Si bien Mario Abdo Benítez se sigue jactando de su gestión durante los momentos más críticos de la pandemia del covid-19, la Contraloría General de la República expuso las terribles falencias y los escandalosos negociados cometidos por el Gobierno en su “gran comilona” con proveedores, mediante la estafa y sobrefacturación de los insumos médicos y medicamentos contra el coronavirus. Hoy los médicos lamentan que nada mejoró y que la situación de la salud pública va de mal en peor.
- PUBLICADO POR WWW.HOY.COM.PY
El programa “La caja negra” (Unicanal) publicó las falencias detectadas por la Contraloría General de la República (CGR) en su Memoria Anual 2021, donde la institución expuso el gran desafío que conllevó hacer frente a la pandemia del covid-19 en cuanto a la salud pública, en medio del mayor escándalo de corrupción que marcó la gestión del gobierno de Mario Abdo Benítez.
El informe detalla los fatos que fueron realizados durante la cuarentena, cuando el Poder Ejecutivo dispuso que la población se quede en sus casas y el Legislativo aprobó una ley de emergencia con un préstamo internacional de US$ 1.600 millones, mientras los funcionarios corruptos y los empresarios que tenían un afán desmedido de lucro, hacían sus grandes negociados entre cuatro paredes, sin importarles el terrible escenario que se avecinaba.
EL MODUS OPERANDI
Pliegos direccionados y sin aprobación de la máxima autoridad, falta de invitación a empresas interesadas en participar de las licitaciones y la conformación irregular de los comités de evaluación, forman parte de las irregularidades cometidas por el Ministerio de Salud, de acuerdo con la Contraloría.
En su escrito detalla la falta de una constancia de que la institución haya invitado a otras empresas interesadas en presentar mejores propuestas en su llamado licitatorio. Hay que recordar que, ante la presunción que se tenía sobre los direccionamientos en estas convocatorias, Salud Pública había alegado que sí llegó a cursar invitación a otros potenciales oferentes, pero que nadie se presentó. Sin embargo, la revelación de la Contraloría echa por tierra esa versión.
Otro punto importante mencionado en el reporte es que el pliego de los requisitos no fue aprobado por la máxima autoridad del ministerio. Con ello se intuye que dichos procesos fueron llevados adelante sobrepasando la figura del entonces ministro, Julio Mazzoleni. Entonces, si el ministro de Salud no era el que aprobaba el pliego, entonces quién lo hacía. Es aquí que aparecen en el operativo de compras, según los antecedentes, hombres cercanos al presidente de la República, ajenos al Ministerio de Salud, como el caso de Raúl Silva, un alto funcionario de Yacyretá salpicado en la cocinada de las fallidas compras de Salud al clan Ferreira.
En cuanto a la evaluación, la Contraloría resalta que la omisión de los criterios de evaluación y calificación en el pliego de bases no garantizó a los potenciales oferentes invitados al llamado, que sus ofertas serían evaluadas y calificadas con objetividad, en igualdad de condiciones y con la transparencia. Además que los miembros del comité de evaluación fueron nombrados a través de Memorando de la Dirección Operativa de Contrataciones, cuando debieron ser conformados mediante la resolución que aprueba el pliego.
Es de esta manera que un equipo externo era el que armaba y evaluaba los pliegos para favorecer a los amigos del Gobierno. En ese sentido es de público conocimiento el contubernio con el clan Ferreira, el cual mediante sus empresas Eurotec e Imedic proveyó por vía de la excepción los famosos insumos médicos chinos al Ministerio de Salud. La colusión y corrupción en estas compras fueron corroboradas y generaron un tremendo escándalo en la pandemia.
Esta fallida compra de insumos chinos revelada por “La caja negra” consagró el fracaso en la gestión sanitaria del gobierno de Mario Abdo. Tuvo terribles consecuencias para el sistema de salud, dejando desprotegidos por meses al personal de blanco y administrativo de los hospitales, así como a los pacientes que concurrían a ellos.
Otro aspecto señalado por la Contraloría en su informe es la adquisición de equipos y accesorios de gases médicos para la contingencia del covid-19, cuando los hospitales quedaron al punto de desabastecimiento y miles de vidas corrieron peligro. Al igual que otras licitaciones, aquí el modus operandi se repitió: el pliego no fue aprobado por el ministro y tampoco invitaban a otros potenciales interesados.
FALTA DE MEDICAMENTOS Y POLLADAS
Las rifas y las polladas fueron una constante en pandemia. Los familiares de los internados se vieron en la necesidad de comprar Atracurio y Midazolán ante la falta de estos medicamentos en los hospitales. Al respecto, la Contraloría concluyó que existió falta de planificación y gestión oportuna en la adquisición efectiva de los fármacos.
La escasez de los medicamentos para los pacientes con covid hizo lugar a las compras directas en Salud, con los precios de referencias muy superiores a los del 2019, con un pliego de bases y condiciones no aprobado por la máxima autoridad ministerial y con especificaciones técnicas que restringían la participación de varias proveedoras, retrasando así la reposición en los hospitales.
La misma situación ocurrió en el Instituto de Previsión Social (IPS), donde la Contraloría detectó varias falencias en las compras por vía de la excepción de los medicamentos e insumos médicos para el combate al covid-19, al incumplirse las formalidades establecidas para estos procesos.
VACUNACIÓN CONTRA EL COVID-19
La vacunación contra el covid-19 comenzó de forma tardía en Paraguay. Fuimos los últimos en acceder a los inmunizantes y, por un larguísimo período, dependimos de donaciones internacionales, que ayudaron a paliar tanta desidia. Si las autoridades actuaban con eficiencia, las dosis anticovid compradas iban a llegar a tiempo y se iban a evitar 10.000 muertes.
En un capítulo especial, la Contraloría aborda sobre el plan nacional implementado para la vacunación de la población. En ese sentido revela que el Ministerio de Salud presentó informes inconsistentes en relación al registro y aplicación de las vacunas.
Los responsables de Salud presentaron informes de registros múltiples de vacunación sobre una misma persona, permitieron la utilización de cédulas de 119 personas que se encontraban fallecidas, vacunaron a 2.310 personas como personal de blanco, pero sin acreditar sus vínculos laborales, e inocularon indebidamente a 28 funcionarios públicos y a otras 4.415 personas que no estaban dentro del cronograma de vacunación.
NADA MEJORÓ EN LA PANDEMIA
Rossana González, secretaria del Sindicato Nacional de Médicos, expresó al programa “La caja negra” que su sector creyó que algo se iba a mejorar durante la crisis de la pandemia, que se iba a aprovechar esa situación como un motivo para dar visibilidad a la salud pública. “No teníamos nada, tanto que la pandemia nos toma prácticamente en una situación cero, se tuvieron que construir hospitales de contingencia, pero se descuidó a los pacientes crónicos”, expresó.
A su parecer, sin lugar a duda, existió una completa descoordinación en la conducción de las autoridades en el combate al virus. Las vacunas llegaron sumamente tarde y hubo miles de pérdidas humanas. “Esa crisis iba a ser oportunidad para salir del problema, pero no fue así. De vuelta se comenzaron a apagar incendios, no se construyeron hospitales resolutivos, ni se contrató la cantidad de personal”, acotó.
La profesional indicó que hasta ahora no se cuenta con la nómina de los 13.000 incorporados al sector salud durante la pandemia. Aseguró que de esa cantidad, solo 1.500 son médicos y 3.000 enfermeras. “¿El resto quiénes son? Fueron cupos políticos para llenar los lugares”, denunció.
Sobre los insumos médicos chinos, González dijo que la calidad no fue la adecuada y que el inconveniente con el clan Ferreira retrasó la bioseguridad en los hospitales. “Hasta ahora nosotros seguimos comprando nuestros equipos de bioseguridad. Nada se mejoró. De vuelta se agudizó la situación”, lamentó.
Por su parte, el Dr. Lilio Irala, secretario del Sindicato Nacional de Médicos, cuestionó que Salud Pública no dejó de ser un botín político y recordó que históricamente esta importante institución fue utilizada por los políticos de turno a su conveniencia y como un trampolín político para ir incorporando a sus operadores.
El entrevistado lamentó que el personal de salud acepta los cargos a sabiendas del humor político, por lo que vive preso de la angurria política y con el temor de ser removido ante el mínimo cambio de parecer del político que lo ubicó en el puesto.