“Cucho” es el nuevo hit de la primavera. Al parecer, la caída del jefe narco del Este se hizo sin el completo conocimiento del ministro de la Senad y menos aún de la máxima autoridad del Ejecutivo, al menos respecto a los alcances. Lo que se creía sería un golpe a una organización criminal con su respectivo efecto mediático terminó por irse de las manos.
El propio ministro Giuzzio se encontraba de viaje en Argentina en una cuestión protocolar perfectamente suspendible si se hubiera dimensionado bien el tamaño del asunto.
En un principio se trató inclusive de querer atribuirle el mérito totalmente al nuevo Gobierno. Cosa bastante descabellada para alguien con un mínimo de conocimiento de este tipo de operaciones. No se hacen en 15 días, sino, como se aclaró enseguida, llevó más de 6 meses de trabajo conjunto entre la Fiscalía y la Senad. O sea, no fue un trabajo de esta administración.
El diputado Quintana, quien ya a esta altura debía ser llamado “narcodiputado” por la prensa impoluta, pero como es de Añetete, la duda lo beneficia, era muy de las fotos con todo el mundo. Sobre todo con sus compas de lucha… como las fotos con la impoluta Gata Flora, entre otros próceres, que decoran las redes.
Hasta ahí todo bien… O más o menos… El drama es que “Cucho” también es muy de las fotitos con famosos… La historia no termina ahí ni por si acaso… El show de fotos de los implicados parece no tener fin…
El viernes empezó a circular una bella instantánea con el propio Marito, en la propia casa de Marito, abrazados como grandes amigos, y regalando ambos una hermosa sonrisa.
No pasó una hora hasta que la maquinaria de prensa amiga, la prensa oficialista, lanzó la afirmación, sin dejar lugar a dudas, de que la foto era un montaje… Una foto trucha aseguraban sin desparpajo, y hasta decían que lo habían confirmado. Nunca se supo por quién… Ya que 20 minutos después el propio Presidente prácticamente aceptaba la autenticidad de la foto, diciendo en su defensa que no conocía a “Cucho” y que simplemente había ido ahí como otros adherentes y había pedido la instantánea.
Dos conclusiones: primero, Mario Abdo debería reforzar su seguridad y conocer mejor a su entorno, porque si te meten a un capo narco en tu estar íntimo es para preocuparse; segundo, los muchachos del grupo Vierci deberían dejar de ser más papistas que el Papa.