En numerosas ocasiones, Guillermo Duarte Cacavelos ha recusado a los distintos jueces que han sido designados para llevar adelante el caso del asesinato de Rodrigo Quintana, el joven liberal que murió la noche del denominado 31-M. De esta manera el jurista se ha encargado de interponer la mayor cantidad de obstáculos al proceso judicial y evitar de esta manera que la verdad del asunto salga a la luz.
Como ejemplo de estas artimañas se puede mencionar que el pasado mes de noviembre cuando debía llevarse a cabo la audiencia preliminar el abogado del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) decidió recusar a la jueza penal de Garantías Hilda Benítez Vallejo; utilizando para esto el argumento de supuesta parcialidad en el presente proceso penal. Esto paralizó una vez más la mencionada audiencia.
Así en reiteradas oportunidades el abogado ha metido chicanas en el pleito para que no se pueda avanzar. Lo mismo ocurrió con la jueza penal de Garantías Cynthia Lovera, quien también fue recusada. Todo esto no deja dudas de las intenciones de esconder la realidad de lo sucedido en aquella noche.
En este sentido, cabe recordar que durante años se ocultaron reveladoras imágenes de la escena del crimen del extinto dirigente liberal que comprometían a adherentes del líder azul, que movieron varios elementos en el lugar.
Recién a través de una investigación del diario La Nación se pudo comprobar efectivamente que los propios miembros del PLRA fueron quienes transformaron la escena del crimen. Actualmente los acusados en el caso y que aguardan su audiencia preliminar son: el suboficial Gustavo Florentín, principal sospechoso; el suboficial Guido Amarilla y el comisario Tomás Paredes Palma.
HIJO DE EFRAÍN, INVOLUCRADO
Después de mediatizarse las imágenes, fueron imputados Olga María Paredes, Ramona Mabel Cantero, Fernando Cáceres, Stiben Patrón y Efraín Alegre Irún, hijo del presidente del PLRA. Este último, igual que Patrón, fue imputado por la Fiscalía debido a que intentó inutilizar varios datos almacenados magnéticamente en las CPUs del PLRA, con las cuales podían ser visualizadas las imágenes de las cámaras del lugar.
Si bien en un principio se dijo que el crimen de Rodrigo Quintana, ocurrido el 1 de abril del 2017, se debió a un asesinato a sangre fría por parte de la Policía Nacional, gracias a las imágenes conseguidas posteriormente se logró ampliar el proceso y contrarrestar el discurso del titular del PLRA, Efraín Alegre, que usó el nefasto acto para apuntalar su cruzada política con miras a las elecciones presidenciales del 2018.