La “miau florida” se puso furiosa cuando se planteó la pérdida de investidura para el liberal Enrique “palada inicial” Buzarquis. El senador había presentado un certificado trucho para burlar a la Justicia, reconoció el hecho y como castigo está pagando G. 1 millón al mes por el juicio abreviado y no puede salir del país.

Pero para Desirée no hay razones y encima alega que se trata de una persecución. Claro, la esposa de filicóptero sabe perfectamente que si se sacude un poco los antecedentes de algunos, ella debería ser la siguiente en quedarse sin el cargo.

La senadora tiene varios pendientes en su haber como, por ejemplo, la designación de su “íntimo amigo”, un tal Giménez, como asesor en Diputados, en donde se demostraron cobros indebidos sin haber trabajado. Además, un alevoso caso de tráfico de influencias para proteger a un ex ministro de la Corte a cambio de cajonear el expediente de su media naranja en el caso helicópteros.

La lista sigue con el sonado caso de los 53 planilleros que metió el PDP en el TSJE y que se tuvieron que ver obligados a devolver la plata para no ser procesados. ¿Se entiende ahora por qué la reacción de Desirée? ¡Justicia para algunos, impunidad para otros!

Increíble el último escándalo de Marly en su afán de figuretear. Alguien debería sugerirle al Presidente que la escondan o la manden de viaje por un buen rato y así se evitan los reiterados bochornos. Suficiente con los rebuznes del marido como para tener que soportar los escandaletes de la mujer. ¡Ovaléma!

Uno se imagina el tremendo esfuerzo que estarían haciendo desde el Gobierno para concentrar la ayuda en el necesitado departamento de Ñeembucú, pero en un segundo, todo ese esfuerzo se va al tacho por culpa de la “influencer”.

Desde ayer, antes que concentrar la atención en la asistencia a los inundados, el intendente de Pilar se pasó aclarando en cuantos medios de prensa había lo que realmente sucedió en su vehículo cuando transportaba a la esposa del senador “mau”.