Linda sacudida le dio el diputado Harms al ex tendota. “Parecías perro con sarna. Nadie se quería acercar a vos”, le dijo el legislador itapuense a Nicadrón.
El legislador colorado le recordó también que fue uno de los pocos que se animaron a llevarlo a su casa a armar un encuentro con él, donde nadie asistió, por cierto.
En realidad no sabemos por qué se sorprende Harms, quienes conocen al “mariscal de la derrota” saben que siempre mordió la mano de quienes le dieron de comer.
Ahí está el caso de HC, lo resucitó de las cenizas, lo puso como embajador y ahora es su principal detractor.
O lo mismo sucedió con un ex cónsul, quien fue su hombre de confianza, cuidó a su hijo cuando estaba estudiando en Buenos Aires, pero luego de usarlo le soltó la mano y el hombre ligó una condena de 7 años de cárcel. Dos años después, falleció.
Y como muestra de la angurria de Nicadrón, ayer publicó nuestro diario el bochorno internacional al que nos expuso cuando fue presidente al dejar un clavo de 4.500 euros en un lujoso hotel de París. Ni el entonces embajador se quiso hacer cargo de la cuenta que casi le cuesta una demanda al Estado.
Volvieron con todo, del absoluto silencio en el que se encontraban, la “miau florida”, “efraudín” y sus paquitos de la prensa inmaculada a lanzar la misma perorata de siempre.
Estuvieron a un paso de la autoflagelación colectiva tras enterarse que el empresario Ortiz se reunió con el Presidente para anunciarle la inversión en una nueva planta cementera.
A estos próceres les importa un comino el desarrollo del país. Como diría el padre Aldo Trento, “están pendientes y solo viven de la migaja de estiércol que cae de la mesa del poder”.
El pastorcito llorón también dijo que le costó digerir el encuentro que mantuvo el Presidente con el empresario, quien anunció una inversión de US$ 180 millones.
¿No sería más ético renunciar si no están de acuerdo con las decisiones que toma la persona que le puso en ese cargo antes que despotricar a sus espaldas?