Vidal Acevedo, representante y activista del Servicio Paz y Justicia Paraguay (Serpaj), considera que la reglamentación hecha por la Comisión Nacional de Objeción de Conciencia con respecto al Servicio Militar Obligatorio (SMO) es una “medida totalmente descabellada”.

“Podríamos pensar que solo se busca sacar plata a los jóvenes con esto. Este consejo hubiese impulsado políticas de empleo. Realmente es una medida muy descabellada la idea de esta comisión. Nosotros, desde el Serpaj, desde que comenzó esto criticamos el anteproyecto porque tiene varios artículos de la ley que van en contra de la Constitución Nacional”, sostuvo en declaraciones a Radio Ñandutí.

Cuestionó el trabajo de Miguel Godoy como defensor del Pueblo porque considera que “le queda bastante grande el cargo”. Opinó que Godoy tiene que defender a la ciudadanía, pero que “este señor lo primero que hace es impulsar multas y nada más y nada menos con medidas descabelladas”.

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Además, criticó la idea que se tenga que vincular un documento que es de cada ciudadano como el pasaporte o un registro de conducir con el hecho de hacer o no el servicio militar obligatorio. “Nos parece totalmente descabellado lo que hace este consejo, sinceramente no sé qué calificativo darle”, afirmó Acevedo.

En cuanto a las multas establecidas por la ley de objeción de conciencia, mencionó: “La multa es una tasa militar que está dentro de la Ley 569/75; ni en la época de Stroessner se implementaron las tasas militares y ahora Bernardino Soto Estigarribia, ministro de Defensa Nacional, quiere impulsar con el defensor del Pueblo desde enero. Yo pregunto: ¿por qué no se gasta el tiempo en tratar de impulsar el primer empleo a cambio de perder el tiempo en querer penalizar a los jóvenes? La Secretaría de la Juventud debería impulsar políticas que van a favor de los jóvenes y no en contra”, sentenció.

Estimó que existen 250.000 objetores que estarían en condiciones de hacer un servicio social o civil obligatorio. Cree que no debería ser así, debido a que “un servicio social no puede ser obligatorio”. Alegó que se trata de “una contradicción”. Agregó: “Muchos jóvenes tienen problemas de conducta, pero no se les va a corregir con un año de cuartel, eso es un pensamiento autoritario y estronista”, finalizó.

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