El pasado 7 de febrero se realizó en San José, Costa Rica, la audiencia pública del “Caso Arrom Suhurt y otros vs Paraguay”. El Estado paraguayo se defendió en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ante las acusaciones presentadas por la familia de los refugiados en Brasil Juan Arron, Anuncio Martí y Víctor Colmán. Reclaman al Estado la suma de 50 millones de dólares en concepto de reparaciones integrales.
En la citada audiencia, el vicepresidente de la Corte IDH, el magistrado chileno Eduardo Vio Grossi, realizó una serie de cuestionamientos tanto a la misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que tiene como función presentar los casos ante la Corte IDH, como a la querella Arrom-Martí-Colmán.
Lo que Vio Grossi cuestionó a la CIDH tiene que ver con el informe de admisibilidad del caso y el informe de fondo: ¿en qué se basó la Comisión para dictar las medidas cautelares el 5 de febrero del 2002? Además, consultó si es que la CIDH consideró la orden de detención pública hecha por el Estado paraguayo el 19 de enero del 2002 y enfatizó que aparece una medida cautelar en contra de una medida judicial.
Lo que cuestionó a la representación de Arrom-Martí-Colmán se relaciona con el monto simbólico requerido. Al respecto, aseveró que los principios de la Convención Interamericana de DDHH hablan de una “justa indemnización”. Enfatizó las reglas de la responsabilidad internacional del Estado que establecen que se debe restituir la situación anterior, luego la indemnización y si no es suficiente va a la satisfacción (simbolismo). Aseveró que el pedido de US$ 50 millones se aleja totalmente de lo simbólico.