El fuego estaba reservado a los dioses del Olimpo. Un día, el generoso titán Prometeo decide dárselo a los humanos, provocando la ira de Zeus. El padre de los “dioses y de los hombres”, taimado y astuto, decide vengarse. Su artero plan no involucra al ladrón de las llamas encendidas por su facultad de prever el futuro. Pensaba “hacia adelante”. Escoge, entonces, a su hermano Epimeteo, quien era poco precavido. Reflexionada sobre los hechos ya ocurridos. Zeus le presenta a Pandora, con quien se casa. Como regalo de boda, la nueva esposa recibe una tinaja ovalada, según la mitología griega, o una caja, según la historia fabulada. Pero tenía una condición: nunca debía abrirla. Adornada con el don de la curiosidad, Pandora hace exactamente lo contrario y deja escapar a todos los males conocidos del mundo.

Sancionada por el Congreso de la Nación y promulgada por el Poder Ejecutivo, la ley de subsidio que autoriza Petróleos Paraguayos (Petropar) a expender el gasoil tipo 3 y la nafta de 93 octanos a precios menores de los que se ofrecen en plaza representará para los contribuyentes entre 15 y 20 millones de dólares al mes. La medida tendrá una duración de sesenta días, pudiendo prolongarse.

¿Para qué los 15 o 20 millones de dólares mensuales? Para cubrir las pérdidas del ente estatal al vender los combustibles antes mencionados a precios menores de lo adquirido y que serán distribuidos en las 228 estaciones de servicio que tienen el emblema de Petropar. ¿De dónde provendrá el dinero? Del Tesoro Público. Es decir, de nuestros impuestos. Esta determinación fue una salida para rechazar el proyecto del Ejecutivo de crear un Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles del Paraguay utilizando un préstamo de 100 millones de dólares concedidos por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Igual iba a convertirse en una bolsa de piedra para las espaldas de las futuras generaciones.

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El Gobierno volvió a ceder ante la presión de los camioneros, quienes recurrieron nuevamente a la nefasta e irritante práctica de bloquear el libre tránsito en las diferentes rutas nacionales. Incluyendo actos de abusiva prepotencia y facinerosa violencia. A diferencia de aquellos mismos procedimientos, cuando exigieron el aumento del precio de fletes, ocasionado el furor ciudadano, esta vez las personas no involucradas directamente en estos actos de protesta fueron más tolerantes.

No habían comprendido cabalmente lo que estaba ocurriendo. Pensaron que la lucha era por todos y para todos. No hubo claridad en la comunicación. Esta nueva medida de Petropar prácticamente es un beneficio exclusivo para los camioneros, porque muy pocos vehículos utilizan el gasoil tipo 3 y la nafta de 93 octanos.

Solo ahora la ciudadanía está percibiendo el real alcance de esta ley y de dónde saldrá el dinero para solventar este subsidio que beneficiará, repetimos, a una minoría. El viceministro de Economía del Ministerio de Hacienda, Iván Haas, puso claridad en lo que a mucho nos parecía confuso: “Petropar, por ejemplo, puede decir que vendió a 6.050 unos 80 millones de litros que compró a 7.000 guaraníes y en base a ese cálculo, el Tesoro tendrá que reponer la diferencia”.

El economista Santiago Peña, precandidato a la Presidencia de la República por el movimiento Honor Colorado, había calificado las medidas planteadas para salir de este atolladero como meros parches. El subsidio, en este caso, no constituía sino una “gota en el mar”. La pregunta siguiente se presenta imperativa: ¿Qué pasará después de dos o tres meses? ¿Abrió el Gobierno su propia Caja de Pandora? Cuando la esposa de Epimeteo logró cerrar la caja en el fondo ya solo quedaba Elpis, el espíritu de la esperanza, el único dios del bien incluido entre los malignos. En las próximas elecciones tendremos que abrir nuevamente esta caja para que la esperanza salga a luz mediante la capacidad, la previsión y la honestidad.

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