Senadores de varias bancadas han manifestado su preocupación ante la propuesta del Ejecutivo, que impulsa el polémico proyecto de ley de emergencia sanitaria que prevé sancionar vacunaciones irregulares bajo ciertos parámetros, como mecanismo de mitigación del contagio de covid-19, además de aplicar sanciones administrativas e incluso la pena privativa de libertad. Alegan que la propuesta viola la Constitución Nacional, raya el autoritarismo y que lo principal sería que recuperen la confianza antes que plantear sanciones.
El senador Hugo Richer, del Frente Guasu, indicó que para llevar adelante un proyecto como el que está presentando el Ejecutivo al Congreso Nacional se debe realizar un análisis del carácter constitucional o no del proyecto de ley, atendiendo a que es cuestionado por la violación de ciertos artículos constitucionales. Pero, además, indicó que se debe lograr acuerdo político entre todos los sectores, además de recuperar la confianza de la ciudadanía.
Richer incluso considera que se debe lograr un consenso político no solo entre los actores políticos, sino incluyendo a referentes importantes de la sociedad civil, de sectores gremiales, empresariales, sindicales e incluso a los medios de comunicación.
“Este proyecto así está muerto. Aplicar este proyecto cuando hay un amplio rechazo de sectores políticos y de la sociedad civil es inviable. No se puede aplicar un proyecto como este cuando existe ese rechazo. Para mí esto está muerto”, afirmó.
En todo caso, indicó que para lo que servirá es para el debate, para ver qué se puede hacer y, en ese sentido, el legislador aseguró que lo primero que se tiene que hacer es recuperar la autoridad política. “Me refiero a la conducción política del Poder Ejecutivo. Acá se ha perdido la confianza en quienes tienen que administrar esta crisis sanitaria y la recuperación de la confianza política por parte de la población va a establecer un nuevo tipo de relacionamiento y comunicación”, concluyó.
PROYECTO
El proyecto legislativo plantea dos tipos penales sancionados con penas carcelarias para los casos de vacunaciones irregulares y el hurto de vacunas e insumos médicos. Establece hasta 5 años de cárcel o multa para el funcionario que beneficie a otro para recibir la vacuna contra el covid-19 y la inhabilitación para ocupar cargos, electivos o no, por 10 años. Mientras que el que hurte las vacunas, insumos o medicamentos empleados en el combate a una epidemia sanitaria será castigado con pena privativa de libertad de 2 a 6 años. En tanto que si se trata de un funcionario público, el que cometa este delito será inhabilitado hasta 10 años para ejercer cargos públicos, electivos o no.
La propuesta será analizada mañana en mesa directiva del Senado entre líderes de bancadas y ministros del Poder Ejecutivo.