Al igual que el resto del mundo, los paraguayos vivimos durante el último año, una situación para la que no estábamos preparados y esta situación excepcional, dejó ver como la corrupción a la que nos acostumbramos a tenerla como parte de nuestra normalidad, nos pasa la factura y se cobra la vida de nuestros seres queridos, además de generarnos grandes pérdidas económicas.
Prácticamente de manera simultánea los primeros casos de coronavirus, originado en la ciudad china de Wuhan, comenzaron a aparecer durante los primeros días de marzo del 2020 en Argentina, Brasil, Chile y Paraguay, quienes ya observaban con temor lo que se venía desarrollando en otros lugares del mundo, principalmente en Europa y más cercanamente, en Ecuador.
Justamente desde ese país llegó al Paraguay el primer caso de covid-19 de manera oficial, exactamente hace un año, el 7 de marzo del 2020, cuando el ahora ex ministro de Salud, Julio Mazzoleni, confirmaba en conferencia de prensa la noticia.
Un compatriota de 32 años de edad, proveniente de Ecuador, quien había regresado al país durante los primeros días de marzo, presentó síntomas y fue puesto en aislamiento domiciliario tras el análisis.
Apenas tres días después, el 10 de marzo, se confirmaba el segundo caso de covid-19. Se trataba de un hombre de 61 años que ingresó al país proveniente de la Argentina.
Las autoridades sanitarias se encontraban analizando las medidas a implementar por la cantidad de personas con quien el segundo caso positivo podría haber estado en contacto.
LA PRIMERA VÍCTIMA
Para el 20 de marzo, un paciente de 69 años que estaba internado en un sanatorio privado, en la unidad de cuidados intensivos desde hace varios días, fue el primer fallecido de manera oficial a causa del covid-19 en el Paraguay.
Según los antecedentes, la víctima no estuvo en contacto directo con otro infectado, sino solo con elementos cercanos que le provocaron el contagio.
Ese mismo 20 de marzo ya aparecieron 18 casos confirmados mientras todo el país estaba sumido en una estricta cuarentena desde 7 días antes, respetada por la población sobre todo por el temor que generaban las noticias provenientes de otros países.
UNA LARGA CUARENTENA
La cuarentena que en principio iría hasta los primeros días de abril, finalmente se extendería por muchos meses más, pasando por las fases y por las actuales restricciones de circulación entre las 00:00 y 5:00.
Los informes diarios sobre la evolución del covid-19 realizados por el Ministerio de Salud eran presentados en redes sociales y medios de comunicación en medio de una gran expectativa de la población por conocer los nuevos datos.
En el transcurso de exactamente un año, el covid-19 evolucionó en Paraguay hasta cobrar la vida de más de 3.200 personas y llegar a una cantidad de alrededor de 165.000 contagios, produciéndose además una rotación de los epicentros, comenzando por Ciudad del Este para pasar luego al departamento Central y Asunción.
En su paso por el país, desde su irrupción en marzo del 2020, el coronavirus se llevó a figuras de la política, del arte, de los medios de comunicación, bebés, niños, jóvenes, adultos y especialmente a personas de la tercera edad.
Se pedía a la ciudadanía comprensión por la prohibición de realizar los tradicionales velatorios, pues existían fundamentos científicos que demostraban que, aunque la persona ya haya fallecido, el virus todavía podía ser hallado en las heces, en la orina y en los fluidos por lo que el cuerpo podría ser enterrado o cremado, pero no depositado en un panteón común.
EL PRÉSTAMO DE LOS US$ 1.600 MILLONES
El covid-19 golpeó fuertemente a las bolsas del mundo y tal como se preveía al comienzo de la pandemia, la amenaza con provocar una crisis financiera global se cumplió casi totalmente.
En Paraguay ya se comenzó a sentir el impacto del virus en la economía, incluso antes de su llegada al país, con el retraso de mercaderías importadas, que según los datos de Aduanas, ya cayeron 27% entre enero y febrero del 2020.
El préstamo de US$ 1.600 millones solicitado por el Gobierno Nacional y que estaba destinado para el fortalecimiento de la salud, finalmente no cumplió su objetivo en la totalidad, al haber sido pospuestos algunos impuestos por lo que parte de este préstamo fue utilizado para mitigar el impacto negativo en la economía.
Para el mes de agosto, el Ministerio de Salud solo ejecutó US$ 37 millones de los US$ 253 millones asignados para fortalecer el sistema sanitario.
UN PARCHE LLAMADO PYTYVÕ
Una medida paliativa al paro de actividades económicas fue la implementación del programa Pytyvõ, una ayuda orientada a los trabajadores informales de los sectores comerciales, servicios afectados por las restricciones así como a personas de escasos recursos.
Con Pytyvõ se pretendía llegar a más de 700.000 trabajadores cuyas actividades fueron afectadas por la pandemia. Se dispuso de alrededor de unos US$ 125 millones, para realizar cuatro pagos de G. 500.000.
LOS INSUMOS CHINOS
El fiasco de la compra de equipamientos e insumos realizados por las empresas vinculadas al clan Ferreira para el fortalecimiento del sistema sanitario resultó ser una pesada carga para el Gobierno de la que no se ha podido recuperar, pues el gran déficit actual es la falta de equipamientos e insumos para enfrentar a la pandemia.
Dos cargas de insumos médicos provenientes de China llegaron al país y en ambos casos fueron rechazadas por no cumplir las condiciones requeridas.
Las cargas fueron traídas por los proveedores Eurotec SA e Imedic SA, empresas representadas por los hermanos Patricia Ferreira y Marcelo Ferreira. La adjudicación de las licitaciones dentro del marco de la pandemia del covid-19 ascendió a G. 85.220.
El sistema sanitario y su escasa preparación para enfrentar a la cantidad de contagios quedó completamente desnudo ya a principios del año 2021, cuando comenzaron a aumentar la cantidad de casos de contagios que requerían internación y todo el sistema sanitario comenzó a colapsar.
ÚLTIMOS EN TODO
A medida de que la pandemia iba evolucionando, también lo hacía la ciencia buscando una solución con tratamientos médicos ya existentes o con vacunas que estaban siendo probadas en varios países como Rusia, Estados Unidos, Reino Unido o Israel.
También en este aspecto las gestiones del Gobierno fueron deficientes, pues Paraguay fue el penúltimo país de Sudamérica en recibir la vacuna, una ínfima cantidad de 4.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V, únicamente para parte del personal de blanco de primera línea de lucha contra el covid-19.
Los paraguayos ven cómo en el resto de los países vecinos e incluso de más allá, la población ya comenzó a ser vacunada de manera masiva mientras que las autoridades del Gobierno cada día cambian la fecha de la llegada del resto de las vacunas, ya sean las adquiridas del gobierno ruso o las que son asignadas por el sistema Covax a cada país.
PELIGROSO HARTAZGO CIUDADANO
La crisis sanitaria se vio acentuada en los últimos días debido a la escasez de medicamentos para pacientes internados por covid-19 en cuidados intensivos, pero también la indignación ciudadana recordó a través de las redes sociales que Paraguay se encuentra último en la lista para acceder a las vacunas contra el coronavirus y recién en estos días se conocería la fecha de llegada del lote previsto para esta quincena a través del mecanismo Covax.
En medio del caos por la falta de lugares para los contagiados, la ciudadanía comenzó a dar muestras de hartazgo justificado tras la ineficiente administración de las autoridades del país a una crisis sanitaria que se veía venir y en donde se tuvo todo el tiempo del mundo además de los recursos para superarlas, pero finalmente todo estalló.
La renuncia del ministro de Salud Julio Mazzoleni, casi al año de haberse detectado el primer caso de covid-19 en el país, agrega mayor incertidumbre a una situación que solo la miopía y la falta de acción de este gobierno no vio venir.
Mazzoleni justificó su decisión expresando que lo hizo para “pacificar el país y enfrentar la lucha contra la pandemia”. El viceministro Julio Borba asumió de manera interina el cargo.
Durante casi un año la ciudadanía vivió escuchando que el Paraguay era ejemplo para los demás países de la región, por el bajo número de contagios y muertes que se mantuvieron durante la pandemia, pero la corrupción de las instituciones y la ineptitud del actual gobierno nos devolvió a una realidad que ahora está representada por el lamento de los familiares, quienes imploran atención básica a un sistema sanitario que pudo haber sido diferente.