El asesinado fiscal Marcelo Pecci llevaba adelante una férrea lucha contra el narcotráfico y el crimen transnacional, a pesar de los importantes recortes presupuestarios que el Ministerio Público sufrió desde el Senado.
Como parte de esa lucha contra grupos criminales organizados, dos ministros del actual gobierno (Arnaldo Giuzzio y Joaquín Roa) fueron destituidos de sus respectivos cargos tras ser vinculados con presuntos traficantes de drogas.
El ex ministro del Interior, cuyas notorias conexiones con el presunto narco, uno de los más buscados en el Brasil, Marcus Vinicius Espíndola Marqués de Padua, obligaron en febrero pasado al presidente Mario Abdo Benítez a sacarlo del cargo en el cual se mantenía con el abierto apoyo del vicepresidente Hugo Velázquez y un sector de la oposición, pese a los reclamos de la ciudadanía por la imparable ola delincuencial.
Pocos días después, Joaquín Roa, en ese entonces ministro de la Secretaría de Emergencia Nacional, seguía el mismo destino que Giuzzio, luego que se hicieran público a través del diario La Nación, sus presuntos vínculos con Alberto “Beto” Koube, señalado como miembro principal de una organización criminal regional que mueve la mayor cantidad de cocaína hacia Europa.
Colombia, Paraguay y Estados Unidos barajan las conexiones de los grupos criminales que operan en sus territorios, con tentáculos en otras dos naciones, y que podrían tener implicancia directa con el asesinato del fiscal paraguayo que ocurrió por la mañana del martes pasado, en una playa privada, cuando dos sicarios, que llegaron en una moto acuática, lo atacaron a tiros.
Las autoridades de Paraguay creen que la orden para matarlo fue dada por organizaciones delincuenciales afectadas por los procesos que llevaba a cabo el funcionario contra redes de narcotráfico y crimen organizado, como el operativo A Ultranza Py, que seguía una conexión colombiana del ex diputado Juan Carlos Ozorio, actualmente preso, y del pastor prófugo José Insfrán.
Tanto Ozorio como el pastor Insfrán se mostraban muy cercanos al vicepresidente Velázquez, según se muestra en varios videos y fotografías que Insfrán publicaba en las redes sociales de la iglesia que dirigía.
TERRORISMO INTERNACIONAL
En la línea de investigación que siguen las autoridades de los tres países, aparece un grupo terrorista internacional, según expresiones del director de la Policía de Colombia, el general Jorge Vargas.
Vargas estima que el mortal ataque contra el fiscal paraguayo, fue a consecuencia de una investigación que pudo haber golpeado a la organización terrorista libanesa, Hezbollah, coincidentemente considerado por varios países occidentales como organización terrorista internacional, por financiarse y activar fuera de la región del medio oriente, donde se originó, específicamente en el Líbano.
El hilo conductor de la investigación lleva hasta el libanés Nader Mohammad Farhat, extraditado a los Estados Unidos en el año 2019, como corolario a un minucioso trabajo realizado por el fiscal Marcelo Pecci.
En una fotografía captada hace algunos años en el Líbano, el entonces diputado Hugo Velázquez aparece sentado junto a un grupo de personas entre quienes se encontraba Walid Sweid, cuñado del libanés Farhat, extraditado en el 2019 y quien también fuera sindicado por investigaciones realizadas en los Estados Unidos, como financista del grupo terrorista libanés. El fiscal Marcelo Pecci había allanado propiedades de estos ciudadanos libaneses, por considerar que formaba parte de un esquema de lavado de activos para financiamiento de actividades terroristas del Hezbollah.
El grupo terrorista internacional libanés opera desde hace años en la Triple Frontera, entre Brasil, Argentina y Paraguay, siendo acusados de varios crímenes transnacionales así como de los terribles atentados en Buenos Aires en la década del ‘90.