La desigualdad salarial en el sistema público se evidencia más ahora que este se encuentra al borde del colapso debido a la pandemia que saturó todos los servicios y es el personal de blanco el que está en primera línea en el campo de batalla. Sin embargo, sus remuneraciones siguen siendo las mismas, mientras el Estado mantiene en su presupuesto a empresas deficitarias que desangran el Tesoro con funcionarios y directores que ganan millones sin que sus actividades le reporten alguna ganancia al país. Solo en el caso de Fepasa y Copaco, que arrastran millonarias pérdidas desde hace años, sus titulares perciben más de G. 30 millones, mientras que un director de hospital público no llega ni a G. 15 millones por mes.
Por Jorge Torres Romero
Según la página del Consejo Nacional de Empresas Públicas dependiente del Ministerio de Hacienda, el Estado paraguayo cuenta actualmente con nueve empresas públicas, entre las cuales, las más deficitarias son Cañas Paraguayas SA (Capasa) y Ferrocarriles del Paraguay SA (Fepasa). A estas se suman la Compañía Paraguaya de Comunicaciones (Copaco) y la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), con las mayores pérdidas acumuladas.
En los informes financieros que figuran en la página de la Subsecretaría de Estado de Economía, se observan datos correspondientes al período 2015-2019 y se advierte que las mencionadas empresas se encuentran en una pésima situación, con pérdidas que suman entre las cuatro G. 122.271 millones, unos 17,5 millones de dólares solo en el período que va hasta octubre del año pasado, sin contar la actual situación.
De acuerdo con los datos del Consejo de Empresas Públicas, la empresa ferroviaria que actualmente preside Lauro Ramírez registró pérdidas por G. 589 millones. En la página de Fepasa se puede observar que actualmente mantiene una plantilla de 40 funcionarios y el titular del ente percibe un salario mensual de G. 19.398.191, más otros G. 10 millones en concepto de gastos de representación y responsabilidad en el cargo. Además, la empresa cuenta con un gerente general, Humberto Ortiz, que percibe un salario de G. 15 millones y otros dos gerentes, uno Comercial, Hayato Fuchiwaki, y otro de Patrimonios, Alberto Campos, que perciben cada uno G. 10 millones en concepto de honorarios, sin tener en cuenta otros beneficios.
Lo irónico del caso es que el salario del presidente de Fepasa es casi el doble de lo que percibe nada menos que el director de la XVIII Región Sanitaria del Ministerio de Salud, Dr. Robert Nelson Núñez, que figura con un salario de G. 13.245.120, que sumado a gastos de representación y otras bonificaciones llega a casi G. 19 millones mensuales. La XVIII Región Sanitaria abarca los hospitales públicos de la capital donde actualmente se concentra la mayor demanda de camas para pacientes afectados por el coronavirus.
La desproporción que existe entre una función de alta complejidad y la otra es enorme, sobre todo si se tienen en cuenta los resultados de uno y otro. En el caso de Fepasa, la empresa no solo se encuentra en una quiebra técnica, sino que acumula una deuda que supera los G. 1.000 millones y la empresa no genera ningún ingreso. Además, ninguno de los planes que se anunciaron para la reactivación del tren no se concretó hasta el momento, por lo que cerrará otro año con pérdidas para el Tesoro público que mantiene a la empresa con el dinero de los contribuyentes.
Otra de las empresas que desangran al Estado paraguayo es la telefónica Copaco, que mantiene una estructura desfasada en el tiempo; además, con gran parte de su tecnología obsoleta por falta de inversiones en el sector de las telecomunicaciones. Actualmente arrastra una pérdida que ronda los 30.000 millones de guaraníes, según el informe del Consejo de Empresas Públicas. Mientras tanto, su presidente, el Ing. Sante Enrico Vallese, percibe una dieta mensual de G. 29.518.987 más otros beneficios que totalizan G. 31.218.987, según la planilla de la empresa.