El funcionario se refirió a los proyectos que prevén concretar en este 2021, unas 9.200 viviendas, pero no descarta que podrían ser más.
El déficit habitacional en el Paraguay ronda las 800 mil viviendas y 3 millones de personas se ven afectadas por esta situación. En una nueva edición del programa “Fuego cruzado”, emitido por el canal GEN y conducido por los periodistas Augusto dos Santos y Benjamín Livieres, se analiza este tema considerado vital y que impacta de manera importante en términos sociales.
Para conocer los proyectos con los que el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) va a encarar este sensible tema, fue invitado su titular, el abogado Carlos Pereira, de vasta y reconocida trayectoria al frente de otros organismos del Estado.
-Dimos unas cifras acerca del déficit habitacional y nos gustaría que nos comentara sobre ese tema, pero también quisiéramos que nos hablara sobre el departamento Central.
-Escuché las cifras y me parece que son un poco más, incluso. Pero más allá del déficit cuantitativo, también hay que hablar de las falencias en la calidad de las viviendas existentes. Justamente esta mañana estuvimos con el presidente de la República hablando del departamento Central y complementando 23 viviendas que ya se habían inaugurado, hoy fueron 11 y en lugares donde estuvieron mucho tiempo postergados, son los gancheros de Cateura. Realmente lo que importa es la política pública orientada al desarrollo y a la creación de condiciones y de programa y acciones que tengan que ver con la manera contributiva de poder generar las condiciones para que el déficit habitacional sea menor.
La pregunta es, ¿por dónde comenzar? Apenas ingresé a esta institución y comencé a mirar que en la misma carta orgánica está consagrada a editar las políticas públicas en materia de urbanismo, vivienda y hábitat. Ya está incorporada dentro de la estructura organizacional la figura del Viceministerio de Urbanismo y creo yo que debemos comenzar por allí.
La política pública que nosotros queremos desplegar y la orientación que tenemos es precisamente cambiar todo lo que tenga que ver con la estructura orgánica y eso conlleva cambios en las pautas sociales, culturales, de ética y de moral, de manera a que podamos crear las condiciones para que, desde el sector público, hoy podemos ofrecer y convocar al sector privado, para que se presenten realmente los proyectos y las propuestas en lo que estamos en déficit con la ciudadanía.
-¿Cómo hacer frente a la desigualdad en la inversión que proviene del Estado?
-Esta pandemia nos ha impactado muy duro en materia sanitaria y también económicamente, y hoy, quizás paradójicamente luego de un encierro en donde todos los sectores, ya sean primarios, secundarios o terciarios y sobre todo los servicios, se han resentido e incluso ha aparecido una nueva modalidad, que es el teletrabajo.
Hemos tenido recortes importantes que impactan en el presupuesto, alrededor del 35% menos en el presupuesto y aún así el ministerio cierra el ejercicio 2020 con 64% de ejecución presupuestaria y vamos a tratar de contrarrestar ese espacio que se reduce en materia de presupuesto, con gestión, que vamos a traducir en la burocracia, incorporar otros sistemas de control que hagan que se tenga un mayor y mejor contacto de interacción.
-¿Cuál es la agenda del complejo habitacional de Mariano Roque Alonso?
-Al ingresar al MUVH, encuentro un inventario de 1.627 viviendas sin terminar, 633 rescindidas y comienzo a observar la dinámica de los proyectos existentes, entre los cuales está el del Mariano Roque Alonso, que está en plena ejecución y se tiene previsto terminarlo para el mes de julio. Allí tenemos 600 viviendas derivadas de los fondos de China (Taiwán) y terminamos la semana pasada presentando el pedido de aprobación de planos de las 93 soluciones habitacionales que hace tiempo están derivadas al IPS. Son tres bloques de 31 departamentos cada uno.
También queremos hacer el llamado dentro de los próximos 15 días para el cerramiento de esos departamentos y llamar inmediatamente a una licitación para poder tener una oferta dedicada a la clase media en el sector de Mariano Roque Alonso.
Estamos hablando con AFD y con los bancos para articular un fideicomiso y poder ofrecer a las más de 1.800 solicitudes que obran hoy dentro del ministerio que piden departamentos, aperturas de viviendas, que se les construya en el terreno que ya tienen.
-Insisto en la desigualdad del presupuesto. Creo que hay mucho discurso social y que en términos prácticos se queda en lo discursivo.
-Hay que reconocer que nosotros tenemos dos fuentes de financiamiento, una de US$ 47 millones, con la reciente ley que aprueba 4.100 viviendas a ser construidas con ese recurso, además de las 5.120 viviendas que están proyectadas dentro del presupuesto institucional, aun con el recorte del 35%.
Tenemos planificadas 9.200 viviendas y creemos que eso representa casi US$ 80 millones y que podrían ser más. Lo que quisiéramos es poder articular los mecanismos que nos permitan crear condiciones, para atender todo el sector vulnerable de las viviendas sociales. También quisiéramos que hoy el ministerio se erija en un instrumento novedoso e innovador y que esté en permanente contacto con el sector privado.
-¿Cuál es el futuro del barrio San Francisco, que hoy en día está en manos de situaciones especiales como la delincuencia o la drogadicción?
-Hace una semana hemos intervenido, por llamarlo de alguna manera, volviendo a hacer presencia en el territorio. Las asimetrías que se observan es por la falta de la presencia de una institución que ponga orden. Lo que se hizo en el barrio San Francisco es muy relevante y por eso nosotros estamos tratando de continuar con un complemento que le falta: volver a asistir a esas familias que están allí y buscar un brazo de apoyo como la generación de empleos.
-¿Volverá a ser el barrio San Francisco que queríamos?
-Hace una semana estamos haciendo una actualización de las fichas sociales de las familias que ya estaban viviendo y aquellas que han dejado de asistir, y de otras que raya un poco la irregularidad, estaban usurpando lugares que no les corresponden.
-¿Cómo se están operando hoy, las casas que se construyen son vía Contrataciones Públicas o continúan con este sistema de Fonavis, que escapa bastante a los controles de los órganos del Estado?
-Estamos fortaleciendo las reglamentaciones y estableciendo el control en todo el proceso desde la adjudicación hasta el final. Estamos creando la incorporación de registros de fiscalizadores y estamos levantando la vara en el sentido de solicitar exigencias que anteriormente no tenían; por ejemplo, que las entidades que se dedican a los servicios de asistencias técnicas, tengan cierto nivel de controles y que estén inscriptos en los organismos de control, como la Seprelad o la SET.
También estamos revisando las formas en las que se entregaban los desembolsos y las discrecionalidades contractuales que existían. Creemos que todas estas revisiones puntuales y verificaciones in situ nos permiten saber a ciencia cierta que las empresas existen y se dedican a lo que dicen. También verificamos la calidad a través de los arquitectos y los técnicos de la Dirección de Hábitat y de la Dirección Técnica de Fonavis, quienes visitan los lugares.
Todo esto se hizo a partir de las 1.627 casas sin terminar y eso me llevó a desarrollar una idea que hoy estamos terminando de reglamentar, como para tener un trazado como los que se tienen en cualquier proceso de compra y adjudicación. Más allá de la tipología o de la característica que pueda tener un sistema de compra, lo que importa son los valores, la conducta, los delineamientos y la cantidad de requisitos que uno pone.
-¿Que la autoridad pone?
-Exactamente, nosotros estamos llamándole a la gente y estamos compartiendo con ellos mismos las ideas que tenemos, de manera a que nadie diga, estos están trabajando a puertas cerradas, como en algún momento se me insinuó y que de esa manera iba a perjudicar a los servicios de asistencia. Lo único que nosotros queremos es precautelar los recursos públicos y que lo que se pague, llegue realmente a destino, en buena forma y con procedimientos de control.
-¿Alguna idea para el futuro de la Chacarita?
-Hay un proyecto cuyo desarrollo está en curso desde el año 2016, pero está un poco parado y es un proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo, que tiene tres componentes. Uno de esos componentes se trata del fortalecimiento de toda la Chacarita alta, detrás del Ferrocarril, en el barranco de Tacuary y Antequera, donde desembocan todos los raudales.
Eso ha llevado por delante a más de 64 hogares que estaban en el borde del arroyo. Hoy ese proyecto está en un 25% de ejecución y en ese lugar se están edificando las casas para esas familias. Asimismo, hay otro plan maestro que es el que se tiene con la Municipalidad de Asunción, donde todo el refulado de la zona del Bañado Norte, donde se pretende construir mil viviendas, también están en plena ejecución.
El problema es el lento avance de esos proyectos y no se compadecen con la verdadera realidad económica y social en la que hoy estamos atravesando.
-Es valorable el esfuerzo que ustedes hacen con un presupuesto insignificante y que no se puede considerar como política de Estado.
-Yo insisto en que tenemos un presupuesto, si bien ajustado, aun así vamos a hacer, por un lado US$ 47 millones, que van a ser disponibilizados a partir de marzo para ser ejecutados en este ejercicio 2021. O sea que no van a ser 20 millones nada más, sino los 47 más otros 43, serían casi 80 a 90 millones de dólares, pero aun así, coincido 100% en que es insuficiente para mitigar las necesidades que tenemos en materia habitacional. No solamente vamos a hacer viviendas sociales porque nosotros también queremos ser un actor importante desde el Gobierno, creando las condiciones para que las necesidades insatisfechas de la clase media también tengan hoy una diversidad de oferta.