En las últimas semanas se ha visto cierto desespero en la ya de por sí acelerada campaña del vicepresidente de la República. Es importante conocer el contexto de esta desesperación. Es sabido que el búnker de Fuerza Republicana (ex Añetete) se sitúa en un céntrico hotel de la ciudad de Asunción, ahí hace oficina (las veces que viene a nuestro país) el asesor extranjero y su equipo, funcionarios y algunos que dejaron de serlo, pero que siguen teniendo inf luencia y marcando líneas políticas tanto para la candidatura de Hugo Velázquez como para todo el Poder Ejecutivo. En algún punto podría decirse que ahora, sin estar en sus cargos, tienen aún más atribuciones fácticas. Y sería verdad.
El desespero al que se hace referencia tiene que ver con un reporte que llegó hasta el espacio político. El informe lleva por nombre: Los oficialismos pierden elecciones. Que la crisis generada por la pandemia del covid permeó en absolutamente todas las áreas de los países del mundo no es novedad; estudios de diversos organismos lo muestran. Si trasladamos a América Latina no muestra gran diferencia; al contrario, se refuerza al punto que en los siete países donde hubo elecciones, en todos perdió el oficialismo. El enojo de la gente, la insatisfacción por la magra gestión, Poder Ejecutivo debilitado, agravamiento de los ya de por sí altos niveles de desconfianza hacia quienes debían liderar el país en momentos extremos. A eso hay que sumarle la desgastada relación entre ciudadanos y sus gobiernos, ambiente social donde hay de todo menos optimismo, escasa profesionalización de la comunicación gubernamental y el informe sigue aportando factores que motorizaron a los electores de los diferentes países a descargar su malhumor en las urnas optando por opciones políticas que diferían de las que en ese momento estaban en la administración de sus países.
Llegando al Paraguay, se mencionan la inseguridad, la capacidad para gestionar la pandemia, la gestión por las vacunas, las muertes por la llegada tardía de las mismas y la escasa infraestructura sanitaria, prolongadas y costosas internaciones (aún en el sector público) y sus hasta ahora incalculables consecuencias en la economía de las familias, el desempleo y el empleo informal y varios puntos forman parte del escenario con el que se va llegar a diciembre, cuando sea momento de las internas del Partido Colorado. Se hace hincapié en la ANR porque al menos hasta ahora no se ve (y hay cada vez menos tiempo) una figura con el suficiente peso, convocatoria y con capacidad de aglutinar a todas las fuerzas que conforman el multicolor arco opositor. Hay un consenso social de que quien gane las internas, tendría allanado el camino para ser el próximo presidente de la República.
El informe en cuestión cita los países democráticos donde se realizaron elecciones y hace un breve anál isis de coyuntura de cada país y, sobre todo, que es lo que enerva al vicepresidente y precandidato a intentar suceder al actual gobierno, la titánica tarea que hicieron los oficialismos por mantener el poder y los resultados negativos que obtuvieron a pesar de ello.
Estados Unidos, Honduras, República Dominicana, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú. En todos estos países hubo elecciones durante esta pandemia y en todos perdieron los oficialismos, más allá de sus vertientes ideológicas. Hay que sumarle el último caso de Costa Rica, donde se llevaron a cabo las elecciones en primera vuelta y donde el ex presidente Figueres (el que representa el cambio) le sacó diez puntos de diferencia al otro candidato.
El enojo de la gente, la insatisfacción por la magra gestión, un Poder Ejecutivo debilitado, agravamiento de los ya de por sí altos niveles de desconfianza hacia quienes deberían liderar el país en momentos extremos y delicados.
Llegando al Paraguay se mencionan la inseguridad, la capacidad para gestionar la pandemia, la gestión por las vacunas, las muertes por las llegadas tardías de las mismas y la escasa infraestructura sanitaria.
El informe en cuestión cita los países democráticos donde se realizaron elecciones y hace un breve análisis de coyuntura de cada país y, sobre todo, que es lo que enerva al vicepresidente y precandidato a intentar suceder al actual gobierno.