Por Ricardo Rivas, corresponsal en Argentina para la Cumbre del G20
Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos desde el pasado viernes en Buenos Aires en el marco de la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) hicieron un llamado al multilateralismo y reconocieron al “comercio internacional y la inversión” como “importantes motores de crecimiento, productividad, innovación, creación y desarrollo”.
En claro desafío a los Estados Unidos, la declaración del G20 reafirma también que los líderes “continuaremos abordando el cambio climático y promoviendo el desarrollo y crecimiento sustentable”.
“Reconocemos la contribución que el sistema de comercio multilateral ha hecho en ese sentido”, agrega el texto, que abre paso a eventuales reformas a las estructuras y procedimientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) porque “actualmente el sistema está fallando en alcanzar sus objetivos y hay lugar para mejoras” y le fijan un primer plazo a quienes conducen esa organización, ya que “revisaremos su progreso en nuestro próximo encuentro”, que será en Tokio, Japón, en diciembre del 2019.
En el mismo sentido, en el documento, los líderes globales exhortan al “Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial para que trabajen con prestatarios y acreedores para mejorar el registro, el monitoreo y la transparencia de la información de las obligaciones de la deuda pública y privada”.
Asimismo, le exigen al Fondo que revise “la condicionalidad del programa (de ese organismo multilateral para otorgar préstamos) y su política de (imponer) límites de deuda” a los países que consideren asistibles”.
El documento, que se extiende a lo largo de 40 carillas redactadas en inglés, da cuenta de que los mandatarios renuevan su compromiso con “la implementación y finalización completa, consistente y en tiempo de la agenda de reforma financiera (internacional) acordada” al igual que a “la evaluación de sus efectos” con el objeto de establecer un “sistema internacional moderno, justo y sostenible”.
“La política monetaria va a continuar apoyando la actividad económica y asegurando la estabilidad de los precios, en consistencia con los mandatos de los bancos centrales”, precisa el texto.
En lo que concierne al empleo resaltaron el compromiso “de construir un futuro del trabajo inclusivo, justo y sustentable” para “promover el trabajo decente, entrenamiento vocacional, desarrollo de habilidades” que contemple “el reentrenamiento de trabajadores” para mejorar “las condiciones laborales en todo tipo de empleo”.
Reconocen, además, “la importancia del diálogo social” para desarrollar nuevas condiciones laborales para incluir “el trabajo a través de las plataformas digitales, con foco en la promoción del trabajo formal y fortaleciendo los sistemas de protección social”.
“Para equiparar a nuestros ciudadanos para cosechar los beneficios de las innovaciones tecnológicas”, en la declaración de cierre de las deliberaciones los mandatarios se comprometen a “promover la coordinación entre empleo y educación equitativa de calidad, para desarrollar estrategias comprensivas” en “competencias claves tales como aprender a aprender fundamentos y habilidades digitales, en un aprendizaje desde la infancia con una perspectiva para toda la vida”.
Los jefes de Estado y de Gobierno, asimismo, abogaron también por alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ONU) y, dentro de ese marco, “incentivar la cooperación Sur-Sur”, profundizar el apoyo al continente africano y luchar contra los flujos financieros ilícitos que perjudican los recursos naturales”.
El Acuerdo de París –que un año antes, cuando el G20 se reunió en Hamburgo, Alemania, provocó la ira del presidente norteamericano Donald Trump, quien decidió retirarse de ese compromiso– volvió a primer plano.
“Una economía fuerte y un planeta sano se refuerzan mutuamente”, puntualiza el texto, que reconoce claramente la relevancia de las “estrategias integrales de adaptación” socioeconómica para enfrentar el calentamiento global y desarrollar infraestructuras “resistentes a los eventos climáticos extremos”.
Los firmantes del Acuerdo de París, que también se unieron al Plan de Acción de Hamburgo, reafirman que (aquel compromiso) “es irreversible y se comprometen a su completa implementación, reflejando responsabilidades comunes, pero diferenciadas y capacidades respectivas, a la luz de diferentes circunstancias nacionales”, por lo que “continuaremos abordando el cambio climático y promoviendo el desarrollo y crecimiento sustentable”.
A la finalización de los anuncios, el clima que se percibió entre los organizadores fue de clara distensión luego de horas de máxima tensión.
“Finalmente, hubo consenso”, dijo a este corresponsal uno de los más relevantes sherpas de la Cumbre G20, que cerró en Buenos Aires después de dos días de gran intensidad y un largo año en el que las reuniones preparatorias del cónclave –por lo menos– no fueron sencillas.
“Hasta el último minuto negociamos –explicó el informante– porque los representantes de los líderes discutieron, en algunos casos, hasta las puntuaciones que podrían darle un sentido distinto al deseado al texto que decidimos llamar “Construyendo el consenso para un desarrollo justo y sostenible”.
A la pregunta de si hubo ganadores y perdedores, el informante fue concreto: “Todos ganamos algo y algunos perdieron un poco. Así son las negociaciones y en ese contexto se construyen los consensos. Ahora hay que empezar a trabajar para llegar dentro de un año a Tokio para revisar lo que todos hicimos”.