Muchas empresas y negocios, que están hoy en situación de iliquidez debido a la crisis por la pandemia de coronavirus, caen en la desesperación y deciden el cierre definitivo o la venta de la llave. Se trata de una decisión extrema que podría evitarse con una convocatoria de acreedores, que no es quiebra, sino que se trata de un mecanismo que ofrece la Ley 154/69 de insolvencia para salvar a la firma, explicó Edward Arca López, del Centro de Atención al Deudor.
“Estamos viendo que hay empresas que, antes que utilizar las herramientas de la Ley 154/69, cierran y o venden sus negocios. No utilizan esta ley para pedir la convocatoria de acreedores. Vemos que mucha gente, especialmente las mipymes, buscan solo créditos y no se acogen a ley referente a los casos de insolvencia. Esto tiene sus beneficios para los recurrentes, porque podría frenar los intereses, otorga un período prudencial para empezar a pagar la deuda y hasta se podría obtener importantes quitas a los intereses”, enfatizó.
Al referirse a lo que está pasando, Arca explicó a La Nación ayer que hay gente que no está utilizando una herramienta muy importante que es la ley de insolvencia, que es la ley de quiebras. Dijo que hay muchas empresas, especialmente las medianas y pequeñas, más conocidas como mipymes, están buscando un oxígeno económico a través de créditos. Contó además que tras la reactivación del Poder Judicial en esta pandemia aparecieron muchas demandas que fueron reactivadas o se iniciaron nuevas. Expuso que la situación se agrava porque no están pudiendo pagar sus deudas, además de no tener liquidez, que se complica porque no están accediendo a nuevos créditos.
“Muchas empresas, antes que utilizar las herramientas que te da la ley, optan por cerrar sus negocios, vender sus bienes, por vender sus herramientas de trabajo, sus productos, etc., etc., y no recurren a la herramienta que otorga la Ley Nº 154/69, que permite hacer una convocatoria de acreedores a fin de poder reorganizar todas sus deudas y no tener que desprenderse de sus bienes, ni rematar sus bienes ni rematar su empresa”, afirmó.
Ante la consulta de qué características tiene esa convocatoria de acreedores, Arca indicó que “te da la posibilidad de reestructurar todas tus deudas”, con el agregado de ciertos beneficios que serían por ejemplo “el freno de todos los intereses, el periodo de espera bastante amplio que da la ley, y las quitas que van desde un 30% hasta el 75% de las deudas dependiendo de cada caso”.
PUEDE SALVAR
“Esta ley, plenamente vigente, es muy importante en esta pandemia, porque hemos visto que hay muchas empresas, con más de 20 años de actividad comercial, que por primera vez en la historia están pasando por una situación de insolvencia. Para estas personas existe esta ley que puede salvar a su empresa, siempre que reúnan los requisitos de antigüedad y demás”, afirmó.
“Parece exagerado, y hay gente que cree que se trata de una ley especial. Pero no, es una ley que prevé situaciones excepcionales de insolvencia para el perdón de parte de la deuda a fin de que esa empresa o persona pueda recuperarse económicamente. Los antecedentes y trayectoria de la persona, que siempre cumplió con bancos y financieras, siempre vendió bien, con mucha fuerza en el sistema financiero, pesan muchísimo para que se le pueda otorgar estos beneficios”, añadió.
Indicó que a esas empresas hay que darles oportunidad de recuperación. Recordó que todo forma de un escenario concursal complejo y de una “negociación” que se hace en el marco de una “junta de acreedores”. En este caso, sostuvo que deudores y acreedores deben ceder para que el problema se destrabe a los efectos de que la economía siga funcionando. “A nadie le conviene una paralización del sistema financiero”, recalcó.
MUCHOS RECURREN
Lamentó que se conozca muy poco esta ley de convocatoria de acreedores porque en esta coyuntura, de crisis por pandemia de coronavirus, es la herramienta ideal para las empresas, comercios y/o negocios que se encuentran en situación de insolvencia. “En otras partes del mundo están recurriendo a esta figura legal para poder reestructurar todas sus deudas sin tener que recurrir al remate de sus bienes o empresa”, subrayó. Mencionó que Estados Unidos tiene una similar, pero que tiene mucha cultura financiera donde se conocen bien los derechos. Dijo que acá todavía no existe este nivel de formación.
Arca sostuvo que las personas afectadas, lo único que deben hacer, es recurrir a los profesionales en la materia a fin de poder encontrar una solución a sus problemas financieros y tener más problemas después por un “mal asesoramiento”. “Si se hace un mal juicio de convocatoria de acreedores, el efecto puede ser totalmente contrario, que puede ser la quiebra y no salvar la empresa”, apuntó.
“El deudor, no es que no pagará la deuda, sino lo que necesita es ese tiempo para recuperarse. Mucha gente de frontera está usando esta herramienta por la situación que estamos viviendo”, aseveró. Recomendó que se trata de un escenario en el que hay que replantear todo. Las consultas al Cenade (www.atencionaldeudor.com.py) son gratuitas, o pueden llamar también al (0982) 423-876.
SEPA MÁS
Ley estipula quitas según plazos
La Ley Nº 154/69, que permite hacer una convocatoria de acreedores en casos de llegar a una insolvencia, como está ocurriendo en esta pandemia por coronavirus en centenares de casos, establece concretamente categorías y quitas según los casos.
El Art. 46, en resumen, dice cuanto sigue: “El concordato podrá disponer una quita de hasta el 50% si el plazo acordado no fuere superior a dos años; si el plazo fuere superior a dos años, la quita no podrá ser mayor del 30%. En este caso, el plazo nunca podrá ser superior a 4 años. En el caso de deudores comerciantes, que hubiesen llevado un giro regular durante 20 años, sin haber solicitado convocación, y sin haber sido declarados en quiebra, los acreedores podrán acordarles quitas de hasta el 75%, pero nunca por un plazo mayor de 4 años”.
En la situación de recesión económica, debido a la cuarentena sanitaria decretada desde marzo, existen muchísimas empresas que no están pudiendo abrir sus puertas. Uno de los rubros más golpeados fue el sector gastronómico.