas y otras tantas que se van a abrir apenas deje el poder o incluso antes, en diciembre, cuando pierda las internas tanto para la Presidencia de la República como para la presidencia del partido, hicieron que meta quinta a fondo a un plan que hace rato venía pergeñando, pero que no fue su primera opción como lo fueron los sucesivos e insistentes pedidos de juicio político a la fiscala general del Estado, que apoyó, impulsó e incluso financió directamente desde Mburvicha Róga de donde salía la “logística” necesaria para que la intención de voto de algunos diputados sea en sentido de la aprobación.

Cansado de haber repartido tanto “cariño” y como en toda relación por interés, el mismo nunca haya sido retribuido, cambió de táctica por una que no le resulta cómoda, pero que es la carta que le queda. Le resulta incómoda porque la deja muy al descubierto, demasiado expuesto que es él el responsable y articulador. Una situación que por su absoluta falta de liderazgo no le simpatiza ya que lo obliga a explicar, a argumentar, cosas que las pocas veces que alguna situación lo obligó a hacerlo, lo hizo de manera bastante precaria, por decirlo en modo diplomático.

El plan para tomar por asalto el Ministerio Público inició con el cambio de reglamento para la selección, la convocatoria a la vacancia y el llamado a los eventuales interesados. Todo esto capitaneado por el siempre servil senador Pedro Santacruz que integra un Consejo de la Magistratura al que Mario Abdo maneja por mensajitos de Whatsapp, al igual que el Jurado de Enjuiciamiento y la Corte Suprema. Uno de los problemas de este plan es que la vacancia de la Fiscalía General se da recién en marzo del año que viene y además, al tener reconducción tácita eso le da menos urgencia al tema. El que sí tiene urgencias es el Presidente, tiene que hacer todo esto antes de diciembre, mes de las internas de la ANR, y sobre cuyos resultados hay cada vez más evidencias de que no le serán beneficiosos. Si el plan de Mario Abdo se concreta, la República del Paraguay tendrá dos fiscales generales, una en funciones y otro en situación de espera. Algo nunca visto, y se dará justo durante el gobierno del Presidente que dice que su mayor legado será el fortalecimiento de las instituciones. El chiste se cuenta solo.

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La segunda parte del plan tiene que ver con que la mayor cantidad de postulantes sean leales al Presidente. Ya han manifestado su interés Carlos Arregui, Cecilia Pérez, Mónica Seifart. Más abdistas que Silvana. Y vendrán más, muchos más, todos los que se pueda. El mensaje que se pretende transmitir es que no debe haber dudas de que la silla de fiscal general será de alguno de los hombres del Presidente y que no nos vengan los señores del consejo con lo de los puntajes académicos y demás. Puras historias que ya nadie cree.

Queda por ver la respuesta que tendrán las fuerzas políticas no alineadas al Ejecutivo. A las que sí lo están, el Presidente ya les prometió una silla en la Corte Suprema de Justicia cuando en los primeros meses del año que viene se genere la vacancia del ministro Antonio Fretes.

Lo que el Presidente no pudo conseguir por vías constitucionales como el juicio político, lo conseguirá tomando por asalto la única institución a la que no pudo doblegar y la que tiene la posibilidad de avanzar con causas que podrían hacer que en vez de sacar pasajes a Miami lo tenga que hacer al Hilton, Tacumbú, pero Hilton al fin.

Si el plan de Mario Abdo se concreta, la República del Paraguay tendrá dos fiscales generales, una en funciones y otro en situación de espera.

El mensaje que se pretende transmitir es que no debe haber dudas de que la silla de fiscal general será de alguno de los hombres del Presidente.

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