La noticia de fallecimientos de personas de diferentes edades y situaciones socioeconómicas, a lo largo y ancho del Paraguay a causa del covid-19, ha cubierto con tristeza los diferentes rincones del país. Pero no es el único sentimiento que nos embarga como nación, pues los hechos de corrupción y tráfico de influencias, generan también mucha indignación que terminan mezclados con el dolor.
Se habrá puesto a pensar el presidente del Congreso, segundo en la línea de sucesión presidencial luego del vicepresidente Hugo Velázquez, que el monto que decidió ofrendar a varios de sus cercanos colaboradores podría haber influido quizás entre la vida y muerte de algunas personas que luchaban por salvar sus vidas en esta guerra mundial contra el coronavirus, optimizando ese dineral en una inversión que vale oro en este momento como la dotación de una Unidad de Terapia Intensiva (UTI).
EL COSTO DE UNA UTI
El costo para equipar una UTI de manera completa puede fluctuar entre 35 mil a 60 mil dólares, dependiendo del país, según explican los especialistas en estos equipos. En nuestro país, si tomamos en cuenta el costo de los equipamientos donados por el gobierno de la República de China (Taiwán) para los centros hospitalarios de Encarnación y Paraguarí, montar una UTI completa orillaría los US$ 45.000, que equivale, siempre de manera aproximada a poco más de 40 UTIs, considerando la cotización del dólar norteamericano a G. 7.000.
A pesar de ser una simple coincidencia, esta es la cantidad de pacientes que en el transcurso de la semana había mencionado un médico de primera línea, quien se encontraba informando sobre las necesidades para asistir a quienes habían desarrollado síntomas graves de la afección. Una sola de estas unidades de cuidados intensivos puede hacer una gran diferencia entre la vida y la muerte. Quizás se podría haber salvado a aquella madre, quien murió y fue reemplazada por su hijo en la misma cama.
SONRISAS EN AQUEL ALMUERZO
Si bien las sonrisas que rodearon al almuerzo que compartió tiempo atrás, Óscar Salomón con sus colegas senadores del Frente Guasu y la senadora Lilian Samaniego, en la residencia de Zuny Castiñeira, pudo haber sido producto de la férrea alianza política y más que sostienen, difícilmente estas podrían ser comprendidas hoy por los familiares de las víctimas del covid-19 en los pasillos de los hospitales y otros quienes sufren un luto que bien podría haberse evitado.
Salomón llegó al cargo que lo colocó en la línea de sucesión presidencial, en junio del 2020, de la mano de partidos opositores como el Frente Guasu, el PDP, el PLRA, Hagamos y algunos votos colorados, entre ellos la cuestionada senadora Lilian Samaniego.