Palabras que en las últi­mas semanas se han vuelto protagonistas de las noticias más relevan­tes a nivel país, en especial en términos económicos y sociales, son combustible, suba, precios, movilizacio­nes y subsidio. Este último, muy utilizado por el gobierno actual que si bien le tocó una pandemia, lo cierto es que pareciera haberle empezado a tener cariño para ciertas soluciones temporales.

Para entender el trasfondo de los subsidios y llegar a los lectores con antecedentes y experiencias regionales, La Nación contactó con el enten­dido en la materia y perio­dista peruano Aldo Mariáte­gui, quien emitió una serie de consideraciones al respecto.

Señaló que al igual que lo vivió en su país y varios otros de Latinoamérica, el subsidio, más allá de solucionar una problemática, lo que hace a la larga es más bien distorsio­nar a la economía.

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“Nunca he visto que los sub­sidios hayan funcionado, se aplica en varios países, incluso aquí lo vivimos, pero lo cierto es que no llegan a los que deben llegar, a veces van direccionados a sectores favorecidos y hasta para quie­nes tienen ingresos, y más bien, lo que hacen es distor­sionar la economía”, expresó.

Otro aspecto validado por el especialista es que los subsi­dios se prestan a corruptelas, dijo, por lo que en general es muy difícil focalizarlos, aun­que en los papeles pinte muy bien, en la realidad es dis­tinto, pues generalmente res­ponden a exigencias u otros intereses de ciertos grupos.

UN REMEDIO CARO

Por dichos argumentos más lo ya experimentado en su pro­pio país, Mariátegui no es partidario, al menos en Perú y en otros países, ya que no han funcionado, porque ter­minan costando muy caro a la larga por brindar este tipo de ayuda, además de que luego se vuelven permanentes al ser difícil de sacarlos del sistema, cuando ya las personas, en su momento beneficiadas, ter­minan adquiriéndolos como un “derecho”, dijo.

Asimismo, por lo general, el subsidio tiende a aumen­tar y a no quedarse quieto, la cifra no queda estática, a lo que no hay que descartar que otros sectores también vayan pidiendo, por lo que consideró que en circunstancias como la actual, una opción es bajar los impuestos a los combustibles.

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Su opinión sobre el subsidio y sobre Paraguay

“El subsidio es un remedio que no es bueno, después no se puede salir de él, es caro, es discriminado y la gente empieza a querer copiar, cargándole cada vez más al fisco”, agregó.

A Mariátegui le llamó mucho la atención que Paraguay, un país que “nada en energía eléctrica”, no haya avanzado en materia de movilidad eléctrica y que la electricidad no sea barata con el gran potencial de las hidroeléctricas. En ese sentido, en segundo plano, también considera que como país se debe fomentar el parque automotor eléctrico, a más de trabajar con hidrógeno, lo cual sería más barato, y explorar gas en el Gran Chaco como recomendaciones.

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