El presidente de la Repú­blica, Mario Abdo Benítez, cuenta con no pocos “palos en la rueda” dentro de su pro­pio entorno de colaboradores que no le permitieron man­tener una gestión armónica y alejarse de los permanentes escándalos. Aquí saltan los nombres de Patricia Samudio, Eduardo Petta y Luis Alberto Castiglioni.

La pionera en provocar “dolo­res de cabeza” al mandatario fue la presidenta de Petróleos Paraguayos (Petropar), Patri­cia Samudio, quien a semanas de haber asumido el cargo fue salpicada por varios hechos irregulares, motivo que obligó a Abdo Benítez a abrir una auditoría en la institución.

El ministro de Educación y Ciencias Eduardo Petta no se escapa de la lista de los “tran­queitor”, debido a los pro­blemas que mantuvo con la docente y ex viceministra de Educación Nancy Ovelar, que desató un fuego cruzado den­tro de una las más importantes carteras del Gobierno.

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La guerra entre Petta y Ovelar se había iniciado después del anuncio de una investiga­ción a la que será sometido José Carlos Gorostiaga, docente del MEC y esposo de la ex funcio­naria, quien estaría vinculado a uno de los consorcios contra­tados por el ente para las fis­calizaciones de obras en las escuelas. El conflicto generó la destitución de Ovelar.

El ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor, también fue uno de los cooperantes en cuanto a problemáticas, sin embargo, el jefe de Estado aún persiste en otorgarle su confianza. Uno de los princi­pales cuestionamientos pro­venientes de la ciudadanía se centra en la supuesta falta de políticas en materia de segu­ridad, teniendo en cuenta los hechos recientes como la fuga de criminales de la Agrupa­ción Especializada. Otro de los hechos escandalosos que obli­garon a Abdo Benítez a tomar una rápida acción fue la denun­cia de acoso contra el ex titu­lar de Migraciones Julián Vega. El ex funcionario fue recrimi­nado durante un curso reali­zado en Taiwán, por una de las traductoras del país oriental.­

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