Se inició ayer la audiencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en San José, Costa Rica. En vivo y en directo vimos ayer el circo montado por Juan Arrom y sus secuaces.
Por si alguien tenía dudas del nivel de tilinguerío de estos muchachos que tienen cuentas pendientes con la Justicia, nada más y nada menos que por secuestro, con lo observado quedó destartalado el relato novelesco que armaron.
La Cámara de Diputados dio ayer otro golpe a la institucionalidad de la República. Fue al momento de tratar el informe de la intervención de Llanes y posterior decisión de destituir a Sandra McLeod, quien ya renunció a la intendencia de Ciudad del Este y fue aceptada por la Junta Municipal.
Es que los diputados se tomaron atribuciones que no les corresponden y pisotearon la decisión autónoma de una Junta Municipal que en mayoría tomó una decisión.
Los mismos concejales opositores de Ciudad del Este recurrieron ante el TSJE planteando la nulidad de la designación de “Kelembu” como intendente.
Es esa la instancia que debe determinar si lo actuado es legal o no y no el capricho de un grupo de diputados que buscan sus 5 minutos de fama a cualquier costo.
Pasa que este Congreso ya demostró que las decisiones y fallos judiciales le pasan por el quinto forro.
Ahí está el antecedente de Lugaucho, que hizo jurar a dos senadores no electos ni proclamados. En definitiva, estamos ante una dictadura parlamentaria en la que la ley no rige, sino el revanchismo y el capricho de la mayoría.
Jazmincita Narváez evidenció tres cosas: que en su movimiento Añetete cada uno anda como carretilla (por su cabeza), que no le importan las posiciones asumidas por el Presidente o que el líder de su movimiento, el number one, actúa para los flashes de una forma y por dentro dispone todo lo contrario.
Imposible creer en la versión de Jazmincita de que supuestamente no se enteró ni leyó las declaraciones de Mario Abdo sobre lo actuado por la Junta Municipal, que designó a “Kelembu” como intendente.