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La falta de interés en el uso de los recursos por un lado y el secretismo por el otro son dos cuestiones que se instalaron fuertemente en el millonario proceso licitatorio de construcción de aulas prefabricadas que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) delegó a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
La cartera de educación no tiene nada más y nada menos que el propio contrato con las 4 empresas que adjudicó la OEI y deja en manos de otros la seguridad, el control de los recursos del millonario montaje.
La plata que destinará el MEC y que proviene de la Unión Europea para la construcción de las 209 aulas prefabricadas ronda los G. 15.000 millones. La OEI se quedará con aproximadamente G. 750 millones, porque le cobra a la entidad estatal 5% por cada contrato que en total son 4.
El MEC cuenta con personal que gana millones en administración y la unidad de compras, pero prefirieron pagar y dejar en manos de terceros.
Tratamos de acceder al contrato, vía Ley Nº 5282/2014 “De Libre Acceso Ciudadano a la Información Pública y Transparencia Gubernamental”, para saber si se prevé el mantenimiento por seguridad, pero el MEC, que en este caso debería supervisar el proceso, asegura no tener el contrato y se lava las manos. Además, dicen que tienen muchas dudas para el trabajo de fiscalización porque no conocen el sistema de construcción.
“Los contratos entre la OEI y las empresas adjudicadas obran en ambas instancias, atendiendo que es una relación contractual entre la entidad OEI y las empresas privadas”, menciona la escueta respuesta que remitió la cartera de Estado vía Ley de Transparencia.
NO MUESTRAN CONTRATO
La OEI por su parte argumentando que no es una entidad estatal, respondió que “ellos no publican el contrato, que no tienen lugar para eso”. Sin embargo, el organismo internacional es parte interesada ya que administra dinero donado al Estado paraguayo, cobra comisión por la gestión y aún así se niega a transparentar las condiciones de la adjudicación.
Según datos a los que accedió La Nación, cada aula prefabricada costará unos G. 72 millones. Este tipo de aula debe recibir mantenimiento constante para que como máximo duren 10 años.
Por su parte, un aula convencional (ladrillo y teja), con las mismas dimensiones que las aulas prefabricadas, cuesta exactamente lo mismo. Pero con la obviedad que duran hasta 50 años, son más confortables y dan mano de obra a los compatriotas.