Enrique Salyn Buzarquis, senador por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), es un personaje de historieta. Tiene rostro de caricatura. Camina y habla como dibujo animado. Una mezcla, ya que estamos, de Woolong y Mr. Popo o Momo, de la famosa serie Dragon Ball. Por eso nadie le toma en serio. Salvo, obviamente, el diario en decadencia que tiene una obsesión por el líder del movimiento Honor Colorado, Horacio Cartes, quien, a estas alturas, ya debería exigir un porcentaje de participación por la exclusividad en sus páginas.

Sus periodistas, para congraciarse con la patrona, son capaces de entrevistar al Pombero si es que va a despotricar contra el mencionado político, empresario y dirigente deportivo. El que abra la boca para denostar contra HC será el próximo ídolo del diario que amasó su fortuna bajo la sonrisa complaciente del dictador Alfredo Stroessner. De esta manera, el ferretero que salía a barrer su vereda tropical se volvió inmensamente rico.

La nueva estrella pop del diario del abecedario es Salyn, también conocido como “Salyn, el pillín” por algunos descuidos que cometió en su dorada época de ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, durante el gobierno de Franco. Ya no recordamos cuántas páginas le dedicó el periódico de marras por esas distracciones que sumaron un total de 600 mil dólares. El senador empieza una etapa por la que ya desfilaron las diputadas Kattya González y Celeste Amarilla, el senador Pedro Santa Cruz y Efraín Alegre, entre otras leyendas de la política urbana. El que hizo su primera aparición fulgurante fue su hermano, el diputado Antonio Buzarquis, anunciando que solicitará una reunión informativa con el ministro de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), Carlos Arregui, para que responda sobre los documentos filtrados a los medios de Zuccolillo y Vierci y que “salpican al ex presidente Horacio Cartes”. Este Buzarquis, no el otro, tiene unas historias que dan calambre por demanda de reconocimiento de hijos y prestación de alimentos en las que involucró hasta a uno de sus choferes. Pero eso para más adelante. Ahora nos interesa el otro Buzarquis.

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El senador ayer se fue todito. Hay que darle gusto a la directora de orquesta. Entonces, escupió a su medida. Dice que presentó un proyecto en la Cámara Alta en que plantea que la Comisión Bicameral, de carácter transitorio, para la investigación de hechos punibles de lavado de dinero y otros delitos conexos, reúna toda la información posible sobre las empresas del Grupo Cartes y lo remita “a instancias internacionales y al Congreso de los Estados Unidos”. También al Mercosur y a la Unión Europea. Por si se olvidó de algunos organismos de nivel mundial, le podemos añadir las Naciones Unidas, la OTAN, el Tribunal de la Haya y la Orden de Malta. Esta última, según versiones, sería su preferida. Proclamó que todos los “hallazgos” de la comisión serán remitidos al Ministerio Público por puro formalismo, porque la fiscal general, Sandra Quiñónez (“estoy convencido”, dijo), es empleada de ya sabemos quién.

Quiere convertir esta causa -los documentos filtrados por la Seprelad-, “en una causa internacional”. Es que Enrique Salyn Buzarquis no confía en la Justicia paraguaya. Así lo aseguró en letras de molde. Y es lógico que no confíe en la Justicia que le sobreseyó el 16 de setiembre de 2019. Porque si funcionara como debe ser, estaría purgando los cinco años de cárcel que solicitó la fiscal Victoria Acuña. ¿La acusación? Lesión de confianza y usurpación de funciones públicas.

Unas raras contorsiones de 600 mil dólares para la realización de estudios de suelo en el Chaco y el departamento de Ñeembucú es el apokytã de este asunto. Pero, repetimos, tiene razón. Dicen que el extraordinario humorista, actor y escritor neoyorquino, Groucho Marx (no Carlos, que de humor no tenía nada), solía decir: “Nunca aceptaría ser socio de un club que admitiera como socio a alguien como yo”. Es por eso que le damos la razón a Salyn. No puede confiar en una justicia que le absolvió a él. Sería el colmo.

En su delirium, ya le llegará la hora a los elefantes rosados, apuntó que el Grupo Cartes “es una amenaza para la soberanía y la democracia”. Y retozando como una cabra, remató: “Las instituciones están totalmente corrompidas, este grupo ha sobornado jueces, fiscales, senadores, diputados, la Senad, la Seprelad, medios (de comunicación), entraron al deporte, la iglesia, las cooperativas”. Le recordamos que fue la Seprelad la que armó ese mamotreto que hoy está utilizando para hacer el bochorno. Por ahora, local nomás. Lo dicho, este Salyn es un pillín. Letradito el hombre, que cree que los demás somos tontos. Digno alumno de don Cecilio.

Es por eso que le damos la razón a Salyn. No puede confiar en una justicia que le absolvió a él. Sería el colmo.

La nueva estrella pop del diario del abecedario es Salyn, también conocido como “Salyn, el pillín” por algunos descuidos que cometió en su dorada época de ministro de MOPC.



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