Tiene razón Carlos Mateo cuando afirma que no se le puede echar toda la culpa al titular de una binacional que pagó US$ 1 millón a dos agencias de publicidad afines al poder sin licitación.

La culpa también la tienen los publicistas, principalmente Pascualito, quien se presta a recibir dinero público como cuenta pendiente por trabajos realizados en campañas electorales.

Después son estos los que se presentan como los grandes moralizadores de la República, presiden gremios cristianos y dan charlas sobre buenas conductas.

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Como diría un veterano legislador: “Son prostitutas pontificando sobre la importancia de la virginidad”.

En Abecelandia están a full con el tema del puente Asunción-Chaco’i. Todo indica que esta sería la primera obra pública que este grupo empresarial acompañaría.

Si fuese por las campañas motivadas no por el interés de la gente, sino por los intereses económicos del grupo, ni la avenida Madame Lynch y mucho menos el superviaducto se tendrían hoy.

Pero, había sido la campaña positiva sobre el puente tiene una clara explicación. El braguetero veloz se compró una propiedad en la zona de Chaco’i y la obra le traerá grandes beneficio$.

Cuando la limosna es grande, ¡hasta el santo desconfía!

El otro que está saltando en una pata es un conocido empresario-asesor del Presidente, quien el año pasado fue mimado con una ventajosa compra en Petropar.

Es que este hombre tiene varias hectáreas en la zona del bajo Chaco y es el principal lobista para que avancen los trabajos del puente.

El zapatero millonario, quien preside la Cámara de Diputados, en su afán de succionar calcetines y zafar su ida a Tacumbú, decidió adjudicar la provisión de agua mineral a una empresa ligada a la familia presidencial. ¡Qué lindo!

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