Con el escándalo del Indert se confirmó aún más lo que todos ya sabíamos. Renolfito metido hasta el cogote en los fatos. La investigación fiscal no tiene que quedarse en la imputación nomás de los actores de reparto de esta historia, sino debe llegar hasta el caracú de la cuestión.

La puja por el control del ente agrario es feroz. Por un lado el equipo del esposo de Marly y por el otro el bien ponderado Julito Ullón, que tiene metido al primo en una de las direcciones y a otras personas más.

Apareció de nuevo el papá del ministro de Agricultura, quien dijo que su hijo posee una fortuna de US$ 40 millones. Todo es posible. Basta nomás en hacerle el seguimiento a las huellas del dinero del ex gobernador de Guairá, que hoy publica nuestro diario, para enten­der muchas cosas y sacar conclusiones.

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Mientras la ciudadanía, preocupada por el incendio que casi nos liquida el Parque Guasu y el escándalo de las coimas en el Indert, en la Corte de los mila­gros los muchachis estaban “cocinando” ternas para cargos relevantes. Así como están las cosas, las esperanzas que se tenían sobre los “nuevos” se fueron al tacho.

Mientras desde la ANR ya se mencionan como 5 nombres de posibles precandidatos a la intendencia de Asunción, en el PLRA hay un silencio absoluto sobre el tema, tal es el caso que el partido presidido por Efraudín piensa nomás ya en subirse a la candidatura del senador Querey, quien tiene menos onda que asado vegano.

La fuga nuevamente de un interno de Tacumbú, cuando se disponía a declarar ante la Fiscalía en Capiatá, revela que los reos ya le tomaron el pulso al vulnerable sistema de seguridad. Primero lo de “Samura”, con la terrible derivación de la muerte de un comisario, luego en un juzgado en Limpio y ahora este caso. Por supuesto, ni un solo policía custodiando el transporte que llevaba a los carcelarios. ¡Terrible!

Mientras los reos circulan por nuestras calles con la sola mirada de los guardiacárceles, nuestros policías ordenando el estacionamiento del IPS o “cuidando” las vetustas oficinas de Copaco. ¡Así nos va, diría don Viutor!

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