Mientras el presidente Mario Abdo Benitez reafirma que en su gobierno se verificaron “los avances más importantes en los últimos años” en materia de lucha antiterrorista, el terror se acrecienta en distritos de influencia del EPP.
“Son 16 (terroristas) abatidos durante este gobierno, que supera a todos los anteriores”, declaró el mandatario, cuando le plantearon la incesante sucesión de episodios de inseguridad.
La contracara del optimismo oficial en torno a la inseguridad se da en la zona del último secuestro (de Peter Reimer) en Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro. Allí la pacífica e industriosa comunidad de menonitas se encuentra atemorizada.
Y eso al punto que, el secuestro de Peter, un humilde electricista al servicio de la Ande, dejó claro el mensaje de que a partir de ahora cualquier miembro de la comunidad, independientemente a su estatus económico, puede ser víctima de secuestro.
Una parte importante de colonos del lugar sostiene que ante este nuevo escenario, urge la creación de un fondo para eventuales nuevos secuestros con que amenaza el grupo terrorista del EPP.
La cultura de los menonitas, contraria al uso de armas, así como de la exaltación del trabajo duro en el campo, pasaron a ser presas fáciles de los epepistas, uno de cuyos objetivos es evitar la ampliación de terrenos de cultivos agrícolas o ganaderos.
La liberación de Peter Reimer implicó el desembolso de US$ 500.000, suma que se juntó gracias a los aportes de otros colonos menonitas, así como de ciudadanos en general que respondieron al clamor de la familia Reimer, que no tiene recursos suficientes para pagar el rescate.
La idea para la creación del fondo para hacer frente a un nuevo episodio revela el estado de indefensión en que se hallan trabajadores del campo, que tomaron conciencia de que el terror no ha sido erradicado, y que el Estado, así como están las cosas, no está en condiciones de abortar el terrorismo epepista, ni de dar seguridad a los ciudadanos de la República ante dicha plaga.