El nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alberto Martínez Simón, en entrevista en el programa “Cuenta final”, del Canal GEN, indicó que apunta a una justicia transparente que tenga como herramienta fundamental la tecnología con ayuda de los expedientes electrónicos, proyecto al que considera como su quinto hijo.
El ministro del Poder Judicial es doctor en derecho y ciencias sociales con calificación summa cum laude. Además, es el mejor egresado de la promoción 1992 y medalla de oro de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
–¿Qué planes tiene con los expedientes electrónicos ahora como presidente de la Corte Suprema de Justicia?
–Los expedientes electrónicos son parte de un proyecto que lleva doce años, impulsado desde octubre del 2016; fue implementado con tropiezos y desarrollo normal y programado. Es la herramienta, es la forma de hacer el punto vinculado a la transparencia de la gestión jurisdiccional. Algo que entendemos en la Corte sobre transparentar los juicios tiene que ver con tramitarlos de manera electrónica; hasta hoy día se utiliza el formato papel como se hizo siempre desde la época de colonia, en anaqueles, armarios de acceso restringido, donde solo acceden a los expedientes los abogados vinculados al caso. Queremos trasladar ese formato papel al electrónico.
–¿Hace cuánto tiempo se lleva implementando?
–Tenemos más de 3 años con el expediente electrónico usándose en Asuncion. Este año pensamos hacer expansión en Ciudad del Este, San Lorenzo, Luque.
Consideramos que la herramienta electrónica es la manera de materializar eso que prometemos, la transparencia, porque si el justiciable puede tener en el celular o en la computadora, desde su casa sabe qué está pasando en su juicio.
–¿Se traduce en eficacia el uso de expedientes electrónicos?
–Con ello permitimos que el abogado ahorre tiempo en vez de formar fila y esperar. También cuando el juez firma la resolución y se debe impulsar el proceso, el abogado debe volver al juzgado, pero con la forma electrónica se notifica al instante. Desde el punto de vista de la eficacia y para optimizar el tiempo, es eficaz el sistema. Varía la forma en que pasa de una etapa a otra porque lo hace de manera instantánea.
–¿La implementación del sistema podría significar un ahorro?
–Somos conscientes de que el tiempo es dinero para el abogado que vende tiempo, se ahorra tiempo en movimiento, al momento de tramitar los procesos representa menos inversión de recursos. Además, mantener en vigencia un expediente electrónico es más barato que en papel. La tecnología permite ahorrar recursos naturales, tiempo y tener menor costo de implementación en ambos lados del mostrador.
–¿Qué te dejó el proceso de selección al cargo de ministro de la Corte?
–Muchísimo aprendizaje. No soy político, entonces para mí es todo nuevo; integré la segunda terna que gané en abril del 2019. Realmente, el proceso fue rico en aprendizaje y manejo. Como no es jurídica la cuestión, no tenía experiencia de diálogo con políticos, lo veía mal. Me pareció bien hablar con todas las bancadas para que nos conozcan los senadores. La reunión fue armónica y amable; había interés en el pensamiento político que uno puede llegar a tomar dentro del cargo.
–¿Los políticos van a tener menos influencia en tribunales?
–Noto que hay una notable restricción de esa imagen de avanzada política dentro de Justicia, los mismos políticos son imperceptibles en los contactos con otros organismos. En este año que voy a cumplir, nosotros no recibimos presiones políticas de ningún aspecto, ni administrativa ni jurisdiccional; hay independencia y libertad para que uno resuelva las causas como tiene que resolver. Hay un contralor ciudadano más fuerte porque hoy tenemos grupos organizados, autoconvocados que controlan el desenvolvimiento de autoridades.
–¿Se comprende la importancia de mantener la Justicia independiente?
–La clase política entiende que su función es administrar el país y los espacios políticos; entienden que la Justicia debe ser independiente a todos ellos. Es decir, si la Justicia es adepta al grupo de poder que manda en el momento, cuando ese grupo cambia de signo, le dejará de lado. A todos nos conviene que la Justicia no tenga banderías, que la Justicia tenga hombres y mujeres técnicos que juzguen los casos de acuerdo con lo que dice la ley.
–¿Cuánto llevará ese proceso?
–Evidentemente no es cuestión de tocar con la varita mágica para que cambie, probablemente nos va tomar muchos años llegar a un estadio ideal. Hay un convencimiento entre la clase política y jueces de partir en vías paralelas el ejercicio de la actividad política y magistratura, de tal modo que no se toque. Pero si se debe mantener el puente de comunicación, hay que entender que la Corte Suprema de Justicia es un órgano político, nombrado por un proceso político que termina con la aceptación del presidente de la República.
–¿Cuál es una de las discusiones principales a tener políticamente?
–Tenemos que tener un sistema de independencia, pero de interrelación, de equilibrio, de contrapesos, pero con una relación armónica porque hay cuestiones que discutir como el presupuesto. De qué sirve trazar políticas judiciales si no tenemos un presupuesto adecuado que respalde los planes, pero que sea compatible con la realidad económica del país.
También tenemos que discutir e ir avanzando en un proceso de real autarquía del Poder Judicial, de modo que nos entreguen el dinero y administremos íntegramente ese 3% que dice la Constitución Nacional. Debemos mantener este tipo de diálogos sin que implique intromisión de la clase política en la resolución de asuntos judiciales.
–¿Cómo se debe enfocar la comunicación desde el Poder Judicial?
–Hoy en día estamos viviendo una época en la que la inmediatez de la noticia se volvió cotidiana, la mecánica de la información pasa por todo lo que sean redes sociales y formas automáticas e instantáneas de comunicación. En esta realidad donde el tiempo de la información cambia, nosotros no podemos estar ajenos a la manera de comunicarnos con la ciudadanía y tenemos una idea clara: lo que no se comunica, no existe; si no es eficaz y claro el mensaje, no llega y tampoco existe. Es decir, debe ser bien pensado.
–¿Qué opina del juez que no quiere conversar sobre un caso luego de una sentencia, sustentándose en el principio de “el juez habla a través de su sentencia”?
–Es un principio de mucho tiempo y se entiende en un sentido: cuando el juez en determinado momento del proceso no debe hablar porque puede anticipar opiniones y decir cosas que le vinculen o comprometan. Entonces hay momentos en los que debería mantenerse en silencio y otros en los que un funcionario de la Corte debería explicar la sentencia y fundamentos importantes para llegar a una conclusión. Este sistema de comunicación, en el que el Poder Judicial le explica a la ciudadanía, es algo necesario para reconstruir la imagen de la Justicia.
PERFIL
ALBERTO MARTÍNEZ SIMÓN
Abogado, escribano público y doctor en derecho y ciencias sociales.
Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA.
Abogado, mejor egresado de la promoción 1992, medalla de oro de la UNA, medalla de oro de la Presidencia de la República, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA.
Escribano Público, promoción 1999, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA.
Doctorado, doctor en derecho y ciencias sociales, calificación summa cum laude, setiembre del 2001, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA. Tema: “La responsabilidad civil colectiva”.
Funcionario judicial desde 1987, cumpliendo varias funciones como dactilógrafo y secretario judicial, entre otras. Desde el 2003 ocupó el cargo de juez de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial del 9º turno de Asunción, Paraguay. Desde junio del 2012 hasta el 2019 ocupó el cargo de miembro del Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, sexta sala. En abril del 2019 fue electo y juró como ministro de la Corte Suprema de Justicia.