En un afán de figureterismo en su máxima expresión, el asesor presidencial Dani Centurión postea fotos de los recorridos del Presidente, pero pequeño detalle, él se coloca como centro principal en las fotografías, transgrediendo toda lección básica de protocolo y comunicación.
Dani arrancó con todo su campaña prointendencia de Asunción y a toda costa quiere ganarle la pulseada a Ullón, quien también se perfila como candidato.
Vaya incoherencia de los del grupo de Lugaucho. Carlitos Filizzola y Cía., repudiando y con justa razón el régimen estronista, pero al mismo tiempo reivindicando la dictadura de Maduro. ¿En qué quedamos?
Ciego, sordo y mudo. Así se resume la conducta del Ejecutivo con respecto a los festejos de la caída hace 30 años de la dictadura o inicio de la democracia. Es que sus referentes se vendaron los ojos para no ver las manifestaciones de la ciudadanía, se taparon los oídos para no escuchar las críticas sobre las “señales continuistas” y se cosieron la boca para evitar responder sobre las vejaciones del pasado y hablar de los desafíos del mañana.
Como si fuera poco, el number one se atrincheró en Ciudad del Este el fin de semana, sin haber programado absolutamente nada para al menos conmemorar el fin de un gobierno tirano.
Salvo una tímida declaración presidencial, presionado por la prensa, optó por dar olímpicamente la espalda a una gesta que significó en 1989 el inicio del gran cambio en Paraguay. ¡Increíble!
Es paradójico, algunas de las recientes autoridades accedieron al poder (Ejecutivo y Legislativo) gracias a la competencia en igualdad de condiciones que otorga el ejercicio pleno de la democracia.
Pero… en el fondo, existe una “admirable” coherencia, ya que familiares de quienes hoy son “autoridá” obtuvieron su fortuna gracias a la dictadura de Alfredo Stroessner.
La petrolera Patricia, el trucho Rodolfito y “clavo” Miguelito forman parte de un grupo de “intocables” porque al parecer para la justicia existen “selectos” que pueden gozar de impunidad. Parece que en el país solo hay castigos para unos pocos. Nada es para siempre y todo cambia, así que… en algún momento caerá la estantería de estos “protegidos”.