Las primeras declaraciones del vilipendiado Juan Ernesto Villamayor, tras el altercado del escrache del sábado pasado por la noche con Darío Giménez, fueron de victimización y eludió mencionar las declaraciones soeces que enfurecieron aún más a los ciudadanos presentes y llevaron a la presión. Lo llamativo fue que el alto funcionario asegura que el escrache no responde al hastío ciudadano, sino más bien a un trasfondo político.
“Este hecho no se inscribe dentro del hastío ciudadano, este es un hecho de violencia”, dijo Villamayor y añadió que “han ido surgiendo en las redes los vínculos de toda esta gente con un sector interno del Partido Colorado y eso explica el hecho”, sostuvo Villamayor en contacto con la 780 AM. Con esto pretende instalar el mensaje que resulta ser un hecho aislado y así menospreciar el hastío de la gente.
Previamente Villamayor, en su estrategia de difuminar la presión mediática, expresó: “Yo no dije que sea plan, viene de un lugar común. No voy a demandar, no voy a hacer drama sobre esto, porque entiendo que hay legitimidad en el hastío ciudadano”.
VILLAMAYOR SE ESCUDA EN LA MISOGINIA
En la dialéctica del jefe de Gabinete surgió escudarse en una supuesta misoginia contra su esposa, la señora Florentín. “Yo me ratifico, la actitud de la agresión sobre todo a las mujeres muestra la misoginia y la miserabilidad en que se mueven determinados sectores lamentablemente”, dijo Villamayor. Sin embargo, el hecho no se caracterizaría como tal, ya que la aversión es hacia los hechos de corrupción y las personas que las realizan.
El sábado, el jefe de Gabinete de la Presidencia, Juan Ernesto Villamayor, fue escrachado e invitado a abandonar el lugar por los presentes en un restaurante capitalino. Ante la indiferencia del alto funcionario, el ambiente se volvió violento cuando según el agresor, Darío Felipe Giménez, Villamayor intentó golpear a su esposa. En medio de abucheos y tras ligar unos golpes, el funcionario se retiró del lugar con su esposa y una pareja amiga.