Con la pandemia del covid-19, las licitaciones que se hicieron en el marco de la declaración de emergencia demostraron la grave corrupción en el Gobierno, sin embargo, el Presidente se aferra a sus colaboradores más cuestionados.
Desde que asumió el Gobierno, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, el 15 de agosto del 2018, no le ha sido fácil el mandato ya que no salía de una crisis para entrar en otra. Pero lo más grave es que su administración se ha visto plagado de denuncias de corrupción e ilícitos, que debilita su imagen, incluso antes de lograr la mitad de su mandato. Sobre todo en este último año, con la llegada de la pandemia del covid- 19, y las licitaciones que se hicieron en el marco de la declaración de emergencia.
Sus primeros meses, su mandato tuvo que enfrentar terribles sequías, seguido de inundaciones, incendios forestales, que afectó enormemente a la economía agrícola ganadera del país. Sumado a la lenta activación económica mediante las obras públicas, que no arrancaron y no se ejecutaron a tiempo, cuando estas eran claves para el motor de la economía del país. A lo que sumó la crisis política, por la fuerte división del partido de gobierno, desde el momento que el oficialismo no permitió el juramento de dos senadores electos y proclamados del Partido Colorado, que fueron Horacio Cartes y Nicanor Duarte Frutos.
Luego, antes de cumplir su primer año de gobierno salió a luz la polémica acta “secreta” de Itaipú, que puso en jaque la gobernabilidad de Abdo Benítez, ya que estuvo a punto de ser destituido por vía de juicio político. Solo le salvó el hecho de que el movimiento de Honor Colorado, pese a las grandes diferencias que tenían, no permitió que se saque al Partido Colorado del poder, ya que la intención de fondo de la oposición era incluso destituir al vicepresidente Hugo Velázquez, y que asumiera el entonces presidente del Poder Legislativo, el liberal Blas Llano.
El presidente Abdo, quien quedó con la imagen debilitada desde entonces, estuvo tratando de recuperar con muchos tambaleos, buscando lograr acuerdos con distintos sectores, a fin de lograr la Reforma Tributaria, la Reforma del Estado, logró la aprobación de los proyectos de Antilavado con miras a la inminente evaluación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que debía darse este año.
El Gobierno comenzó a trabajar en la operación cicatriz para buscar esa gobernabilidad. Hasta que ingresó al país la pandemia del covid- 19, que si bien al principio, el gobierno de Mario Abdo implementó estrategias claras y precisas, que desde el Poder Legislativo le dio todo el apoyo financiero para llevar adelante todos los planes que ayude a mitigar el impacto de la enfermedad en el país. Pero todo ese esfuerzo se vio empañado por las grandes denuncias de corrupción de las instituciones responsables, que está poniendo en manto de dudas a la gestión del Gobierno.
Ahora, desde distintos sectores señalan la gran necesidad de que el Gobierno realice cambios importantes en su gabinete, sobre todo de aquellos ministros que son cuestionados por su mala gestión, o incluso denunciados por corrupción. Pero la impresión que da el jefe de Estado es que está desoyendo todas esas sugerencias y por el contrario defiende a sus colaboradores, aunque estén altamente sospechados de cometer hechos ilícitos. Salvo algunos casos como la titular de Petropar, Dinac o el Ministerio del Interior, que dieron un paso al costado por presión de la sociedad, hasta ahora Abdo ha realizado muy pocos cambios en su gabinete.