El senador Enrique Riera presentó un compendio del auge del narcotráfico y estima que hay 500 pistas registradas, el resto está al arbitrio del narcotráfico y fuera del radar de las autoridades. Así mismo, cuestiona los nulos controles del espacio aéreo y los puertos fluviales, una ineficaz tarea de la Fuerza Aérea, Senad, Dinac, Aduanas, Puertos, y otras instituciones.
Las organizaciones criminales han potenciado sus operativas de tráfico desde Paraguay sacando provecho de las debilidades que tiene la República, en los últimos años del gobierno de Mario Abdo Benítez. Nuestro país tiene un nulo control sobre su espacio aéreo, a lo que se suman las ineficaces acciones de vigilancia en los puestos fluviales.
Según datos recabados y señalados en el informe sobre el comportamiento del negocio de la droga expuesto por el senador Enrique Riera durante sus reuniones en Estados Unidos, en Paraguay se estima que existen aproximadamente 2.200 pistas de aterrizajes para avionetas, de las cuales solamente un poco más de 500 aeródromos estarían registrados ante la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac).
Esto quiere decir que cerca de 1.700 pistas clandestinas estarían a merced del crimen organizado transnacional para que las narcoavionetas con cargas de cocaína a tope desciendan en nuestro suelo. Pero además de estas opciones múltiples que tienen los pilotos del narcotráfico para bajar, otro de los puntos esenciales es que no se cuenta con tecnología eficaz y eficiente para la inspección del espacio aéreo.
Esta es una de las grandes falencias en materia de seguridad por la que atraviesa el Paraguay, la falta de vigilancia y protección del espacio aéreo nacional. Y es que la Fuerza Aérea Paraguaya no cumple su misión constitucional que es la de contribuir a la defensa nacional en el ámbito aeroespacial, a fin de ejercer la soberanía efectiva del espacio aéreo.
Esta situación es aprovechada por el crimen organizado para utilizar a nuestro país como ruta, tránsito y centro de acopio de cocaína para ser enviada a otros puntos del planeta.
Sin embargo, a esta cruda realidad nuestra también hay que agregarle que desde nuestros puertos son enviadas cientos de toneladas de cocaína a África, Asia y principalmente Europa.
SALIDA LIBERADA
En este sentido el dossier del senador Riera agrega que la Dirección Nacional de Aduanas también forma parte del grupo de instituciones que poco o nada aportan en la lucha contra el tráfico de estupefacientes. Añade que esta aduce no tener equipamiento ni recursos monetarios para contar con escáneres. Los contenedores contaminados con cocaína pasan por los puestos de control aduanero sin mucha dificultad.
Las evidencias son claras. Desde el año 2020 hasta la fecha, los organismos nacionales e internacionales incautaron 47.538 kilos. Estas cargas pasaron por los puertos paraguayos sin ser detectadas por los controles de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP), la Dirección Nacional de Aduanas y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
Un dato relevante que señala el documento presentado por el legislador dice que expertos estiman que las incautaciones representan un 10% o menos del valor total exportado, por lo tanto, se presumen que por Paraguay pasaron unos 470 mil kilos de cocaína en los últimos tres años, cuyo valor rondaría los US$ 25.000 millones.
Asimismo, Riera remarca en su reporte que la ANNP tampoco controla el 80% de los despachos que salen de puertos privados, y que estadísticamente, son las zonas más vulnerables para la narcoexportación, contaminando contenedores y luego enviada la carga al mundo a través de la hidrovía Paraguay-Paraná.
LLEGADA
El senador Enrique Riera menciona en su informe que la historia de países que ya pasaron por esto muestra que el negocio narco lo primero que hace es usar el dinero para infiltrarse en las instituciones de orden y seguridad. “No solo evitan ser detectados, sino que generalmente son protegidos por las autoridades que se corrompen frente al dinero”, indica el documento.
En esta situación existen varios ejemplos de vínculos con el narcotráfico, como es el caso del relacionamiento entre el ex ministro de la Senad e Interior Arnaldo Giuzzio y el capo brasileño Marcus Vinicius Espíndola Marqués de Padua. Al igual que la ex secretaria de Giuzzio, la actual ministra de la Senad, Zully Rolón, quien firmó convenios con el ex diputado Juan Carlos Ozorio, capturado y procesado en el marco del operativo A Ultranza Py.
De Rolón también se cuestiona una serie de actuaciones en operativos antidrogas, como también las filtraciones realizadas en favor de organizaciones criminales investigadas por su dependencia.