Por Josías Enciso Romero

Con gruesos salivazos de lamesuelas, incluidos los calcetines, el “Mariscal de la derrota”, Nicanor Duarte “Bruto”, salpicaba a un aburrido auditorio de la ciudad de Paraguarí el 29 de octubre del 2021. El director de Yacyretá –algo así como el chiste del burro confitero– no paraba de alabar las obras de “paz y progreso” de “mi general Alfredo Stroessner”, perdón, del presidente Mario Abdo Benítez, en el área de la salud.

“La salud pública es el compromiso central de este gobierno, antes de la pandemia ya. No es que vino la pandemia y ahí el Gobierno giró su mirada sobre la salud pública. No. Desde que comenzó el gobierno, la indicación del presidente fue centralizar en el desarrollo humano las inversiones”. Mirando lo que se viene más adelante de este periodismo de “Contexto”, nadie puede alegar que estamos inventando sus expresiones. Y es porque fueron reproducidas por el periódico digital El Trueno, financiado con “recursos estratégicos” de la binacional y cuya dirección está a cargo de uno de los hijos del “Mariscal”. Y, por supuesto, con laudatorios comentarios de todo el entorno del “equipo político” del “señor director”. Ese discurso forma parte de un autoelogio porque la entidad en condominio con la Argentina realizó algunas contrataciones sin filtro y amañados concursos de precios para la construcción de algunas unidades de Salud Familiar (USF), más un hospital de contingencia y una planta productora de oxígeno. Todo era para robar con el pretexto de la pandemia. Nuestro diario irá publicando oportunamente estas desfachatadas y alevosas maniobras para enriquecer el bolsillo propio y de sus vástagos directos, indirectos y de chanfle, mientras el pueblo pasa hambre.

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El 1 de julio de este año, en su informe anual al Congreso de la Nación, el propio Abdo Benítez se jactó de sus “grandes logros” en el área de la salud, sin que la senadora Desirée Masi, médica de profesión, le gritara: “Dejá de mentir, Presidente”. Donde quedan cenizas es porque hubo fuego. Como cuando alentaron la quema del Congreso de la Nación. Fuego alimentado por los lazos de los cargos para los amigos, de la complicidad y del odio mutuo a uno que sabemos. Así nomás es. Y se pasan cantando “llorar y llorar”, pero otro sigue siendo el “rey”. Habló de camas triplicadas en terapia intensiva, de la cantidad de USF que se construyeron durante su gobierno, de… ¡nambréna luego! Sin embargo, la cotidiana realidad de los enfermos oncológicos que suplican por medicamentos, los pacientes del covid-19 que murieron por falta de oxígeno y la pésima atención en el Instituto de Previsión Social, donde hay que comprar hasta las agujas para inyecciones, les devuelve al Gobierno la miseria de sus mentiras.

¡Epa, epa, epa! Vamos a rebobinar como con los viejos casetes de músicas o cintas de videos. Algo ya no andaba bien cuando el 4 de agosto de este año el vicepresidente de la República y novio pretendiente de la Presidencia, Hugo Velázquez, afirmaba ronco de euforia: “Lo que queremos es que la salud sea un derecho para todos los paraguayos y no un privilegio de unos cuantos. Y por la gracia de Dios, con la bendición del Señor, yo voy a ser el próximo presidente de la República. Y voy a trabajar por la igualdad social, por la justicia social, porque este gobierno va a dejar como legado las grandes obras de infraestructura. Yo voy a dejar como legado el trabajo que vamos a hacer sobre el ser humano, sobre todos los paraguayos, (…) porque voy a duplicar, voy a triplicar (no se escucha) a los sectores populares más necesitados. Porque ese es el Partido Colorado. El Partido Colorado es la expresión genuina de los sectores populares, del campesinado, del obrero, de los estudiantes y de los funcionarios públicos”. Esperen na un poco. ¿Cómo es el asunto? ¿El gobierno de la gente no se preocupaba por el ser humano y ese defecto iba a corregir el “Toro”? ¿Cero en justicia social, pero, supuestamente, “récord” en rutas con asfalto proveído por Marito? Aníkena. Pero el nombre de Dios fue invocado en vano, pues, según las malas lenguas blasfemas, el Señor está en todas partes, aunque hace oficina en Washington. Y el Departamento de Estado de los Estados Unidos denunció por intento de soborno al Vicepresidente, según algunos, con informes que le pasó el propio Marito, y Hugo Velázquez quedó varado en la cuneta.

¡No, no y no! Esto ya es demasiado. ¿Qué lo que decís? ¿Arnoldo Wiens, tú, también, Brutus? ¡No va seeer! El reemplazante de Hugo Velázquez aprovechó que el “Mariscal de la derrota” y el Presidente estuvieran fuera del país, se fueron al Vaticano de gira turística, para confesar: “Tenemos todavía una pata floja en el sistema de salud. Esa plata floja que es el acceso a los medicamentos, el acceso a los tratamientos, a los estudios que necesitamos. Hay gente que forma fila en el sol esperando turno para que pueda ser atendido (sic) por un médico, y eso ya no puede ser en nuestra sociedad, ya no se puede permitir. Vamos a luchar contra eso (…). El Estado debe ser servidor del hombre libre”. Al final, repitió el título de un conocido libro de J. Natalicio González. Por supuesto, sin haber leído el libro ni saber quién fue Natalicio. No hay que detenerse en pequeñeces. Lo sustancial es contarle a la audiencia cuántos metros mide el candidato, o sea, el apóstata Wiens.

En aquel acto oficial de Paraguarí, el “Mariscal” con síndrome de Napoleón “explicaba” a los adormilados asistentes: “Necesitamos conversar, sentar la semilla de la reflexión del pensamiento plural; pero para eso necesitamos líderes democráticos, no jefes”. Ahí la risotada interior fue general. El más grande autoritario de la era democrática hablando de democracia. El 25 de noviembre del 2004, cuando un grupo de campesinos querían ingresar a un acto presidencial en Horqueta, el autoproclamado “Tendota” les increpó en guaraní: “¿Ustedes que hacen aquí?”. Cuando le respondieron que querían participar del acto, el entonces mandatario les condicionó: “Van a entrar, pero se van a portar bien”. Pero una vez frente al escenario empezaron a gritar “Nicanor ijapu, Nicanor ijapu”, lo que motivó la intervención de la Policía para desalojar al grupo de protesta por orden de “Nicadrón”. Así se dialoga “en democracia” con el “Mariscal autocrático”.

Pero vayamos al principio. Dicen que en el Vaticano, al leer Marito el discurso de “pasarela Wiens” sobre las deficiencias en el área de la salud, le miró a su apologista preferido, Duarte “Bruto”, para preguntarle: “¿Vos y yo estamos locos, Lucas?”. Locos, tal vez. Ladrones, seguro.

Esperen na un poco. ¿Cómo es el asunto? ¿El gobierno de la gente no se preocupaba por el ser humano y ese defecto iba a corregir el “Toro”?

Como cuando alentaron la quema del Congreso de la Nación. Fuego alimentado por los lazos de los cargos para los amigos, de la complicidad y del odio mutuo a uno que sabemos. Así nomás es.

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