Unidad de Investigaciones Nación Media

Aunque ocurre con frecuencia y se intente normalizar que personas de pueblos ori­ginarios deambulen por las calles de Asunción buscando una respuesta a sus necesi­dades, la situación amerita una atención urgente y espe­cial. De nuevo esta semana varios nativos de distintas comunidades se agruparon frente al Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), cuyas ofi­cinas funcionan en el predio de la Intendencia del Ejército, aguantando los crudos cam­bios de temperatura, la tor­menta, con la esperanza de ser escuchados por las autori­dades gubernamentales.

La imagen es funesta cuando se pasa por la avenida José Gervasio Artigas de Asun­ción, con niños, niñas y ado­lescentes bajo el peligro constante al que se exponen al estar en una vía pública, de jóvenes, adultos y adul­tos mayores con los rostros despavoridos por la incerti­dumbre sobre el futuro que les podría tocar a ellos y a sus familias como consecuencia de la interminable orfandad.

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Representantes de las comunidades indígenas vienen a la capital a buscar una respuesta, incluso poniendo en riesgo la salud de su familia, sobre todo de los más pequeños. Y aun así, el silencio del Gobierno es interminable.

Francisco Montiel, representante de una comuni­dad de nativos de la locali­dad de Villeta, comentó que hace aproximadamente un mes que están frente al Indi, pasando frío, calor, sin como­didades, muchos sin colcho­nes y frazadas, pero aguan­tando todo hasta lograr tener una respuesta a sus reclamos.

“Necesitamos tierra para producir, para la agricul­tura, para poder criar nues­tros animales. Pasamos un mes sin respuesta, y lo que planteamos es la compra de tierras para nuestra comuni­dad”, comentó, añadiendo que representa a unas 25 familias.

La comunidad de Montiel dis­pone de unas cuatro hectá­reas, que la utilizan para sus viviendas; sin embargo, como explicó, es imperiosa la nece­sidad de contar con un espa­cio para la producción.

MUCHAS FALENCIAS

Por su parte, Rubén Caba­llero comentó que llegó a la ciudad capital con varios representantes de distintas comunidades indígenas de Yasy Cañy, distrito situado en el departamento de Canin­deyú, y que sufre de muchas falencias y reclaman frente al Indi por sus derechos funda­mentales de tener acceso a la salud y a la educación, entre otras múltiples necesidades.

Hace ya bastante tiempo que solicitaron la conformación de una mesa de diálogo para que dentro de ese ámbito pue­dan expresar sus inquietu­des y llegar a establecer un cronograma de acción, pero nadie los escuchó por lo que decidieron arriesgarse a ins­talarse en la vía pública.

“Necesitamos respuestas, porque venimos a pedir edu­cación, salud, asistencia del Ministerio de Agricultura y del Ministerio de Obras Públicas, porque no tenemos caminos, no hay en nuestra comunidad un dispensario médico, no tenemos nada”, remarcó Caballero.

Niños y niñas pasan semanas en las calles ya que acompañan a sus padres hasta la capital, porque los grandes también buscan un mejor futuro para sus hijos e hijas.FOTO:EMILIO BAZÁN

Las escuelas en su gran mayo­ría solamente tienen hasta el sexto grado y los escolares nativos de Yasy Cañy requie­ren poder concluir el bachi­llerato y sueñan con llegar a las universidades. En cuanto a asistencia para producción, indicaron que buscan la coo­peración de las autoridades gubernamentales para poder producir más, mejor y llegar al mercado, por lo que tam­bién solicitan la construc­ción de caminos acordes a las necesidades.

“Tenemos alimentos, produ­cimos poroto y maíz, pero no podemos vivir solamente de eso, necesitamos también de otros productos alimenticios, y llegar al mercado nos brin­dará esa posibilidad”, resaltó Rubén.

Y sin importar lo que pase, haga frío o calor, llueva, truene y caiga una tormenta, estos nativos seguirán allí frente al Indi, porque vol­ver a sus comunidades con las manos vacías ya no es opción.

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