La Comisión Anticontrabando de la Cámara de Senadores recibió ayer al senador colorado Martín Arévalo y al director de Aduanas, Julio Fernández. Ambos fueron citados para aclarar las denuncias realizadas uno contra otro, ocasión en que los dos se ratificaron en sus acusaciones.
Arévalo negó una vez más cualquier tráfico de influencias en Aduanas y reclama a Fernández la falta de precaución en el cuidado de las mercaderías decomisadas por contrabando.
“Estoy acá para defender derechos del Estado, creo que hay un daño patrimonial de casi US$ 3 millones que podían ser para el Ministerio de Salud, no puede quedar impune, la gente responsable debe pagar con sus bienes el hecho”, sostuvo.
Además, negó el supuesto tráfico de influencias para lograr la contratación de dos personas en Aduanas y aseguró que es una “cortina de humo”, porque alegó que jamás pidió a nadie, y nadie le ofreció algo a cambio. “¿De qué tráfico de influencias hablamos?”, recriminó.
“Creo que es un montaje para desviar la atención de lo que pasó”, explicó el senador. Denunció que Aduanas no se interesó en hacer un seguimiento al robo de las mercaderías. “Un año no movió el expediente la Fiscalía”, cuestionó.
Por otra parte, hizo referencia al contrato con el depósito Gical, mencionando que no era responsabilidad del establecimiento la custodia de las mercaderías. Por eso responsabiliza al director de Aduanas por no establecer la seguridad necesaria o buscar seguros para resguardar las cargas millonarias que ya pertenecían al Estado.
“Hubo un complot, fue un hurto, no había guardias, ni alarmas, nada, el único guardia salió”, declaró el senador. Ante este hecho, el legislador presentó la denuncia de hurto de las mercaderías el 24 de agosto del 2020 en el depósito Gical, luego las mercaderías restantes denunció que se vendieron a EMEKU, a un costo menor.
Reiteró que Julio Fernández es responsable institucionalmente de las mercaderías robadas. “Escuchamos que responsabiliza a Gical, es mentira, por contrato el director tenía que precautelar las cargas. Aduanas libera el depósito y una rosca mafiosa se pone de acuerdo para robarle al Estado, mercaderías declaradas en comisos”, concluyó.
Por su parte, el director de Aduanas, Julio Fernández, también se ratificó en su denuncia inicial contra el senador. Expuso una estructura que se monta para el contrabando de electrónica, donde el legislador trata de influenciar para colocar a funcionarios en cargos estratégicos que permitan el tráfico de electrónica.
Al retirarse de la Sala de Sesiones sostuvo que después de sus acusaciones trabaja más tranquilo, sin visitas ni llamadas. “Solo denuncio el tráfico de influencias, les soy sincero, desde que pasó eso (la presentación de denuncia de tráfico de influencias al senador) tengo una tranquilidad trabajando, nadie me visita, poca gente me está llamando por teléfono”, expresó. Todos los sectores marcaban visita en su despacho de Aduanas, como desde empresarios y despachantes, explicó, pero “hoy estoy siendo más productivo”, alegó al retirarse.
Durante su declaración en la comisión, el director expuso la solicitud del senador para la designación de Miguel Medina como administrador de Terport San Antonio. Así como los mecanismos utilizados para adulterar los contenedores para que el ingreso sea legal y su relación con estructuras que se manejan para el tráfico de electrónica.
“No es un tango que se baila entre dos, hablamos de una coreografía, hablamos de importadores, funcionarios de Aduanas, despachantes y siempre algún padrino detrás de este tipo de negocios”, expresó.
Fernández explicó que en los despachos de las firmas de Gregorio Cubilla (se declaró dueño de la carga de contrabando), intervino 282 veces Miguel Medina y 223 veces Luis Pereira, quienes fueron recomendados del senador.