Por cinco años la Compañía Brasileña de Cartuchos lucrará con la infraestructura y personal de la Dimabel por la producción de municiones. Se hizo una concesión directa de un bien público estratégico militar a la empresa en la que también es accionista el Estado brasileño. La concesión se hizo sin concurso de precios ni licitación, tampoco se estableció el pago de un canon al Estado paraguayo. Este acuerdo se parece mucho al acta entreguista de Itaipú.

  • Por Jorge Torres Romero

Tras un convenio firmado el pasado 5 de abril entre el Comando de Fuerzas Mili­tares de nuestro país y la firma Compañía Brasileña de Cartuchos Mercosur (CBC) se establece que la firma brasileña terceriza su producción de municio­nes en las instalaciones de la Dimabel, con maquina­rias y personal de la depen­dencia militar de Paraguay, siendo su única contra­prestación, para toda esta infraestructura a su dispo­sición, la capacitación del personal de producción.

La empresa brasileña pro­veerá las materias primas e insumos necesarios hasta elevar al 100% de la capaci­dad fabril, y comercializará los productos terminados, gozando en ambos casos de los beneficios fiscales de los regímenes de la Ley 60/90 y de maquila. Si CBC Merco­sur requiriera incorporar maquinarias para aumen­tar la línea de producción o actualizar la planta, tam­bién se beneficiaría con dichos beneficios.

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Gral. Aldo Ozuna, director de la Dimabel.

Igualmente, si fuera nece­sario incorporar una mayor cantidad de personal para aumentar la producción, recurrirá a funcionarios jubilados de la Dimabel. Estos serán capacitados por la misma empresa, a sabien­das de que los mismos ya perciben sus haberes jubi­latorios, con lo cual fácil­mente podrán persuadirlos de aceptar remuneraciones muy por debajo de lo que un mercado no distorsionado demandaría, la jubilación como una subvención a favor de la empresa.

Todo esto durante el plazo de cinco años en los que CBC Mercosur lucrará con la infraestructura y personal de la Dimabel a costo cero, ofreciendo capacita­ción al personal a su dispo­sición, con materia prima, insumos y maquinaria adi­cional con beneficios fisca­les, que también alcanzarán a sus exportaciones de los productos terminados; y el personal extra que pudiera requerir a costos “subven­cionados”.

Todo esto está estipulado en el convenio firmado. Ante tantos beneficios para CBC Mercosur, cabe preguntar­nos ¿cuáles serán los bene­ficios para la Dimabel y para el Estado paraguayo?

EL ANUNCIO INICIAL QUE NO SE CUMPLIÓ

A fines del año pasado la agencia oficial del Gobierno anunciaba con bombos y platillos la instalación en Paraguay de la empresa Companía Brasileña de Cartuchos (CBC), luego de una misión económica al Brasil del ministro de Industria y Comercio, Luis Castiglioni. El proyecto de inversión privada bajo el régimen de maquila era con ofrecimiento de capacita­ción de la Dimabel.

Según el anuncio inicial el proyecto contemplaría la inversión de unos US$ 20 millones con la contra­tación de 80 funcionarios en forma directa. Durante la segunda y tercera etapa, estaba prevista la com­pra de un terreno para la construcción de un parque industrial de 10 hectáreas en regiones no pobladas y de fácil acceso al río Para­guay, que tendrá una inver­sión de aproximadamente 100 millones de dólares. Como parte del proyecto, la CBC se comprometía a pro­porcionar asesoría, apoyo, capacitaciones y asisten­cia a la planta de industria bélica que será implemen­tada en Paraguay, y estará a cargo de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), localizada en la ciudad de Piribebuy, Cordillera.

El 10 de setiembre del 2020, el representante legal de la empresa Compañía Brasileña de Cartuchos expone al ministro de Defensa el interés en la instalación en territorio paraguayo de una unidad productiva para la fabricación de proyectiles bajo el régimen de maquila.
El 5 de abril pasado se firma un acuerdo previo de entendimiento en el que la Dimabel se compromete a la producción de las municiones para la empresa brasileña sin ningún beneficio para el Estado, solo la capacitación del personal, Es decir, se hizo una concesión directa de un bien público estratégico militar a una empresa brasileña.

La empresa brasileña cuenta con dictamen posi­tivo del Consejo Nacional de las Industrias Maqui­ladoras de Exportación (Cnime), del Consejo de Inversiones de la Ley 60/90 y del Ministerio de Defensa Nacional para invertir en Paraguay. No obstante, necesitaba la autorización de la Dimabel para oficia­lizar la instalación.

Sin embargo, los discursos y acuerdos, al momento de su ejecución tuvieron un cam­bio total de planes y sorpre­sas bastante llamativos. Lo que se anunciaba y se encon­traba en tratativas era la llegada de una importante inversión de una empresa líder a nivel mundial en su rubro –que gestionó ampa­rarse en los beneficios fis­cales de los regímenes de la Ley 60/90 y de maquila– y que además ofrecía coope­rar con capacitación técnica a la histórica, estratégica y casi obsoleta industria bélica nacional.

El 5 de abril del 2022 se firma un acuerdo previo de entendimiento. La firma se realizó en la sede del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), con la participación del ministro Castiglioni y el ministro de Defensa Nacional, Bernar­dino Soto Estigarribia.

La comunicación oficial del MIC no difiere mucho de los anuncios relacionados con la inversión y capacita­ción, salvo el detalle men­cionado por el ministro Soto de que será utilizada mano de obra calificada de militares retirados.

La Dimabel menciona en su gacetilla que en virtud al acuerdo la CBC Merco­sur contrata a la Dimabel para la industrialización por encomienda de muni­ciones en las instalaciones de la Dimabel, de manera que esta última pueda utili­zar el 100% de su capacidad fabril. En dicho caso, la CBC proveerá de las materias primas e insumos necesa­rios y será responsable por la comercialización de las citadas municiones.

Analizando el acuerdo firmado, en ninguna parte se hace refe­rencia a algún plan de inversión de millones de dólares, adqui­sición de 10 hectáreas para sus instalaciones, ni generación de mano de obra calificada, tal como se venía anunciando con­forme a las presentaciones rea­lizadas ante las diversas entida­des del Estado.

Todo eso quedó en el olvido, para acordarse un modelo de producción absolutamente distinto que nada tiene que ver con las negociaciones previas.

Los grandes beneficios para el país que fueron expuestos en la práctica no se dan y el general Aldo Ozuna, director de la Dimabel, puesto en ese sitio por el mismo presidente de la República, será el encar­gado de velar por todo el pro­ceso. Esto se parece y mucho al acta entreguista de Itaipú que fue armada por el vicepre­sidente de la República, Hugo Velázquez.

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