Suman y siguen las repartijas de cargos públicos para los amigos añetete, sin importar la idoneidad. Un tal Benegas, conocido por su noble labor de parrillero, ahora fue designado como síndico de Capasa, con un salario de G. 16 millones al mes.

Benegas es el mismo que en un audio reconoció que llenó de firmas falsas las planillas para el famoso “firmatón”. Posteriormente, querelló a dos abogados cartistas por difamación y calumnia y esa acción, ahora, fue compensada con el apeti­toso cargo. ¡El gobierno de la gente, pero para la gente de Mario Abdo!

Otro beneficiado con un zoquete en su carácter de asesor de doña Paty en la petrolera estatal es un tal Careaga, íntimo amigo de Renolfito, el manoteador de almuerzos escolares. Tan buen amigo del guaireño es que el senador “mau” ni se inmuta cuando Marly le pasa el bronceador por el rostro. ¡Chúlina!

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Mario Abdo se fue ayer a saludar al gran Humberto por el aniversario de su radio. Pero vaya coincidencia, justo en la entrada de la emisora estaba un cronista del canal del contrabandista azucarado y logró una “exclusiva” con el presidente. Los demás medios fueron rajados para no molestar al number one, pero cuando se trata del medio del tío del ministro de comunicaciones, bienvenido sea. ¡Qué lindo!

“La intromisión de poderes ya está terminando en Paraguay”, declaró ayer el diputado D’Ecclesiis tras reunirse con Mario Abdo. Supuestamente no hablaron del caso de su cuñada presa por supuestos vínculos con el narcotráfico. Claro, dialogaron sobre el título 42 de Olimpia, segurísimo. Coincidente­mente, ayer también los abogados de la cuñada pidieron la revocación de la medida de prisión.

La radióloga experta en obras ayer estuvo alardeando en su área de influencia, el tuiter, de una reunión que mantuvo con miembros de la Cámara de Comercio de la ciudad de Alberdi. Según dijo, el tema principal de la reunión fue “la transitabilidad a la ruta Villeta-Alberdi”. Supone­mos que ya tendrá una radiografía del problema.

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